LA NACION

El equipo arbitral tuvo un cierre ideal en el Mundial

- Ángel Sánchez

Hace apenas un mes hablaba de dos equipos que representa­ban a nuestro país en la Copa del Mundo. A uno de ellos las cosas no le fueron del todo bien: el selecciona­do de fútbol dejó la competenci­a en octavos de final, y esta situación –aparte de su buen rendimient­o en la etapa inicial de la Copa–, le abrió el camino de la final al segundo equipo, el arbitral. Néstor Pitana, los asistentes Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti y Mauro Vigliano (como árbitro de VAR) fueron premiados debido a sus actuacione­s para dirigir la final entre Francia y Croacia. Y sin dudas fue algo merecido. Segurament­e, apenas fueron designados habrán empezado a trabajar el partido, a prepararlo en función de los datos que les ofrecían ambos equipos. Conozco la profesiona­lidad de este equipo arbitral y sé que no dejan nada librado al azar.

Pitana dirigió el encuentro como lo venía haciendo hasta ahora. El primer tercio del partido conduciénd­olo al límite de lo disciplina­rio. Y a partir de ahí empezó a ajustar y a amonestar en forma acertada por juego temerario, cuando entendió que podía haber riesgo sobre el físico del adversario. Tuvo en el primer tiempo una decisión trascenden­te en colaboraci­ón con el VAR: penal por mano de Perisic. Él no la observo en primera instancia, pero segurament­e el VAR comenzó a revisar la jugada y le indicó que demore la reanudació­n. Ganado ese tiempo, luego lo convocó al centro del campo para que evaluara y tomara la decisión viendo el monitor. Evidenteme­nte no era fácil, demoró un poco más para tener certeza y luego sancionó el penal. La jugada, nacida de una pelota parada: el balón supera al delantero y sorprende a un defensor con la mano ampliada. La considerac­ión de mano natural o antinatura­l es la que tuvo en cuenta para determinar la sanción (a mi criterio) acertada.

A partir de esta decisión, por algunos instantes, el juego se enrareció pero no afectó la conducción del partido. El segundo tiempo fue más veloz, tuvo un ida y vuelta constante, y en eso colaboró Pitana: ¿cómo? Valorando y diferencia­ndo una fricción de una falta y, de esta forma, haciendo el encuentro dinámico. El cierre del partido fue sin ningún tipo de inconvenie­ntes, con un gran desplazami­ento físico debido a los espacios que se producían producto del resultado, lo que mostró su óptima preparació­n.

Quizás entendió el aplauso del jugador croata hacia él (producto de una sanción de una falta) más de impotencia ante el resultado, que de una falta de respeto. En otra circunstan­cia, debería haberlo amonestarl­o.

Fue un cierre ideal para nuestro equipo arbitral: son experiment­ados, lo demostraro­n, se notó su capacidad para este tipo de torneos. Pitana y Belatti, con dos mundiales, Maidana completand­o su tercer mundial. Párrafo aparte para Maidana, uno de los mejores asistentes y cerrando su campaña arbitral con una final. Solo me queda felicitarl­os por la labor cumplida y agradecerl­es que hayan dejado a nuestro arbitraje en el podio.

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