LA NACION

Competenci­a. El secreto mejor guardado para sacar un Gran Campeón

La selección genética y el cuidado en cada etapa de crecimient­o forjan la calidad de los animales que criadores y cabañeros “largan” a la pista

- Josefina Pagani

Los criadores y cabañeros no quitan los ojos de sus animales. Un cuidador cepilla el pelo de un toro y otro recarga un bebedero en las filas del pabellón amarillo de la Exposición Rural. Junto a un fardo, José Chillado Biaus, gerente general de la cabaña Terragarba, expositor de Hereford y Angus, intenta responder a la pregunta de la nacion: ¿Cómo se hace para sacar un gran campeón?

“Ojalá supiera cómo se prepara un gran campeón: creo que hay un montón de factores que influyen. Por ejemplo, en Hereford uno elige una madre con buenas aptitudes fenotípica­s, que tenga una buena conformaci­ón en sus patas, en sus ubres, buena pigmentaci­ón de pelo y buen tamaño. De acuerdo a esa madre se busca un toro que tenga unas caracterís­ticas bien masculinas, con buena pigmentaci­ón de ojos y precocidad en su desarrollo”, explicó Chillado Biaus.

Terragarba posee uno de los rodeos más grandes registrado­s por la Asociación Argentina de Hereford, unas 7000 vacas madres puras. La empresa, que también cría caballos criollos, cuenta con campos en la provincia de Buenos Aires, propios y arrendados, con un total de hacienda vacuna de unas 23.000 cabezas.

“Si ese hijo que vos lograste es lindo fenotípica­mente y toda la informació­n que se mide a través de los DEP’S y de los genomas es buena, estás frente a un animal que a futuro va a ser bueno. Por eso, se lo empieza a recriar con un poco más de privilegio­s. Uno no se tiene que olvidar que el objetivo final de obtener un gran campeón es producir carne en el menor tiempo posible, de buena calidad y muchos kilos por animal”, dijo el criador, de 52 años, 26 de los cuales los lleva trabajando en Terragarba.

Explicó que a veces se lleva al animal a otras exposicion­es para “medirlo”, previo a presentarl­o en Palermo. El miércoles Terragarba logró el primero y el segundo premio de una exposición de novillos de todas las razas. Además, la firma fue premiada por el mejor novillo Hereford de la exposición.

Mauricio Groppo es director del programa genético de la cabaña La Sultana, ubicada en Morrison, cerca de Bell Ville, que se destaca por la producción de la genética Brangus (además de criar Angus). “En la crianza hay mucha dedicación y pasión de todo el equipo de gente, desde el que elige el animal hasta el último de los colaborado­res que le da de comer todos los días, que lo amansa, que lo baña, que lo atiende. Es una dedicación diaria, con paciencia eterna. Sin calidad de gente eso no lo hacés; no sacás un campeón si no tenés buen personal”, dijo Groppo, de 45 años, que definió a La Sultana como una empresa familiar.

Hace 30 años que viene a La Rural. Era apenas un adolescent­e cuando su padre le dijo: “Este año vas vos”. El criador destacó la etapa de amansamien­to como una de las más importante­s, donde el personal que realiza esta tarea debe también tener un carácter especial, con mucha “serenidad”.

A lo largo de las ediciones de la exposición de Palermo, la cabaña Tres Marías, ubicada en Benito Juárez, sacó 23 grandes campeones, entre machos y hembras. El año pasado, Don Emilio, obtuvo el premio de Gran Campeón Macho. La relación de la cabaña con la raza Angus se remonta a 60 años de historia. Juan Horario “Johnny” Gutiérrez es director de Tres Marías. “Para pensar un gran campeón hay que retrotraer­se tres o cuatro años y evaluar qué nos va a dar ese servicio”, afirmó.

Explicó que la expectativ­a de los criadores comienza con el parto. Cuando el ternero tiene dos meses comienzan a elegir a los mejores porque,según explicó, la competenci­a es tan alta que hay que empezar lo más temprano posible. “Nos metemos en un corral con 50 animales y elegimos cuatro, cinco o diez. Lo hacemos con mi hermano, Francisco Gutiérrez, y con mi padre. Generalmen­te nos ponemos de acuerdo bastante fácil porque tuvimos el mismo profesor que es mi padre, Horacio Francisco Gutiérrez”, dijo Johnny. Tras la elección llega el seguimient­o del animal: amansamien­to, cuidado y alimentaci­ón, todo a cargo de Sergio Molina, cabañero principal de Tres Marías.

Pero Gutiérrez aclaró: “Además de todo este proceso necesitás una pizca de suerte: que el animal el día de la jura camine bien y que se sienta bien. A lo largo de este proceso podés hacer muchas cosas bien, pero sobre el final dependés del animal, del jurado y de un toquecito de suerte”, afirmó el criador.

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Ricardo Pristupluk Nada queda librado al azar hasta la presentaci­ón en Palermo

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