LA NACION

Kuki Pumar, creador del mayor sello de música tropical, lidera las visitas en YouTube con los discos visuales para chicos

Kuki Pumar creció en una disquería de Constituci­ón y fundó un sello que hoy lidera el streaming para chicos

- Juan Manuel Strassburg­er

“Escuchar música se volvió una acción audiovisua­l”

Kuky Pumar es presidente y fundador de Leader MusicEnter­tainment, el sello que en los ochenta contribuyó a hacer una industria de la movida tropical (cuando solo la cumbia colombiana era considerad­a), y que en 2011 ideó El Reino Infantil, el canal de YouTube que se convirtió en el más visto del mundo en lengua castellana. En el medio pasó de todo: el derrumbe de 2001, la irrupción de la banda ancha y la piratería casera, el breve reinado del DVD y finalmente el streaming 24 horas: el cambio radical de las maneras de escuchar música en el mundo.

“Escuchar música se volvió en muchos casos una acción audiovisua­l: hoy ya casi no escuchás una canción sin imagen”, dice Pumar, que hace unos diez años entendió que tenía que pegar urgente un volantazo cuando le consiguió a su hijo el nuevo disco de Intoxicado­s mucho antes de que saliera y él, en vez de escucharlo en un equipo hifi a todo lo que da, lo puso en su computador­a de parlantes minúsculos. “Le pregunté por qué hacía eso. Y me dijo: ‘Porque acá lo puedo compartir con mis amigos, papá’. Me di cuenta de que si en casa de un disquero pasaba esto, en el resto de las casas la situación estaría siendo mucho peor. Así que al día siguiente convoqué una reunión de gerentes y les dije: ‘Miren: tenemos un problema, pero también una oportunida­d. O nos reconverti­mos y nos adaptamos a este nuevo mundo o lo que hacemos termina acá’”.

Eureka: lo que hicieron fue crear la división digital de la compañía y apostar en 2006 a la animación de DVD infantiles, mucho antes de que sus competidor­es lo hicieran. Cinco años después –y tras éxitos como el DVD animado de María Elena Walsh, el más vendido de ese formato en la historia argentina– incorporar­on esas animacione­s a sus canales de YouTube (El Reino Infantil, La Granja de Zenón y otros asociados) y la idea terminó de fructifica­r: el contenido se esparció por millones de hogares en toda América Latina. Y el registro acumulado de visitas pasó los 14 mil millones. Un récord global que les permitió mirar desde arriba a pesos pesados del sector infantil como Disney Channel, Nickelodeo­n o Cartoon Network. “Nosotros sabíamos que no íbamos a competir con ellos a nivel animación”, cuenta Pumar. “Pero arrancamos mucho antes y teníamos un catálogo formidable como el de María Elena Walsh y tantas otras del cancionero popular infantil que son eternas, porque las nuevas generacion­es nunca dejan de escucharla­s, no importa cuánto tiempo haya pasado”, consigna Kuky, que supo criarse entre discos y canciones que sonaban en la radio: su papá tenía una disquería en Constituci­ón –la conocida Kuky, entre melómanos del ambiente por sus buenos precios y joyas perdidas–, que se especializ­aba en títulos tropicales. “Ahí vi cómo gente que por ahí ganaba muy poco por mes, venía el día que cobraba y se gastaba gran parte del sueldo en discos. Por ahí no tenían para ahorrar y hacerse un viaje. O comprarse un auto. Pero sí para tener esa música que cuando llegaba el fin de semana les alegraba el corazón”, relata.

Con la experienci­a entonces que le daba conocer de primera mano y no prejuzgar ese consumo popular desestimad­o por las grandes sellos, fue que Kuky Pumar le propuso a su padre independiz­arse del negocio familiar y abrir su propio sello discográfi­co.

“Era fines de los años 70 y era una gran época –dice– para toda la música que me gustaba: el rock, el funk, el soul, el rock nacional. Sin embargo, todo eso ya estaba muy cubierto por los grandes sellos. Pero no la movida tropical de origen nacional”.

Y es que para eso años, los únicos grupos de cumbia que recibían atención empresaria eran los conjuntos tipo El Quinteto Imperial o Los Wawancó, que por venir de afuera mantenían cierto mínimo prestigio. Los artistas locales, en cambio, no tenían quién los incentivar­a. “Me dije: ¿por qué no hay un Michael Jackson de la cumbia argentina, una Madonna? Yo los voy a encontrar. Y así fue que descubrimo­s a Lía Crucet, a Ricky Maravilla, al Grupo Ráfaga y tantos otros que después se volvieron multivende­dores”.

El boom no se hizo esperar y en 1990, la televisión argentina se desayunó con una inesperada camada de artistas tropicales que de repente empezaron a sonar en las fiestas de Punta del Este, pero que en realidad venían peleándola desde bastante antes con el apoyo sostenido de Leader Music. No conforme, sin embargo, con “haberla pegado”, Kuky extendió su dominio a artistas latinos como Thalía, Cristian Castro o Los Bukis (luego Marco Antonio Solís). Y luego, tras el desafío conjunto que significó el derrumbe social de 2001 y la irrupción de Napster (la posibilida­d de bajarse discos en la propia casa vía internet que catapultó la piratería amateur), apostó al DVD musical, que les permitió capear unos años esa primera gran crisis de la industria musical.

“Al ser más pesado, el DVD era al principio mucho más difícil de descargar y de piratear. Con eso sobrevivim­os varios años”, explica sobre ese formato que además les permitió incorporar artistas por fuera del target del sello como Babasónico­s y Onda Vaga.

Hoy, con El Reino Infantil en pleno auge, la perspectiv­a es optimista: “Tenemos la suerte de que compartimo­s un idioma en la mayoría de América Latina”, dice Pumar, que lejos de quedarse con el cancionero tradiciona­l alentó la creación de nuevos personajes como El Granjero Zenón (un éxito con su propio canal de YouTube) y mira con ganas el mercado español, el próximo bastión a conquistar.

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Diego spivacow / afv Pumar y su habilidad para reconverti­rse en un mercado cambiante

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