Mantay Grillo, Aladín será genial y Microteatro infantil, tres propuestas para las vacaciones de invierno.
El boom de Microteatro se extendió y ahora también presenta piezas de 15 minutos, con una amplia variedad de géneros
El formato importado de Madrid que hace menos de un año desembarcó en Buenos Aires y que se convirtió en un fenómeno indiscutido con la velocidad del rayo tiene también su propuesta infantil. Pensado para pocos espectadores –no más de 20–, en salas de 15 metros cuadrados, se pueden ver de forma simultánea seis obras repartidas en esas pequeñas salas que funcionan como verdaderasmicrosalasteatrales.microteatro parece haber llegado para quedarse. Y el formato infantil asoma y pide pista. No es a la noche, claro. Ni su fuerte es el bar que se encuentra en la planta baja del espacio –canchero, con sus picos cerveceros tan de moda–, pero lo cierto es que obras de quince minutos pueden ser buenas experiencias para los más chicos. Si los adultos en los tiempos vertiginosos que corren parecen tener apuro por pasarla bien, los niños por sus propios tiempos lógicos evolutivos pueden encontrar en estas microhistorias una verdadera experiencia a su medida.
Microteatro infantil comenzó su camino en mayo, unos pocos meses atrás, mostrando sus obras los sábados y los domingos al mediodía. En vacaciones de invierno las propuestas se extendieron a todos los días de la semana. Por eso, los espectadores podrán disfrutar de doce obras, las mismas seis los lunes, miércoles, viernes y domingos; y la otra media docena los martes, jueves y sábados.
Más allá de los números que suenan bien y son pintorescos, lo cierto es que Microteatro infantil tiene una selección de obras muy cuidada. Pensadas para niños de 12 meses a 12 años, desde títeres, pasando por teatro negro y obras con varios personajes, hasta cómicas, emotivas, cancheras y con tintes fantásticos. Hay de todo: combos de dos obras, almuerzos ricos y una buena carta de obras.
Para los más chiquitos se destaca Un mar de burbujas –con Nicolás Baroni y José Luis Calbiño y dirigida por Eleonora Bollof–, una obra sensorial, un viaje por el fondo del mar, con colores flúo, que apela a que los más chicos se conecten con imágenes cautivantes. Algo parecido sucede con Azul y Umpinino, que, por su sencillez y dulzura, son geniales propuestas para los más pequeños. Para los chicos mayores las opciones son más variadas. Desde la graciosa y divertida El genio de la pava –allí una adolescente capturada totalmente por el uso indiscriminado de las pantallas encuentra un genio en el lugar menos pensado y, por un rato, su cuarto se vuelve mágico–, pasando por la original propuesta Yo puedo sola –con Florencia Patiño y dirigida por Claudio Martínez Bel–, en la que asistiremos a la trastienda de una titiritera despistada que hace todo al revés pero igual de divertido, hasta El misterio de los UT-Y, con Adriana Ferrer y José Escobar, un viaje de lo más misterioso y lleno de aventuras por los aires (¿y por el tiempo?) que incluye habitantes de otras galaxias. Una joya para no perderse es Los viajes del Principito. Allí, una compañía que incluye titiriteros y músicos narra los viajes de este personaje tan conocido por todos de una forma poética y extremadamente sensible.