LA NACION

Su cuerpo fue arrojado en un arroyo oculto en una heladera y ahora su familia exige justicia

La víctima tenía 22 años y era madre de dos hijos; por el brutal asesinato está detenida su pareja; para poder afrontar los gastos de ser querellant­es, los familiares organizan rifas y peñas

- Gastón Rodríguez

La familia de Yésica Noguera, cuyo cuerpo apareció dentro de una heladera arrojada a un arroyo de Lomas de Zamora, en noviembre de 2017, exige justicia. Con pocos recursos económicos pero mucha voluntad pudo pagar los honorarios de un abogado.

“Para la gente humilde –explica Daniela, la prima de Yésica que asumió el reclamo– es muy duro el acceso a una causa, vas todos los días a la fiscalía y te dicen que el expediente está en despacho o directamen­te no te atienden. Con un profesiona­l que te patrocine es más fácil. Lo pudimos contratar con mucho esfuerzo, organizand­o rifas y peñas, pero lo hicimos porque queremos que la muerte de Yésica no quede impune como la de tantas otras mujeres pobres”.

El 6 de noviembre pasado, Yésica, una joven de 22 años y madre de dos hijos, dejó de responder los mensajes que llegaban a su teléfono celular. Según la reconstruc­ción de los investigad­ores, ese día su pareja, Miguel Damián Ortiz, la golpeó y la estranguló en la casa que compartían en Ingeniero Budge.

Después la metió en una heladera y esperó hasta la noche para arrojarla en el Arroyo del Rey, en la localidad de Parque Barón. Pasó una semana hasta que un cartonero que recorría la zona encontró la heladera en una de las orillas. Al abrirla se espantó. El agua había descompues­to el cadáver y recién el 22 se pudo confirmar la identidad. Un tío de Yésica reconoció el piercing en el ombligo y el anillo en el dedo anular de la mano derecha.

El mismo día, la policía bonaerense detuvo a Ortiz, de 29 años y apodado Chori, en una casa de Alejandro Korn, partido de San Vicente, donde se había escondido luego del crimen.

“Nos presentamo­s en los tribunales de Lomas de Zamora para ver el expediente, pero nos dijeron que no podíamos porque no éramos querellant­es. En ese momento tomamos la decisión de contratar un abogado”, recuerda Daniela.

A fines de diciembre pasado, anticipánd­ose a la feria de verano, la familia de Yésica se presentó en la causa como querellant­e a través del abogado Carlos Villar. Lo que aún restaba saber era de dónde iban a sacar la plata para pagar sus servicios.

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Mauro alfieri Saturnino Noguera y Daniela Riveros, padre y prima de la víctima, piden justicia

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