LA NACION

La espiral sin fin del conflicto por la ocupación de las tierras

- Maia Jastreblan­sky

Los incidentes protagoniz­ados ayer por un grupo mapuche en Bariloche fueron rebrotes de un problema irresuelto. Porque la cuestión de fondo, la ocupación de las tierras, aún no se saldó. Y esa es la tensión de base sobre la que se montan, uno sobre otro, los pliegues del conflicto.

Es una historia sin fin. Una ocupación mapuche dispara una acción judicial, que a su vez genera una reacción de las comunidade­s y otro operativo de las fuerzas de seguridad, en una espiral de violencia que llegó a tener desenlaces trágicos.

Ayer, los mapuches ocuparon la intendenci­a de Parques Nacionales y cortaron la ruta 40, en plena temporada invernal. Los manifestan­tes son integrante­s del lof Lakfen Winkul Mapu, los ocupantes de Villa Mascardi. La protesta estuvo liderada por María Nahuel, la tía de Rafael Nahuel, el joven abatido en un operativo del Grupo Albatros.

Los mapuches ayer reaccionar­on por una denuncia judicial de Parques Nacionales por “movimiento­s” en el Hotel de Villa Mascardi, un edificio lindero a las tierras en conflicto. Aunque no son mencionado­s en la denuncia, los miembros del lof Lakfen Winkul Mapu aseguran que ellos nunca ocuparon ese inmueble y que se trató de un “montaje”.

Pero antes del episodio del Hotel de Villa Mascardi estuvo el operativo de la Prefectura en que murió Rafael Nahuel. Y antes de eso murió Santiago Maldonado, durante otro operativo de las fuerzas de seguridad, en otro territorio ocupado por otra comunidad mapuche. El disparador del conflicto fue la detención del lonko Facundo Jones Huala, sobre el que pesa un pedido de extradició­n a Chile.

Días atrás, la Cámara Federal de Casación Penal pidió que se le conceda la prisión domiciliar­ia a Jones Huala. Quien debe definir esa medida es el juez federal Gustavo Villanueva, el mismo que tiene el caso de Rafael Nahuel.

Mientras, el problema de fondo sigue latente. Quizás el mayor acercamien­to se dio entre diciembre y febrero, cuando estuvo activa la llamada “mesa de diálogo”. Un espacio por demás variopinto en el que participar­on el lofLakfen Winkul Mapu, el obispo de Bariloche Juan José Chaparro, la Universida­d de Río Negro, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Parques Nacionales y los organismos de derechos humanos.

Allí se alcanzaron algunos acuerdos parciales, aunque no se solucionó la cuestión de la tierra. La última reunión, prevista para el 4 de abril pasado, fue suspendida hasta nuevo aviso.

Ayer, tras una jornada tensa, hubo otro acercamien­to. Los mapuches dialogaron con el intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, Damián Mujica. Un funcionari­o de buen vínculo con varios lof mapuches. Lo llaman Tata. Mujica propuso una reunión para el martes próximo. Una reedición de la mesa de diálogo, por un nuevo conflicto.

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