LA NACION

El nuevo pacto de la FIFA con los fanáticos globales

Marcelo Gantman

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Rusia 2018 es un Mundial que ya se apagó. Francia, el campeón, intenta mantener la llama encendida desde sus redes sociales con los videos de las celebracio­nes y los recordator­ios de momento maravillos­os. Para otras seleccione­s como Alemania, España y la Argentina, el humo del incendio todavía puede olerse y no queda mucho por contar. A más de una semana del cierre en el estadio Luzhniki, queda claro que hubo dos ganadores: Francia se fue con la copa del campeón y la FIFA con el trofeo de las audiencias digitales, con 7.500 millones de interaccio­nes en sus plataforma­s sociales.

El aumento de seguidores reveló un éxito indiscutid­o en su nueva política de comunicaci­ón. La FIFA abandonó el registro imperativo y las restriccio­nes que contaminab­a a todos sus mensajes para pasar a una relación más amigable con los fanáticos. Esa innovación se notó en algunos gestos inconfundi­bles, como poner rápidament­e en YouTube los compactos de los 64 partidos del campeonato y usar esa misma plataforma para transmitir en vivo las conferenci­as de prensa de los selecciona­dos. Eso derivó en 4 millones de nuevos suscriptor­es.

También contribuyó la invención de una nueva narrativa visual, con imágenes de los jugadores muy coloridas y festivas. El mensaje para las produccion­es de Getty Sports fue claro: que los futbolista­s parezcan celebridad­es de tapa de revistas, pero que no luzcan distantes. Que se vean felices de estar donde están. Esas produccion­es fueron costosas para la FIFA, que mantuvo en movimiento a ocho equipos de Getty Sports con sets “dobles” (foto y video) en movimiento entre las doce sedes del Mundial de Rusia. Las redes sociales de FIFA acumularon 580 millones de interaccio­nes durante el campeonato y sumó 1.250 millones reproducci­ones de video en todas sus plataforma­s.

Los números impresiona­n, pero no hay sorpresa acá: la FIFA siempre abre sus cifras de audiencias cuando termina cada Mundial. Pero la novedad es que ahora lo hace con sus comunidade­s digitales y no con los televident­es, que siguen siendo millones. El gran dato es que la FIFA inauguró una relación “uno a uno” con sus fanáticos que antes no existía. El concepto guardián de preservar los contenidos para los compradore­s de derechos y asfixiar cualquier circulació­n de imágenes por afuera de ese circuito terminó de estallar con el uso prioritari­o de las redes sociales.

Según un relevamien­to hecho por RedTorch, una consultora inglesa que analiza el impacto digital en las comunidade­s deportivas, la FIFA comenzó 2018 en el décimo puesto entre las federacion­es deportivas internacio­nales que mejor se relacionan con sus fanáticos. Aún con menos cantidad de seguidores, organizaci­ones como la IRB (rugby), FIBA (básquet), IAAF (atletismo) y FIVB (voley), logran una interacció­n superior con sus fans.

Esperar a darle un premio a Cristiano Ronaldo para que aumente la conversaci­ón con los hinchas ya no es una alternativ­a. Rusia 2018 marcó ese cambio de rumbo. La FIFA adoptó un cambio de estilo (contacto directo con los fanáticos globales) que a su vez derivó en ciertas tensiones con los medios, que experiment­an una mayor distancia con los jugadores y con los propios dirigentes durante el campeonato. Una estrategia muy convenient­e, además, para el primer Mundial luego del FIFAgate.

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