La dramática muerte de una familia entera abrazada para protegerse
ATENAS.– Los cuerpos carbonizados de 26 personas fueron encontrados ayer en una casa en Mati, en la costa de la región de Ática, con lo que se elevó a 74 la cifra de muertos causados por los incendios que azotan a Grecia. La escena era devastadora: se cree que eran miembros de una misma familia, entre los que se encontraban varios chicos. Fueron hallados abrazados en grupos, “en un último intento de protegerse”, contó el rescatista Vassilis Andriopulos.
Los cadáveres se encontraron a unos 30 metros del mar, cerca de autos quemados en un barrio cerrado de Mati, una localidad costera turística al este de Atenas que ha sido de las más afectadas por los incendios.
“Intentaron encontrar una vía de escape, pero por desgracia esas personas y sus hijos no llegaron a tiempo. Instintivamente, al ver que se acercaba el final, se abrazaron”, dijo Nikos Economopoulos, jefe de la Cruz Roja griega.
La noticia agregó dramatismo a la situación desoladora provocada por el incendio que arrasó los alrededores de Atenas, ya que, al igual que la mayoría de las víctimas, parecieron haber caído en una trampa mortal cuando intentaron escapar de las llamas, por las rutas o hacia el mar. En Mati, el incendio ya había sido contenido en buena parte ayer, aunque seguía activo en algunas zonas, con riesgo de volver a encenderse en matorrales secos.
Muchos veraneantes murieron quemados vivos atrapados en sus autos en los atascos mientras trataban de huir del infierno, que devoró más de 1000 casas.
Huir hacia el mar fue la otra alternativa que habían elegido muchas de las víctimas, pero también murieron encerradas por un muro de llamas y humo tóxico mientras el “fuego veloz” barrió lo que encontró a su paso, desde las laderas hasta el mar, en menos de diez minutos.
Algunos sobrevivientes relataron haber pasado varias horas entre nubes de ceniza al borde del agua mientras esperaban ayuda y observaban cómo ardía su pueblo.
Impulsados por vientos de hasta 100 km/h y temperaturas de 40°C, los peores incendios forestales en Grecia en una década fueron descriptos como una “tragedia nacional” y un “desastre bíblico con pérdidas humanas”. Una de las víctimas más jóvenes fue un bebé de seis meses que murió por inhalación de humo.