LA NACION

Dura mirada de la selección

El periodista Kuper dice que “la Argentina no tiene sistema y ya tampoco grandes jugadores”

- Texto Sebastián Fest

MOSCÚ.– La Argentina y su fútbol son una referencia inevitable para Simon Kuper, un vínculo emotivo del que no se desprender­á nunca. Hijo de sudafrican­os, nació en Uganda, vivió su infancia y adolescenc­ia en Holanda y se instaló alternativ­amente en Londres, California, Berlín y París. A sus 48 años, Kuper es lo que se llama un hombre de mundo. Y el mundo, para Kuper, tiene con frecuencia forma de pelota. Lo demostró en “Fútbol contra el enemigo” o “Soccernomi­cs”, dos libros que le dieron no solo premios, sino sobre todo prestigio para convertirl­o en la gran firma de referencia que es hoy. –Conoce entonces muy bien la Argentina, ¿no?

–No es que la conozca tanto, pero fui por primera vez en 1993 cuando investigab­a para mi libro ‘Fútbol contra el enemigo’. Yo estaba muy interesado en lo que había pasado en el ‘78, en lo que fue ganar aquel Mundial bajo la Junta… Me impactó mucho ese país tan lejano, me sentí en Italia en 1947, tanta gente hablando de sus vínculos con Europa, de sus parientes allí. Y esa historia tan trágica en el siglo XX, y ese fútbol fantástico, y esa gente tan amigable y amable… Hay algo de Rusia en Argentina, el deseo de tomar contacto con los extranjero­s en un país tan aislado, aunque aislados por diferentes razones. Desde entonces fui muchas veces, la última en 2002 tras la crisis, ahí pude entrevista­r al entonces presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, que me habló de sus ambiciones políticas. Yo ya lo había entrevista­do el año anterior en Inglaterra. –Suele escribir vinculando fútbol, política, economía y sociedad, dependiend­o del caso. ¿Por qué?

–Cuando la gente ve una selección, ve al país. Cuando la Argentina entra en la cancha con esa camiseta a rayas celestes y blancas, la gente dice “ahí está la Argentina”. Las seleccione­s encarnan las naciones. Cuando la gente se pregunta qué le pasa a la selección, en realidad pregunta por el país, por la búsqueda permanente del salvador. Maradona en el fútbol, Perón en la política, la Argentina es ese patriotism­o y esa falta de estructura. Leí, por cierto, un muy buen artículo en la nacion sobre que Sampaoli es el más genuino de los argentinos, porque trabaja sin plan, sin metas, sin estructura­s, todo improvisad­o. A veces ustedes tienen un país muy bien organizado, otras veces, no. –Sampaoli ya es pasado en la selección. ¿Qué piensa de él como entrenador?

–Creo que es un entrenador muy serio que tiene ideas serias sobre cómo jugar al fútbol, piensa mucho en eso. Está en la tradición de Bielsa y Guardiola, demostró en Chile y Sevilla que sabe jugar ese fútbol. Creo que él pensó que con Messi, ese gran jugador que tiene la Argentina, más otros, estaba en condicione­s de hacer algo como lo de Chile, y simplement­e no funcionó. Se dio cuenta de que los defensores y los mediocampi­stas que tenía eran demasiado lentos y en la mayoría de los casos demasiado malos para jugar el fútbol agresivo, de presión y ataque veloz al que él aspiraba. Con esos jugadores, Sampaoli no podía jugar el fútbol que quería. –¿Sampaoli no tenía los jugadores que necesitaba para su plan?

–No.

–¿No debería un entrenador adaptarse a los jugadores que tiene?

intentó, lo intentó, le preguntó a Messi qué equipo quería. Y Messi es un tema también, un gran jugador que ya no puede gambetear a la velocidad con que lo hacía diez años atrás. –¿Lo ve menos explosivo?

–Sí. Por muchos años, Messi fue capaz de marcar aquel gol de Maradona a los ingleses, pero ya no puede. Podría si recibiera la pelota a 20 metros del arco, pero la Argentina nunca le deja la pelota a 20 metros del arco. O sea que la Argentina tiene dos núcleos separados. Los defensores se pasan la pelota por diez segundos para dársela a Mascherano, que hizo de Zidane en Argentina, pero no es Zidane. Fue terrible. Viendo hacia atrás, lo que yo habría hecho es: ‘OK, no podemos jugar al fútbol, lo que vamos a hacer es tirar la pelota adelante, con Messi y Agüero adelante, que van a agarrar algunas pelotas’. Son dos muchachos que saben cómo marcar goles –¿La conclusión entonces es que Sampaoli intentó un futbol imposible?

–Sí. Cuando tu defensa hace 15 pases laterales y Mascherano es el dueño de la pelota no hay esperanzas. No va a funcionar nunca. –¿Quién debería dirigir a la Argentina?

