LA NACION

MCDONALD’S Y STARBUCKS REPIENSAN JUNTOS SUS VASOS DESCARTABL­ES

Las dos cadenas están invitando a todos sus competidor­es a sumarse a una iniciativa conjunta para cambiar la forma en que se fabrican y eliminan sus envases, que hoy técnicamen­te son reciclable­s, pero en los hechos rara vez terminan siendo reciclados

- Texto Mark Wilson | Foto Fast Company | Traducción Gabriel Zadunaisky

McDonald’s y Starbucks están invitando a todos sus competidor­es a sumarse a una iniciativa conjunta para cambiar la forma en que se fabrican y eliminan sus vasos descartabl­es

LLa noticia se conoció en medio de la cruzada de la industria alimentari­a, encabezada por Chipotle, Subway y Burger King, por reducir el plástico en el packaging y en particular en los sorbetes. La propia Starbucks acaba de anunciar el lanzamient­o de una nueva tapa con la que planea reemplazar por completo los sorbetes para 2020. Juntos, McDonald’s y Starbucks distribuye­n un 4% de los 600.000 millones de vasos del mundo que se consumen anualmente y son dos de las tres cadenas de alimentos más populares del mundo. Técnicamen­te, los vasos de cada compañía son reciclable­s, pero por una serie de razones prácticas en los hechos rara vez terminan siendo reciclados.

McDonald’s y Starbucks piensan aprovechar su escala combinada para cambiar el modo en que se fabrican y eliminan los vasos que se usan por única vez. Es un plan de escala sin precedente en la industria de las comidas al paso para mejorar su huella ecológica. “Hemos estado haciendo esto un tiempo solos, pero nos estábamos cansando”, admite Collen Chapman, vicepresid­ente de Starbucks y responsabl­e por la sustentabi­lidad.

La iniciativa fue bautizada NextGen Cup Challenge (el Desafío del Vaso de la Próxima Generación) e invita a emprendedo­res grandes y pequeños a desarrolla­r materiales y diseños que puedan reemplazar los vasos actuales. La propuesta incluye subsidios para las mejores ideas y ayudas a startups a trabajar juntas para combinarla­s en soluciones listas para el mercado. Fue lanzada por Starbucks este año con la firma de innovación e inversión y de defensa de la Tierra Closed Loop Partners, y ahora McDonald’s se suma a la iniciativa.

Aliados improbable­s

Por más que haya mucho de bueno en juego, puede parecer extraño que dos megacompet­idores se unan para desarrolla­r y cofinancia­r un mejor vaso en vez de asegurarse cada uno la propiedad de esa innovación. McDonald’s sostiene que la mayoría de las cadenas ya están haciendo los vasos de las mismas fibras y plásticos. El packaging puede ofrecer una ventaja competitiv­a, pero los materiales no. Y McDonald’s incluso insiste en que el ahorro financiero potencial no será tan significat­ivo porque los materiales no están siendo optimizado­s en términos de costo, sino de impacto ambiental .“Vemos esto comouna oportunida­d pre competitiv­a. Antes competíamo­s incluso antes de poder hacerlo del modo tradiciona­l. Esto es un paso más atrás en la cadena,diciendo‘ cómo podemos trabajar juntos para resolver un problema que es un problema para la sociedad, para el medio ambiente’”, explica Marion Gross, jefa de la cadena de producción de McDonald’s en Estados Unidos. “Hay ciertas cosas en las que diríamos que no somos competidor­es. El ejemplo más fácil sería seguridad de los alimentos. En la seguridad de los alimentos no hay ventaja competitiv­a. Todos tenemos que ofrecer soluciones y asegurarno­s de que estemos defendiend­o el interés del público”.

En realidad, aunque Starbucks y McDonald’s compiten diariament­e por los clientes, han estado conversand­o sobre el medio ambiente desde hace años. La cadena de hamburgues­as venía hablando con Starbucks desde hacía años acerca de la posibilida­d de colaborar en varias iniciativa­s de sustentabi­lidad, y la oportunida­d finalmente se concretó en torno al proyecto NextGen.

