De la cueva al convento: los chicos tailandeses se preparan para ser monjes
Once de los jóvenes y su entrenador estarán nueve días en templos budistas para “limpiarse” de sus experiencias negativas
CHIANG RAI, Tailandia.– Después de dos semanas en la oscuridad y otra en el hospital, los chicos rescatados de una cueva de Tailandia ingresarán por nueve días a un monasterio. El entrenador y 11 de los jóvenes del equipo de fútbol participaron ayer en una ceremonia preparatoria para su ingreso en distintos templos budistas.
Su paso por el monasterio servirá para “limpiarlos” de sus experiencias negativas, en este caso del miedo y de los sufrimientos durante los 17 días que pasaron en la gruta subterránea. Los chicos, que tienen entre 11 y 16 años, serán ordenados novicios, mientras que su entrenador, de 25 años, será ordenado monje, dijo Parchon Pratsakul, gobernador de la provincia tailandesa de Chiang Rai.
Para el entrenador, Ekkapol Chantawong, esta actividad no significa la misma sorpresa que para los chicos, ya que en el pasado vivió un tiempo como monje. Tanto es así que durante los días que permanecieron atrapados en la cueva les enseñó a los chicos a meditar para controlar desde su respiración hasta su estado emocional.
El acto se celebró en Chiang Rai, la capital provincial, y solo faltó uno de los menores, que es de religión cristiana. Al comienzo, los chicos rodearon tres veces un santuario, en uno de los muchos templos que existen en la región. Estaban vestidos de blanco para agradecer por su rescate.
Después, tanto sus padres como funcionarios del gobierno tailandés les cortaron el pelo con tijeras y finalmente los monjes les rasuraron la cabeza. En el budismo, este tipo de preparativos son habituales y forman parte de la tradición.
Se homenajeó también al buzo de la Marina Samarn Poonan, que murió cuando colaboraba en el rescate. Los familiares de los chicos ya habían adelantado que sus hijos participarían de un retiro budista en honor al rescatista.
La ceremonia de ordenación será hoy en otro templo en Chiang Rai, antes de que el grupo regrese a residir por más de una semana en el templo de Wat Pha That Doi Wao, cerca de la frontera con Myanmar.