Cuando la crisis externa pega de lleno en el bolsillo

La tan mentada crisis externa dejó de ser solo un tema de analistas macroeconómicos y empezó a sentirse de lleno en el bolsillo. No es otra cosa que eso lo que más reflejan los índices de inflación del Indec conocidos ayer. Un gráfico de la consultora Eco Go es más que elocuente: el precio del dólar aumentó 50% en el primer semestre de este año, y había subido solo 2% en el mismo período de 2017. Con una inflación promedio de 3,7% en junio y de 16% en el semestre, el impacto en alimentos fue bastante mayor: 5,2% el mes pasado y 17,3% en enero-junio.

Uno de los rubros más sensibles para el consumo masivo fue el segundo en el ranking de aumentos del mes. El primero fue transporte, con el 5,9%, influenciado por el aumento de tarifas (el último tramo previsto para el año), pero también por las subas en los precios de los combustibles, que ahora el Gobierno resolvió que se vuelvan a regir “por el mercado”, más allá de los acuerdos que intentó con las petroleras. El problema, bien conocido por los argentinos (analistas y del común), es que lo que consumimos está atado al dólar, y de ahí la necesidad imperiosa del Gobierno de estabilizar, antes que nada, el nivel del tipo de cambio.

Para adelante, el panorama no se ve mucho más alentador, al menos en lo que se refiere a los llamados precios “regulados”. Según las petroleras y algunos analistas del sector, el precio de naftas y gasoil aún guarda cierto rezago sobre el nivel de equilibrio, lo que llevaría a esperar más aumentos en los próximos meses. Son dos las variables de incidencia central allí: el dólar y el precio internacional del crudo. El Banco Central puede seguir actuando para estabilizar el primero, y en las últimas semanas el crudo Brent, de referencia para esta industria, viene bajando. Pero la industria apuesta a recuperar al menos una parte de aquel atraso.

En materia de tarifas de servicios, el ministro Javier Iguacel deberá esforzarse por convencer a las empresas de gas y electricidad de que no apliquen todo el aumento que sus costos les indican en octubre y noviembre, que según algunos cálculos debería llegar al 80% con un dólar cerca de $30.

En este marco, será clave la reapertura de las paritarias, que ya empezaron a reclamarse desde los gremios. Es que frente a una inflación semestral del 16%, los salarios solo subieron 10% y corren de atrás.