Es la vida
Tan solo con revisar ligeramente el proyecto de ley que se debatirá en el Senado es fácil advertir la engañosa terminología que se utiliza. 1) En primer lugar, se coloca a modo de título “interrupción voluntaria del embarazo”, cuando en rigor de verdad debió decir “eliminación voluntaria de la vida intrauterina”. 2) Se habla de la “mujer o persona gestante”, dando a entender que se trata de dos naturalezas diferentes, como afirmando que la mujer no es persona o, que la persona gestante no puede ser una mujer. 3) Debido a la cantidad enorme de permisos para abortar, la eliminación del feto se puede producir hasta escasos segundos antes de que esta personita por nacer vea la luz. Sin extenderme demasiado, basta con leer los cuatro incisos que se proponen para reformar el art. 86 del Código Penal, donde incluso en el cuarto se habla de vida extrauterina, con lo cual, volvemos al principio, se trata de fulminar la vida intrauterina. 4) Los médicos no podrán manifestar al paciente consideraciones personales, religiosas o axiológicas, manejándose solo como máquinas expendedoras de abortos. 5) La registración de los médicos como objetores de conciencia solo será válida respecto al establecimiento en el que desarrollen su profesión, más no en forma general. 6) Cada establecimiento deberá llevar un registro de los médicos objetores, debiendo informar de esto a la autoridad de salud de su jurisdicción, con lo cual, se legalizará la creación de verdaderas “listas negras”. 7) Se prohíbe la objeción de conciencia institucional. Existen otra infinidad de razones. Si en lugar del color verde, las militantes del aborto utilizaran el rojo, nos quedaríamos perplejos al observar como el mundo se va tiñendo del color de la sangre derramada de tantos inocentes. Con el respeto que me merecen los legisladores, les recordaría, aunque algo modificada, una frase que se usó en otras latitudes y con otro objeto: ¡Es la vida, estúpidos!
Francisco García Santillán DNI 10.661.522