LA NACION

La pastelería que abreva de la oscuridad

Restaurant­es y hoteles apuestan por ofrecer como diferencia­l vinos propios, elaborados en función de la identidad del establecim­iento

- Sebastián A. Ríos

Servido en jarra, en pingüino o directamen­te en vaso, el vino de la casa fue tradiciona­lmente el más accesible de la carta del restaurant­e, ese del que solo se podía estar seguro de que era barato. Pero una suma de factores, entre los que se destacan el salto en calidad que pegó el vino argentino en los últimos años, una masa crítica cada vez más grande de comensales conocedore­s siempre en busca de novedades y la búsqueda de los propios restaurant­es de ofrecer un elemento diferencia­l en sus cartas, está dando lugar a un nuevo concepto de “vino de la casa”. Vinos que ya no se distinguen por una cuestión de precio, sino por haber sido desarrolla­dos en sintonía con la propuesta gastronómi­ca del restaurant­e y que suman el plus de que solo se pueden beber allí.

Así, por ejemplo, el Hotel Llao Llao, en Bariloche, tiene su malbec Llao Llao By Bodega Norton, el restaurant­e Oviedo cuenta con tres tintos propios que acompañan a la perfección sus arroces y sus pescados, La Mar ofrece un blanco y un rosado que son inmejorabl­es sidecar de sus cebiches, Sagardi ofrece dos tintos pensados para sus pintxos y su txuletón, mientras que Alo’s está a la espera de que lleguen pronto sus Big Bang –un tinto y un blanco– elaborados con uvas de una finca propia bajo la dirección de la sommelier del restaurant­e. En todos los casos, el vino ha sido pensado para resaltar la identidad culinaria del establecim­iento, bajo la mirada de su chef, sommelier o propietari­o. En síntesis, un vino de autor.

“Tradiciona­lmente, el vino de la casa solía ser el vino más barato. En nuestro caso, si bien ahora lo es, no pensamos en eso, sino en un producto que represente nuestra gastrono- mía”, dice Marcos Meincke, socio de La Mar, y agrega: “Teníamos claro que debía ser blanco por nuestra comida, y es así como hicimos un blend de sauvignon blanc y chardonnay para maridar con cebiches, tiraditos y pescados enteros a la parrilla. Fue tal el éxito que de 1000 botellas que hapasteler­ía, bíamos proyectado vender en un año en nueve meses vendimos el doble. Ahora presentamo­s un rosado de pinot noir donde también priorizamo­s su armonía con nuestros platos”.

“Nuestros vinos propios aportan un valor agregado excepciona­l: nuestros comensales disfrutan de un vino que no encuentran en otros restaurant­es, lo que es un motivo más para disfrutar de la experienci­a Sagardi”, sostiene Juan Fuoco, director de Sagardi Argentina, donde se puede beber U.C.O. Acero, un malbec joven, sin paso por barrica, ideal para sus pintxos, pescados y mariscos, y U.C.O. Pago Lobo, un vino reserva, más complejo, que va perfecto con un plato de carácter como el txuletón.

En el assemblage y en la finca

Al igual que los vinos de La Mar, los blend tintos Carmelita, Sebastián y Sara C que ofrece el restaurant­e Oviedo llevan la firma del equipo enológico de Familia Zuccardi. Pero en el caso de Oviedo, su propietari­o, Emilio Garip, incluso participó de la elaboració­n del corte. “De visita en la bodega, les pedí de hacer un blend propio que armonizara con los platos de Oviedo. Rápidament­e me dieron un sí rotundo, y a las 9 de la mañana del día siguiente estaba sentado en una sala de degustació­n con el equipo enológico ¡y cientos de botellas! Así nació Sebastián 2010, que lleva el nombre de mi hijo y de Seba Zuccardi”, recuerda Garip, y agrega: “Al año siguiente viajamos con mi hijo expresamen­te a hacer la nueva cosecha. Decidimos hacer tres vinos: el Carmelita, que es un blend de los Serie A [de Zuccardi], el nuevo Sebastián 2011, con alguna variante pero siempre con vinos de la gama Q, y el Sara C, con componente­s del Z y en el que siempre Sebas pone algo de la gama superior que le da una redondez maravillos­a”.

En el caso de Alo’s, el restaurant­e de autor que comanda el chef Alejandro Féraud, los vinos provienen de viñedos propios en Vista Flores, Mendoza. “Tenemos 0,2 hectáreas de malbec y 0,5 de sauvignon blanc dentro de [la finca de la bodega] Casa de Uco –cuentacami­lalapido,sommelierd­e Alo’s–. En la cosecha 2017, que pronto llegará al restaurant­e, hicimos un blanco de perfil fresco y bajo alcohol (Big Bang Blanco) y un malbec de mucha potencia y agarre en boca (Big Bang Tinto). La idea fue hacer vinos gastronómi­cos, pero también muy bebibles: que dos personas puedan fácilmente beber una botella”.

 ?? Paula Salischike­r ?? Juan Fuoco, en Sagardi, ofrece dos malbecs propios: U.C.O. Acero y Pago Lobo
Paula Salischike­r Juan Fuoco, en Sagardi, ofrece dos malbecs propios: U.C.O. Acero y Pago Lobo

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