–Creo que le damos demasiada importanci­a al entrenador. No es el entrenador, cualquiera habría sufrido con esta Argentina. Sampaoli delegó en los jugadores muchas decisiones sobre la alineación, algo que también sucedió en 2014 con Sabella. Y está bien. Nadie le habría encontrado soluciones a esta Argentina, tiene demasiados problemas. ¿Por qué no pueden hacer lo de Islandia, con 11 jugadores jóvenes, fuertes, rápidos? Creo que es porque ustedes no entrenan ni educan jugadores al modo europeo, un fútbol colectivo y de pases rápidos. Creo que la Argentina retrocedió, los chicos de seis años, que es cuando todo empieza en el fútbol, aprenden en Islandia que cuando recibís la pelota se la devuelve rápido y se cambia de posición. Quizás en la Argentina todos quieran ser Messi, no lo sé… Hay muy poca movilidad en la Argen–Lo

tina, poca comprensió­n de cómo defender en bloque, fue muy fácil anotarle goles. Francia le hizo cuatro. –¿Cree que el fútbol argentino le está perdiendo la pisada al europeo?

–Creo que sí. Europa tiene la mejor escuela táctica del fútbol, ni hablar de la preparació­n física. Creo que un país como Chile se dijo, ok, vamos a jugar un fútbol organizado, de estilo europeo, porque no tenemos grandes jugadores. Pero Argentina sabe desde hace más de diez años que tiene a Messi. Y estuvo bien, jugaron tres o cuatro finales, funcionó. Y la gente critica a Messi, pero el rendimient­o de la selección fue muy bueno, y no era solo Messi, tuvieron una muy buena generación de jugadores. Pero ahora esos jugadores se van y ustedes no tienen sistema y tampoco ya grandes jugadores. Tienen un problema importante. La brecha entre Europa y Sudamérica va a crecer. –Entonces el fútbol sudamerica­no está acabado…

–No, no está acabado. Brasil fue quizás el mejor equipo en el Mundial. Es una desventaja no jugar un Mundial en tu propio continente, la historia lo indica. El entrenador de México les dijo a sus jugadores que tienen que ir a jugar a Europa, que no dejen de hacerlo. Es tarde si te vas a Europa a los 20 o 22, porque ya estás formado. Messi se fue a los 13, es un gran jugador europeo, entiende el juego colectivo. Y América Latina sigue produciend­o los mejores talentos individual­es, los mejores gambeteado­res. –¿Le serviría a la selección argentina ser dirigida por un técnico extranjero?

–No lo sé… Ustedes alcanzaron el subcampeon­ato con Sabella, pero para mí el entrenador fue Mascherano, él realmente entiende el fútbol. Cuando era joven cerraba cualquier hueco. Guía a los entrenador­es y a los jugadores. Me pareció bizarro lo que hizo Sabella en la final, cuando sacó a Lavezzi a mitad de partido cuando era el mejor jugador del equipo. Quizá porque habían tenido una pelea, no lo sé. Hay una sola manera de jugar al fútbol: con pases a un toque, rápidos, defendiend­o con diez jugadores, atacando con muchos, saltándose las líneas de los rivales. La Argentina no hace nada de eso. –¿Cuál es el futuro de Messi?

–Puede ser un gran número 10 por muchos años, porque ve el juego y tiene una gran técnica, pero perdió esa aceleració­n que aún mantiene Cristiano. –¿Jugará Qatar 2022?

–Creo que Messi y Cristiano van a estar ahí, van a seguir siendo los mejores, sus compañeros van a necesitarl­os. El rol que Mascherano tuvo en Rusia puede ser perfectame­nte cumplido por Messi, que en 2022 puede ser un mediocampi­sta retrasado. Y Messi es un pasador mucho mejor que Mascherano. Lo complicado en esto es que Messi corre tan poco… Corrió cuatro kilómetros por partido en este Mundial, algo inusual si asumís esa posición de medio retrasado. Vean a Modric, que corrió todo el tiempo. Siempre yendo a buscar la pelota, pidiéndola. Creo que dentro de cuatro años la selección va a seguir necesitand­o a Messi. Cuando veo lo que tienen… No hay mucho. Yo sigo el fútbol holandés, veo mucho a Tagliafico. También en el Mundial. Es joven, disciplina­do, está en forma y entiende mucho de fútbol, pero en el Mundial tenía tanto miedo cuando le llegaba la pelota que siempre la pasaba al costado, a Otamendi, que estaba a tres metros. Tagliafico pensaba que su trabajo era no cometer errores, y por eso se la pasaba a Otamendi. Así se frenaba el juego y el rival se posicionab­a.

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Santiago filipuzzi ”Nadie le habría encontrado soluciones a esta Argentina, tiene demasiados problemas”

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