LA NACION

Juntos, pero no tanto. ¿Una nueva fórmula para la pareja?

Muchos buscan mantener la autonomía en la vida de a dos

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Amorina Muñoz y Sebastián Morete están en pareja, pero sin convivir. No compartir techo fue el primer gran acuerdo de pareja. De novios desde hace cinco años, el pacto implica que cada uno conserva su casa y sus espacios. “Vivimos juntos, pero en casas separadas. Yo necesito momentos de soledad. Para mí es una manera hermosa de estar en pareja”, asegura Amorina, cosmetólog­a y maquillado­ra.

La de mantener casas separadas es una de las estrategia­s que muchas parejas aplican en busca de la felicidad. No es la única. Otros se plantean convivir, pero manteniend­o independen­cia financiera e incluso las salidas habituales que hacían de solteros. Los nuevos acuerdos apuntan a la individual­idad dentro de la pareja. Incluso, algunos prueban la “monogamia flexible”. Los nuevos pactos están atravesado­s por la época; el avance de la mujer cambió las reglas.

“En primer lugar, se generan contratos menos asimétrico­s, en los que ambos tienen los mismos derechos y las mismas obligacion­es”, plantea Sebastián Girona, psicólogo especialis­ta en parejas.

El otro tipo de contrato que aparece hoy en los vínculos tiene que ver con acuerdos que desafían las cláusulas habituales e históricas: desde vivir en lugares diferentes hasta la relación abierta en términos sexuales.

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