Mirarse a los ojos
Una situación cotidiana nos puede ayudar a reflexionar sobre cómo la tecnología se ha vuelto adictiva en los adultos. Según la Real Academia Española, se llama adicción a la “dependencia de actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico”, o bien, “afición extrema a alguien o algo”. Un ejemplo: sábado a la noche, restaurante lleno. En cada una de las mesas había familias, parejas, grupos de amigos. Todos los presentes tenían un denominador común: el dispositivo móvil. Casi todos los comensales adultos que estaban allí, en algún momento de la noche estuvieron chequeando –leyendo, observando de reojo– su celular pese a estar acompañados. Ya sé que muchas veces –por nuestro trabajo– tendemos a estar todo el día conectados y pendientes de los dispositivos móviles. Umberto Eco consideraba que no se puede prescindir de la tecnología, pero crea una sensación de acompañamiento falsa. La mesa es un encuentro social, es el lugar para compartir, comunicarse y participar de lo que ocurre durante el día. No deberíamos comer con el celular en la mano. Practiquemos el autocontrol; seamos más inteligentes con su uso; demostremos más interés por las personas que nos están acompañando en ese momento. En definitiva, compartamos más miradas a los ojos y menos pantallas de celular.
Karina Longo karinavlongo@yahoo.com.ar