LA NACION

“Quiero que mis joyas vistan el cuerpo tal cual es”

Es diseñador y joyero, y deconstruy­e prendas de sastrería a las que aplica técnicas de joyería; sus piezas textiles se ven hasta el 11 de agosto en Buenos Aires, donde también dicta un workshop

- Texto Delia Alicia Piña | Foto Victoria Gesualdi

Hacer de ropa es la muestra de joyas textiles y fotos que del sábado último al 11 de agosto se ve en Taller El oi,J.M. Paz 396, Florida; interesado­s en su workshop, tallereloi@gmail.com

Es un alquimista del diseño que logró fusionar la indumentar­ia y la joyería mediante la de construcci­ón de piezas desastre ría y la aplicación de técnicas de orfebrería. Rodrigo A costa arias es mendocino y reside en Valencia, donde hace piezas contemporá­neas, conceptual­es, a partir de las cuales levanta la bandera de la aceptación del propio cuerpo. De paso por Buenos Aires, dicta un workshop y expone su trabajo en Taller Eloi.

–¿Sos diseñador o joyero?

–Soy un diseñador de piezas de joyería textil. Estudié Diseño de Indumenció­n taria en la UBA y antes de terminar estaba trabajando como diseñador en Sibilia; en su taller descubrí la joyería, aprendí técnicas y su manifestac­ión más contemporá­nea. En 2008 me fui a Valencia por amor, y en la Escuela de Arte y Superior de Diseño estudié joyería artística. En ese espacio advertí que podía fusionar mi formación como diseñador y mi experienci­a como joyero, con una mezcla de lo textil y el metal.

–¿Qué te aportó esa mirada artística?

–Me permitió darme cuenta de que lo importante son los procesos de crea- y no el resultado; un aporte interesant­e ya que mi formación como diseñador era proyectual y esto implicaba conseguir un resultado. Advertí que el camino de la investigac­ión vale mucho; si bien en la indumentar­ia se da, a veces está supeditado a variables como las condicione­s de mercado.

–¿Te gusta la moda?

–Me gusta y apasiona, pero trato de buscarle la vuelta y no quedarme con la moda por la moda en sí; busco entender qué representa eso que vestimos, qué pasa con la ropa, por qué usamos lo que usamos, qué queremos decir.

–¿Expresás más con este maridaje entre indumentar­ia deconstrui­da y aplicación de técnicas joyeras?

–Sin duda. Es un lenguaje nuevo que me permite sostener un discurso.

–¿Cuál? ¿Qué querés decir?

–Mi trabajo alude a la memoria y el reconocimi­ento del cuerpo, por eso uso prendas que van sobre el cuerpo. Quiero decir que es importante aceptar nuestra figura. En muchas de mis piezas el cuerpo está ausente, pero este tipo de joyas textiles siempre remiten al cuerpo. Y a través de ellas, con sus fragmentac­iones y composicio­nes de materiales, expreso lo que siento en cada momento.

–¿Por qué prendas sastreras?

–Para uno de los primeros ejercicios en la escuela de arte me pidieron que llevara objetos de mi casa, y como estaba recién llegado abrí la valija y me encontré solo con mi ropa, por eso llevé una camisa. En clase empecé a deconstrui­rla, mezclándol­a con ilustracio­nes. Mi propuesta se llamó Buscándome y aludía a un momento de cambio, en una vida nueva, una relación nueva, un espacio distinto, a la búsqueda de trabajo. Dejé madurar el proyecto, seguí investigan­do y al final me di cuenta de que esa propuesta era lo que más me representa­ba e interesaba desarrolla­r. Pedí entre conocidos prendas que tuvieran una historia para jugar y experiment­ar. Trabajé con una camisa de los 50 del abuelo de una amiga; entre otras, realicé una pieza autobiográ­fica al incluir la camisa con la que me casé. Respeté su escala original y de esta manera comencé a valorar su construcci­ón y la informació­n que me daban sus costuras, uniones, apliques. Un trabajo interesant­e, en el que iba del maniquí al banco joyero.

–¿Es joyería textil?

–Lo presenté como joyería textil y sorprendió. Entonces, me di cuenta de que era lo que quería hacer, que lo mío era la joyería contemporá­nea, hecha con tela y metal.

–¿Cuáles?

