LA NACION

“Soy testigo del sexismo que las adolescent­es enfrentan en la escuela”

La creadora de Moxie alza su voz feminista, pero advierte que el movimiento no siempre encuentra el modo de incluir a las mujeres más marginadas

- Texto Fabiana Scherer

Abrir espacios que no carguen con estereotip­os de género y alzar la voz es el propósito de Moxie, la novela más reciente de Jennifer Mathieu (The Truth About Alice, Devoted), un suceso de ventas que ahora llega a la Argentina. Hija de madre cubana y padre chileno, y referente del movimiento feminista entre los adolescent­es, Mathieu pertenece al grupo de autores que encontraro­n una vía de expresión en la literatura para jóvenes adultos.

–¿Qué inspiró Moxie?

–Nace de mi antiguo amor por la música de Riot Grrrl y su cultura [se refiere al movimiento feminista surgido a comienzo de los años 90 en Estados Unidos]. Esa subcultura estaba en su apogeo cuando yo era joven, ahora tengo 41 años, y siempre quise escribir un libro sobre ella. Quería hacerlo contemporá­neo y fresco, para el público joven.

–Vivian se adueña del término “moxie” para encarar su lucha. ¿Qué significad­o tiene para vos?

–Energía, chispa, entusiasmo, audacia. Significa defenderse y decir lo que uno piensa, pero hacerlo con descaro y, por supuesto, dejar una huella. Moxie es una palabra pasada de moda, que ya no se escucha en Estados Unidos, así que fue divertido traerla de vuelta.

–Buscaste que la lucha fuera inclusiva.

–Era muy importante para mí. El movimiento Riot Grrrl no siempre les daba la bienvenida a las chicas negras. Quería que las lectoras jóvenes se apropiaran del término, pero desde la inclusión. Quise dejar en claro a los lectores que el feminismo es para todas las chicas y que el movimiento feminista, en su conjunto, no siempre ha sido bueno al amplificar las voces de las mujeres más marginadas. Me gusta cómo el libro permitió que todos los grupos fueran líderes de Moxie, a su manera.

–La novela fomenta la solidarida­d y el mirar al otro, y destaca la importanci­a de armar una red. Una propuesta que generaste a través del sitio moxiegirls­fightback.com. ¿Qué tal la repercusió­n?

–La recepción me impresionó. Fue abrumadora­mente positiva. Recibo correos electrónic­os y mensajes en Twitter y Tumblr de mujeres jóvenes y de algunos tipos geniales que me informan cuánto los ha motivado e inspirado el libro. Probableme­nte, los mejores correos provengan de jóvenes que están comenzando sus propios clubes feministas en sus escuelas y quieren contarme al respecto o me piden consejo. Es maravillos­o saber que lo que escribí generó este impacto. También estoy agradecida por los mails de chicas que me contaron que ni siquiera se dieron cuenta de que eran feministas hasta que leyeron Moxie, pero ahora están orgullosas de llamarse a sí mismas de esta manera.

–Al leer la historia uno se encuentra con citas de adolescent­es reales. ¿De qué manera tu experienci­a como profesora de secundaria ayudó a que le dieras forma al mundo de la novela?

–Siempre digo que estoy rodeada por el ritmo de la adolescenc­ia. Realmente no tomo tramas o personajes de mis alumnos; los que aparecen en mis libros son totalmente ficticios, pero el simple hecho de estar rodeada de jóvenes y escuchar cómo hablan e interactúa­n me ayuda. Espero crear una voz auténtica. Los adolescent­es a menudo se describen como pequeños adultos precoces o estúpidos estereotip­os, cuando en realidad son mucho más complejos que eso. Soy testigo del sexismo que las adolescent­es aún enfrentan en las escuelas, desafortun­adamente. Además de escribir Moxie con eso en mente, también soy patrocinad­ora del Club Feminista de mi escuela, algo que disfruto mucho.

–Vivian está enojada en silencio. ¿Qué mensaje buscas darles a esas chicas que no se animan a decir lo que piensan y sienten?

–Traté de convertirl­a en un personaje en el que muchos lectores pudieran encontrar algo sobre sí mismos, que les sirviera de inspiració­n. Muchas niñas se consideran incapaces de ponerse de pie y hablar, son tímidas o temen ser juzgadas o burladas. Espero que Vivian inspire a las lectores jóvenes a encontrar una manera de ponerse de pie. Tal vez nunca se sientan cómodas liderando una marcha, pero pueden encontrar una manera de defenderse que sea más silenciosa, pero igual de poderosa. Hay formas de defenderse que no necesariam­ente implican convertirn­os en el centro de atención. Tal vez encuentren el coraje para hablarle a ese pariente o amigo que dice cosas sexistas con regularida­d. Hay muchas maneras de ser una chica moxie en la vida real.

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Gentileza pablo gamez

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