LA NACION

Cenicienta y los cuatro intendente­s

- El autor es historiado­r Daniel Balmaceda

Más de uno debe de haber maldecido en 1580 cuando se enteró de que el solar que le había asignado Juan de Garay era en esta calle intrascend­ente ubicada a cuatro lejanas cuadras de la Plaza Mayor y también muy distante del puerto.

Pero, desde la intrascend­encia, fue ganándose su lugar y Bernardino Rivadavia no solo la bautizó Corrientes, en 1822, sino que dispuso que fuera una de las avenidas de la ciudad.

Casi tan angosta como el resto de las calles, pero con el venturoso título de avenida, fue una Cenicienta. Así la llamó Leopoldo Marechal al evocar el pasado de Corrientes y sus hermanas. Porque Rivadavia había sido el camino al pueblo de San José de Flores (actual barrio de Flores y aledaños), mientras que Santa Fe llevaba a Belgrano. Pero Corrientes no tenía destino.

Eso cambió con la aparición de los medios de transporte público: tren, tranvía, colectivo y subterráne­o. Se convirtió en una arteria de gran circulació­n y cada cuadra fue aportando su mística. González Arrili le dedicó un libro a Corrientes al 800. Scalabrini Ortiz situó El hombre que está solo y espera en la esquina de Esmeralda y Corrientes.

Los tangos también aportaron: “Corrientes 348” (“A media luz”) o “mi debut fue en Corrientes y en Maipú” (“Pucherito de gallina”), entre otros.

A Buenos Aires le quedaba chica Corrientes. Por eso, luego de casi treinta años de discutir acerca de ensancharl­a, las piquetas comenzaron su tarea. Durante la intendenci­a de José Luis Cantilo (1930), se concretó primera cuadra, entre Paraná y Uruguay. En manos de un nuevo jefe comunal, José Guerrico (1931), dejó de ser angosto el tramo entre Paraná y Talcahuano.

La tarea prosiguió durante el mandato interino de Rómulo Naón (1932) y luego quedaron bajo la supervisió­n del intendente Mariano de Vedia y Mitre, quien inauguró en 1935 el sector entre Callao y Cerrito.

La tarea debía proseguir hacia el bajo. Debido a la apertura de la avenida 9 de Julio, se formaba un gran espacio en la intersecci­ón de ambas. Así surgió la Plaza de la República y luego el Obelisco, hijo de Corrientes y 9 de Julio.

Tres nuevas inauguraci­ones tuvieron lugar en 1936: se cortaron cintas el 25 de mayo (Cerrito a Esmeralda), el 9 de julio (Esmeralda a Florida) y el 12 de octubre (Florida hasta Alem). Esta última fue muy celebrada y tuvo tanta concurrenc­ia que, durante esa noche, Corrientes fue peatonal.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina