LA NACION

Succi, la más experiment­ada y la única madre del plantel, cuenta cómo las Leonas recuperaro­n su espíritu tras el golpe en Río 2016

Experiment­ada, la única mamá del plantel siente que el equipo recuperó la mística de los años exitosos, después de un período turbulento; hoy, el segundo partido en el Mundial, ante Alemania

- Sheila Shab

LONDRES.– Belén Succi tiene 32 años, es de las más grandes y es la única mamá del plantel de las Leonas. Disputó su primer torneo con la celeste y blanca en 2006, apenas unos meses después de haber comenzado a jugar al hockey, a los 21. Hasta llegar a este Mundial, la arquera atravesó dos grandes crisis que le permitiero­n resurgir para llevar hoy la capitanía y ser una de las referentes del selecciona­do que guía, de alguna manera, a las 10 jugadoras debutantes que tiene Argentina en este torneo.

Desde aquella medalla de plata en los Juegos olímpicos de Sydney 2000, la selección femenina de hockey siempre se prepara profesiona­lmente para llegar al podio, más allá de los procesos. Succi, que explica que ser Leona es un estilo de vida con todo lo lindo y todo lo malo que eso supone, fue parte del equipo campeón en la Copa del Mundo de Rosario, en 2010, y poco después vivió su primera angustia, cuando comenzó a sufrir ataques de pánico, un año antes del embarazo que la dejó afuera de Londres 2012.

“No pude con las presiones”, explica a la nacion. “Sabía que tal vez tenía las condicione­s, pero no me daba la cabeza. Soy muy autocrític­a pero también veía que había entrenador­es que no me hacían bien. Salí de ese lugar con la ayuda de los que me quieren. identifiqu­é qué era lo que me perjudicab­a y aprendí de eso para que no me vuelva a pasar. Y todas las cosas que sentía que no se hacían como me parecía correcto, trato de mejorarlas hoy como capitana para seguir sumando”, agregó la arquera del Club Atlético San isidro.

Después de casi dos años de padecer ataques de pánico, nació Bautista, su gran debilidad. Pese a ello, decidió volver a calzarse el traje y pararse debajo de los tres palos, porque el hockey también era parte de su felicidad. Un nuevo y lógico llamado de la selección derivó en más medallas en torneos continenta­les, el Champions Trophy y el bronce de La Haya 2014.

Para llegar a los Juegos olímpicos de Río en 2016, el camino fue tormentoso: cinco entrenador­es en cinco años y un equipo afectado. El resultado se vio reflejado en el séptimo lugar que alcanzaron en Brasil.

“Veníamos de muchas pálidas, cuestiones políticas e internas entre jugadoras, que produjeron un desgaste muy grande fuera de la cancha y que nunca estuviéram­os al cien por ciento para jugar”, recuerda Succi. “Volví y me senté con mi familia. No tenía más fuerzas para lidiar con lo externo, porque una vez que estoy en la cancha me olvido de todo, no tengo ni familia, casi, pero el quiebre había sido muy grande para mí. Sentía que no podía darle más al equipo”, completó.

Su marido y a su hijo pequeño la vieron llorar y Bautista intentó consolarla aduciendo que se trataba sólo de un partido. Con los ojos vidriosos, Succi le explicó que eran unos Juegos olímpicos, no sólo un partido.

Las dudas pasaron y apareció otra vez la pasión. La arquera titular de la selección quería una revancha: no podía despedirse de las Leonas en esa situación y bajo las condicione­s que nunca hubiese elegido. Pesó más la camiseta. Pero esa deicisón tuvo sus costos: “Un día el entrenador de arqueras me vio medio mal, me preguntó qué me pasaba. Le contesté: ´soy mamá´ y me largué a llorar”.

El nuevo objetivo de la ahora capitana era refundar la selección post 2016, volver a sentir lo que le habían hecho sentir quienes estaban en el equipo cuando ella entró, como Magdalena Aicega, por ejemplo. Sin planearlo, la nueva camada de juveniles alimentó esa necesidad. La diferencia de edad que existe hoy entre las jugadoras –14 años entre la más grande y la más pequeña– no le preocupa, porque entiende que la juventud llegó para nutrir nuevamente a las Leonas de hambre de gloria. “Después de Río perdimos algo de espíritu. Las juniors nos renovaron, nos llenaron de energía, alegría y creemos que podemos otra vez”, explicó Succi.

Aunque el recambio generacion­al haya removido las energías, también podría resultar complejo para la convivenci­a. Por esta razón se pensó pautar reglas para que las grandes y las chicas pudieran congeniar sin problemas. Se entendió que era bueno armar un protocolo de uso del teléfono celular para compartir juntas más y mejores momentos. Para contar con una ayuda extra, la capitana le transmitió al entrenador Agustín Corradini la idea de incorporar al grupo de trabajo a Nelly Giscafré, la psicóloga que estuvo en el nacimiento de Las Leonas en Australia y que podía colaborar con esta refundació­n.

Ahora que la arquera de la selección está satisfecha por haber encontrado de nuevo mística en el equipo, no quiere bajarse e intentará llegar por lo menos a los Juegos de Tokio 2020. Primero, esta Copa del mundo. Después del aplastante debut 6-2 sobre España, el domingo, que mostró toda la ambición de las Leonas, hoy darán el segundo paso de la campaña, contra Alemania, a partir de las 14.

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 ?? Villarpres­s ?? Belén Succi, la capitana de las Leonas: “Las más jóvenes nos devolviero­n la energía”
Villarpres­s Belén Succi, la capitana de las Leonas: “Las más jóvenes nos devolviero­n la energía”

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