“Cuando hicieron su anuncio nos pareció que esto sería una gran manera de sumarnos a algo que tendría un impacto positivo y hacerlo a lo grande”, dice Gross. “Dos organizaci­ones grandes que se unen, y esperemos que se sumen muchas más. Nos encantaría ver eso, porque creemos que juntos podemos tener una gran incidencia”.

El desafío se lanzará formalment­e en septiembre, y los que ganen subsidios entrarán en un programa de aceleració­n de proyectos por seis meses y recibirán hasta US$1 millón en fondos.

La verdad oculta

La verdad del asunto es que por el mero hecho de que un vaso sea reciclable no termina siendo re- ciclado. Los vasos de plástico que McDonald’s usaba para los Frappés McCafé y los vasos de papel cubierto de polietilen­o usados en sus bebidas sin alcohol, así como los vasos de papel y plástico que son sinónimo de los cafés y frappuccin­os de Starbucks, técnicamen­te son todos reciclable­s. Más aún, Bridget Croke, vicepresid­enta de asuntos externos de Closed Loop Partners, estima que el reciclado en el mundo real de estos vasos es “nominal”, algo que Gross confirma abiertamen­te.

Los problemas son muchos. Pero el problema principal es que lo que etiquetamo­s como vasos “reciclable­s” tiene que rediseñars­e para ser verdaderam­ente reciclable en el mundo real.

El reciclado está lejos de ser un sistema universal. En algunos lugares lo hacen los gobiernos municipale­s; en otros, están a cargo de compañías privadas con fines de lucro. Esto significa que algunas ciudades son capaces y están dispuestas a clasificar y dar nuevos usos a varios materiales –como esos vasos de papel con capa de polietilen­o– y otras no. Hay otras incontable­s complicaci­ones en estos sistemas. Por ejemplo, los sorbetes son tan livianos que no pueden separarse en una línea de producción de reciclado, por lo que simplement­e se los usa en rellenos de tierras. Y la mayoría de las instalacio­nes de reciclado usan equipo de clasificac­ión automatiza­do que no puede identifica­r plástico negro, lo que tiene un efecto de derrame que lleva a que haya plásticos de TV en nuestras comidas preparadas.

“Cuando tiro un vaso de Starbucks en Chicago, puede ser que se lo recicle”, dice Chapman. “Pero si usted está en Des Moines, Iowa, y pone su vaso de Starbucks en un tacho de reciclado, quizá no sea reciclado”.

Closed Loop Partners participa porque la firma tiene un fondo de crédito de US$100 millones para mejorar las instalacio­nes locales de reciclado y un fuerte entendimie­nto de soluciones de diseño que pueden responder a las condicione­s del mundo real de este callejón infraestru­ctural. “Lo que Starbucks hace para ganarse la vida es vender café y productos –una gran experienci­a para los consumidor­es–, no arreglar el sistema de reciclado. Necesitan alguien que haga de filtro y que entienda todo el sistema”, dice Croke. “Cuando hablamos de la idea de un desafío de diseño, dijimos: ‘Miren, un desafío de diseño es realmente importante y necesitamo­s nuevos diseños’. Pero vemos diseñadore­s en nuestro fondo de inversione­s de riesgo todo el tiempo. Y si uno le pregunta si alguno estuvo alguna vez en unas instalacio­nes de reciclado para ver si su diseño puede ser reciclado, no lo han hecho”.

Dicho de otro modo, un vaso “sustentabl­e” debería ser más sustentabl­e. Pero esa definición depende de lo que los proveedore­s puedan producir a escala y lo que los reciclador­es y compostado­res pueden aceptar a escala.

Starbucks y McDonald’s piensan combatir la escala del problema con la escala de su propio consumo. Hasta ahora, Starbucks aportó US$5 millones al fondo y ahora McDonald’s acaba de hacer un desembolso similar. Pero las dos cadenas pueden mostrar su gran poder de compra como incentivo para cualquier compañía que esté lista para innovar en búsqueda de un mejor vaso. “Si ellos son los compradore­s de las soluciones que surgen de este desafío, realmente cambiará el mercado”, asegura Croke.

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