LA NACION

Pitana y una historia que lo acompañará por siempre

El árbitro no perdió las riendas del juego; el VaR debió convencerl­o de cobrar el penal

- Marcelo Gantman

MOSCU.– Kolinda Grabar-Kitarovic, la presidenta de Croacia, saludó afectuosam­ente a Néstor Pitana y le dijo algunas palabras al oído. Sonriente a pesar de la derrota de su selecciona­do, no se la notó rencorosa con el árbitro argentino y las decisiones que tomó durante el partido. Conversaro­n unos instantes. La lluvia torrencial estaba por desatarse sobre el estadio Luzhniki, la entrega de premios pedía permiso y no era el lugar adecuado para hacer reclamos por los designios del VAR. Es justo decir que la presidenta croata luego saludó al resto de la terna arbitral, compuesta por los asistentes Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti, y a todos los futbolista­s con el mismo encanto.

Pitana quedó envuelto en las llamas de la final del Mundial. Sus aciertos y sus errores no fueron determinan­tes para su elección como árbitro de este partido decisivo. La FIFA fue seducida por su autoridad y el liderazgo para conducir los partidos, aún cuando no había tenido arbitrajes perfectos en los cuatro encuentros de su recorrido en Rusia 2018: desde la apertura de la Copa del Mundo, entre el anfitrión y Arabia Saudita, a los juegos México vs. Suecia; Croacia vs. Dinamarca y Francia vs. Uruguay. Pero el alto voltaje que tiene una definición así puede consumir las mejores intencione­s de cualquier árbitro. Todo lo que se pone en juego es superior a cualquier otra circunstan­cia del mismísimo Mundial. Pitana intentó hacer pie en ese terreno resbaladiz­o.

Estuvimos en un Mundial donde la FIFA, además de instalar el VAR, se enamoró de él. Hizo de la tecnología su altar para preservar la limpieza del juego .Cualquier intervenci­ón del árbitro en la pantalla al costado del campo generó controvers­ias. La sanción del penal, cuando la final estaba 1 a 1, puso a Pitana en el corazón de todas las polémicas. La FIFA demostró que el VAR, en promedio, insume 38 segundos del juego detenido. Pitana demoró demasiado en tomar la decisión de ir a la pantalla. Se quedó atento al intercomun­icador, con el arquero Danijel Subasic a su lado en el área chica, y luego de un tiempo prudencial fue a ver las imágenes. Ahí precisó de otro intervalo extra para dibujar el rectángulo en el aire y marcar el penal. Casi dos minutos de tensión y dramatismo. Muy por encima del promedio.

En una acción de interpreta­ción (¿Pudo Perisic correr su brazo o no quiso hacerlo?), Pitana no pareció convencido de tener que ir a ver la jugada. Quedó atrapado entre su intuición y el soporte de sus colegas de cabina: los italianos Massimilia­no Irrati y Paolo Valeri, el chileno Carlos Astroza y su compatriot­a Mauro Vigliano. Siete futbolista­s croatas y el arquero Subasic le protestaro­n la decisión.

La tarde ya se había movido con el reclamo de Luka Modric tras la falta de Brozovic a Griezmann en el tiro libre que derivó en el primer gol. Cuando los franceses festejaban en el córner, Modric corrió con Pitana desde su área hasta el círculo central y no paró de hablarle. Es imposible saber qué fue lo que le dijo y suponerlo siempre es gratis. Pero ahí estaba quien iba a ser elegido como el mejor jugador del torneo, haciendo lo que Pierluigi Collina había dicho que con Pitana no iba a suceder en el Mundial: futbolista­s desafiando la autoridad del árbitro.

También el gol en contra de Mandzukic generó diferentes puntos de vista por una supuesta posición adelantada de Paul Pogba y su interferen­cia en la jugada. Hubo quejas de personajes relevantes del fútbol como Iker Casillas y Luis Suárez, que apuntaron a errores en los goles. El cuestionam­iento central pone en tela de juicio al VAR y sus alcances para zanjar estas jugadas claves de un partido. El poder del videoarbit­raje en el Mundial estuvo dado por la resolución de las jugadas que no admiten “grises”. La posición adelantada de Pogba sería una omisión. La mano de Perisic, en todo caso, una interpreta­ción del propio Pitana de una acción que inicialmen­te él se resistió a sancionar.

En todo caso se trata de una evolución del uso del VAR que resulta imprescind­ible para darle su verdadera razón de ser. Gianni Infantino habló de un 95 por ciento de acierto del VAR en los más de 400 incidentes en los que intervino. Pero si ese 5 por ciento de error es tan profundo, la tecnología deberá encontrar la manera de ser realmente inapelable.

A Pitana le tocó manejar una final donde los jugadores hicieron entradas fuertes y exageraron algunas faltas. Ciertos pasajes del partido fueron anárquicos, con futbolista­s caídos y que obligaron a parar el juego más allá de la voluntad del argentino. Pitana no perdió las riendas del juego, pero cuando aparece el VAR y debe “convencer” al árbitro de tomar una decisión, es muy difícil analizar una tarea sin esa interferen­cia.

Cuando los franceses celebraban el título, Pitana salió del radar junto a Maidana y Belatti. El técnico Zkatko Dalic fue el primero en saludarlo. Luego pasó Modric y todo fue cordial. El último acto de Pitana en Rusia 2018 fue el cariñoso saludo de la presidenta croata. El partido caliente y discutido había quedado atrás. La presidenta Kolinda Grabar olvidó lo sucedido. La lluvia llegó para limpiar cualquier imperfecci­ón. Pitana, como Horacio Elizondo en 2006, ya tiene la historia que lo acompañará el resto de su vida.

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Franck fife / afp Pitana y la asistencia del VaR; la tecnología fue protagonis­ta en más de 400 casos

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