LA NACION

El método es la magia: por qué le va tan bien a la selección

- Andrés Eliceche

Que la aFa haya echado a Sampaoli es un dato casi irrelevant­e. al final, se trata de un apellido más fagocitado por la lógica que domina a los dirigentes del fútbol argentino, incapaces de atender los problemas de fondo. Se apila este nombre a los de los otros cinco que ocuparon el cargo de entrenador de la selección argentina de mayores en los últimos diez años: Maradona, Batista, Sabella, Martino y Bauza. El listado es suficiente para advertir un rasgo: no hay detrás de esas elecciones una búsqueda coherente sino apenas bandazos de un lado a otro detrás del técnico de las encuestas, el de moda o el que quedaba a mano después de que otros dijeran que no. ¿Por qué creer que el próximo paso no será otra manera de seguir retrocedie­ndo?

Haber quedado fuera del Mundial en los octavos de final es un triunfo si se compara cualquier resultado futbolísti­co de la argentina con el ecosistema que le da forma. ¿Qué ha hecho la aFa para merecer algo mejor? no hay un proyecto integral que prepare a un futbolista para ser parte de la selección durante muchos más años que los que le dan marco a la etapa formativa. no, al menos, desde la salida de José Pekerman en 2006. aquella camada integrante del plantel que ganó el Mundial Juvenil 2007 que dirigía Hugo Tocalli, acaba de mostrar en Rusia que también para ellos los mejores tiempos son los que pasaron: Di María, agüero, Mercado, Fazio y Romero (ausente en este Mundial) son la representa­ción de todo lo que se hizo bien pero se abandonó.

En su carrera autodestru­ctiva, la aFa de Grondona también aplicó la regla de la urgencia para los procesos juveniles. Batista, Perazzo, Trobbiani, Humberto Grondona y Úbeda –este último elegido por armando Pérez– dirigieron a la Sub 20 en los últimos cinco Sudamerica­nos, que se realizan cada dos años: manotazos que suelen terminar mal. En tres de esas cinco ocasiones se consiguió la clasificac­ión al Mundial de la categoría: solo en colombia 2011 superó la etapa de grupos. Y nadie sabe quién estará al mando del equipo en el próximo Sudamerica­no, en chile.

Pero hay algo más significat­ivo que esos datos duros: apenas cuatro jugadores de esos ocho planteles –los cinco Sudamerica­nos y los tres Mundiales– escalaron hasta un Mundial de mayores. Un cosecha mínima, que deja en evidencia lo mal que se sembró. no hay magia, hay método: cuando se carece de él, se ven las costuras.

“En el fútbol, si un tipo puso dinero, pues ya lo puso y ya por eso sabe de fútbol y toma decisiones y pone al técnico que se le ocurre.” la analogía del Patrón Bermúdez –parte de una interesant­e entrevista del suplemento Enganche del diario Página/12 del último sábado– explica en esas pocas palabras una parte central del problema que ha llevado al fútbol argentino a este punto de quiebre. no hay por encima del Sampaoli del día el trazo grueso de un plan.

ninguna solución puede descansar en una persona. Quizás ahora, con el agua al cuello, piense claudio Tapia que llegó el momento de pensar en grande. Que no era Sampaoli el punto. Que tampoco lo será el que agarre la sortija que él mismo ofrezca en la calesita infernal de la aFa. Que mejor sería juntar los que saben de fútbol y no solo de arreglar o desarregla­r contratos. Que así seguro se podrían identifica­r mejor tantos errores acumulados, analizarlo­s y ponerlos en perspectiv­a, para achicar el margen de repetición que viene dándose. Que solo de una mirada hacia adentro podría nacer una mejor hacia afuera.

o no. También puede Tapia contratar al técnico que le venga en gana y decir que es “el mejor del mundo”. Porque los gustos hay que dárselos en vida.

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