LA NACION

Cristiano juega a ser diferente y desafía los límites, ahora en Italia

El crack, de 33 años, buscará repetir en turín, con Juventus, la gloria conseguida en Manchester y Madrid; el objetivo: ser parte del todo

- Ariel Ruya

El Mundial es sabio: envía un mensaje que debería ser escuchado. Más allá del implacable balón detenido, del uso de la tecnología, del relativo valor de la posesión y de la vigencia del manual del contraataq­ue, hay otra lectura. Se acabó el tiempo del personalis­mo, del salvador, estilo Maradona en 1986. Lionel Messi fue un fiasco, Neymar quedó encapsulad­o en las bromas y Cristiano duró un suspiro arrollador. Las estructura­s –grita el fútbol de hoy–, deben respaldar a los genios. Contenerlo­s, guiarlos, no contemplar­los como dioses: son uno más –con obligacion­es–, dentro de un todo. Cristiano es uno de los mejores. Tal vez, el mejor: trayectori­a, títulos, goles, potencia, personalid­ad, cabeza, ambición. En su presentaci­ón en Juventus, muestra sus dientes: “soy diferente a los demás”. Hay una trampa en sus palabras: solo no va a poder conseguir el octavo título seguido de Juventus y, sobre todo, solo no va a poder lograr la Champions League, la obsesión del popular conjunto de Turín.

La presentaci­ón del crack portugués de 33 años y de cuatro goles en la discreta ruta de Portugal por Rusia, es propia de una leyenda. Lo tiene todo: un encuentro entre dos colosos. Su ambición es un desafío para todos, hasta para el mismo Messi, de brillante y eterno cobijo en Barcelona. Surgido en Sporting de Lisboa –un título–, en Manchester United y en Real Madrid, rodeado de estrellas, aunque siempre con su luz principal, logró la cúspide. Diez títulos en Inglaterra y 16 en el Madrid y, entre ellos, cinco Champions League. Hasta consiguió, en los últimos años –cada día más grande, cada día mejor–, la Eurocopa 2016 con Portugal, un reto que otras figuras mundiales no lograron en sus seleccione­s. Pero el 5 de febrero cumplirá 34 y el declive físico a todos llega. El 7 bravo, que marcó 573 goles en 761 partidos en su etapa en clubes, se engaña –más allá de su soberbia– si cree que brillar en otro gigante, después de sus obras maestras en Inglaterra y España, alcanza por sí mismo. La Copa del Mundo lo desafía: ya no hay violinista­s solitarios. Hazard, Griezmann y Mbappé, los mejores de Rusia, así lo certifican. Massimilia­no Allegri, el entrenador, sabe de estrategia y de psicología: cuando Paulo Dybala anduvo de capa caída, reunió rabia en el banco de los suplentes, hasta que volvió a ser. Más allá de que en el Mundial, Jorge Sampaoli no lo haya mirado casi nunca.

De 50 años, enemigo de los excesos, Allegri enumera tres conceptos indispensa­bles para entender qué significa el arribo de Cristiano a la Serie A, luego de una transferen­cia de 105 millones de euros. 1) “Cristiano representa un salto de calidad para todos; para el equipo y para el entorno”. 2) “Es un valor importante para un equipo que ya ha hecho grandes cosas. Tendremos por delante un año importante –como todos los demás–, en el que habrá que alcanzar los objetivos. Nos dará mayor confianza”. 3) “El club y el presidente –Andrea Agnelli– han hecho algo extraordin­ario para Juventus, pero sobre todo para el fútbol italiano”. El equipo, la confianza y el contexto: lejos está –al menos, en las declaracio­nes públicas– de darle las llaves del club.

Cristiano es inteligent­e: puede mirarse en el espejo con glorias de la Juve pasadas, pero su edad y el contexto del fútbol global lo convierten en un genio terrenal. Zidane, Platini, Del Piero, Buffon y Pirlo: en esa mesa puede sentarse el portugués, si adosa a su altura una imprescind­ible dosis de humildad. El plantel –más allá del futuro de Gonzalo Higuaín– está un escalón debajo de otros grandes europeos, en cuanto a nombres, como Real Madrid, Barcelona, Bayern Munich y Manchester City.

La presentaci­ón fue ante 200 periodista­s de diversas partes del mundo. Afuera, unos miles expresaron una alocada algarabía. Italia no jugó el Mundial y Juventus apenas consiguió dos Champions. La ansiedad mueve montañas.

“Sé que todos los equipos quieren ganar la Champions y Juventus puede ganarla. Lucharemos por todos los torneos, la Champions es mucho más difícil de ganar pero creo que podré ayudar a este equipo que en los últimos años estuvo muy cerca. Las finales son muy difíciles, espero traerle suerte a Juventus en Europa”, sostuvo.

A veces, la primera vez suele ser un concierto de frases comunes. Cristiano dijo algunas lógicas, como la de “Juventus es uno de los mejores clubes del mundo”. Pero no se queda quieto nunca. Enseguida, aclaró: “No vine de vacaciones. Estoy seguro de que en Juventus lo haré muy bien. Dejaré una marca en la historia de este equipo”.

El vínculo será por cuatro temporadas. La construcci­ón para ser la figura... de un equipo, debe empezar ya mismo.

 ?? M. medina / afp ?? Una presentaci­ón digna de una estrella: Cristiano pisó el moderno estadio de Juventus, ante una gran efervescen­cia
M. medina / afp Una presentaci­ón digna de una estrella: Cristiano pisó el moderno estadio de Juventus, ante una gran efervescen­cia

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