–Telas de camisas, en general algodón, con distintos acabados de engomado, laqueado, tratamient­os de endurecimi­ento o acartonado, a las que sumo plata o latón y, ahora, madera. En general, las telas son originales, como la de una camisa de 1920 que refleja el paso del tiempo y su uso; a otras las tiño ex profeso.

–Siempre camisas.

–Sí, por lo general. La primera colección incluyó dos camisas, una gabardina y un saco. Tengo un feeling especial con la camisa, que no asocio a un género definido, que aprecio por su construcci­ón y detalles. Compro camisas de época, en ferias, tiendas vintage o que me ofrecen conocidos que saben de mi afición; son piezas con alguna historia que reinterpre­to. Me gustaría hacer algo con pañuelos para ver qué pasa con el cruce de estampas o las escalas ópticas, veré.

–Las deconstruí­s y les aplicás técnicas de joyería en vez de técnicas de costura.

–Sí, pero más bienes un mix de técnicas de joyería, como remaches o uniones enfrío, soldadura, ca lado, empavonado y encastre, entre otras, y de tipos de costuras, bordado a mano y a máquina, y sobre todo, de acabados textiles y de joyería, además de tintura. Por ejemplo, tengo un collar con un recorte circular con las vistas y los botones de la camisa, sostenido en un bastidor. Otro collar más largo, es como el patrón de la camisa con sus puntos que se sueldan en metal. Muchas de estas piezas se sostienen con el cuerpo y tienen su forma cuando dejan el cuerpo, se vuelven casi etéreas; a veces el cuerpo sostiene y hace funcionar a la pieza.

–¿Tu trabajo se define en el de construc ti vismo?

–Me gusta el de construc ti vismo,qu ese caracteriz­a por la fragmentac­ión, por una cuestión visual. Y también por lo conceptual, ya que me interesa transforma­r las cosas que existen y darles otra vida. Lo mío es un ir y volver entre dicotomías, que se debaten entre lo perfecto e imperfecto, lo hecho y deshecho, lo maleable y lo rígido, el cuerpo presente y ausente. Esto tiene que ver con la aceptación de cada uno. más allá de que mi trabajo guste o no, me interesamo­strar estas dualidades y que mis joyas vistan el cuerpo tal cual es.

–Pasaste del blanco al negro.

–Quería ir al color, pero opté por el negro. Este es el tono de mi última colección –ahora en Buenos Aires– y se llama La necesidad de la oscuridad. Lo oscuro es positivo para mí porque lleva a buscar la luz; a veces encerrarse permite descubrir cómo estás, ubicarte y hallarte en el afuera. Son piezas con teñidos localizado­s, de formas redondeada­s, sostenidas por bastidores de bordado con el fin de hacer zoom en determinad­as partes del cuerpo. Uso otras partes de la estructura de la camisa, como bolsillos o fragmentos de cuellos que convierto en broches y colgantes. Aluden a un taller de bordadoras eclesiásti­cas de Valencia que formaba parte de la ruta del aseda; allí, en medio de telares del año 1800, con fraguas, esmaltes y bancos de borda do, las mostré por primera vez. siempre ex pongo en puntos artísticos( al público, http:/www.acostarodr­igo.com/).

–¿Por qué los modelos de tus piezas son hombres?

–Optamos por ellos por simplicida­d con ellos se resuelve mejor sin tanto make-up y pelo que las modelos mujeres a veces requieren; es que aún cuesta mostrarse al natural, a cara lavada; fue por practicida­d en un inicio y una opción después porque resultó una imagen interesant­e; esta estética terminó siendo un sello y formando parte del proceso de mi trabajo; ellos portan piezas textiles, más allá del género.

–Mostrarse al natural cuesta porque es difícil aceptarse tal cual se es. ¿La moda no muestra esa cara?

–Es una cuestión cultural. Depende de lo que se quiere decir y mostrar; si es moda más trendy o arty. Pero existe un discurso en la moda que va más allá de los cánones de belleza del cuerpo establecid­os, que se sostiene con personas más comunes y representa­tivas de nuestra contempora­neidad, que muestran inclusión de todo tipo y bajan las barreras del género binario.es que la moda depende de las tendencias y estas de cuestiones culturales, políticas, económicas, comerciale­s y más. En la moda hay de todo.

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