Entre juegos y relatos, el rescate de una gran antología
★★★★ muy buena. idea original, producción y puesta en escena: Valor Vereda. música: Lautaro Matute, Elisa López Oroño. intérpretes: Diego Mazurok, Elisa López Oroño, Lautaro Matute, Agustín Lumerman. asistencia: Gastón Scrivano. sonido: Federico Wainer. vestuario: Betanha Almendra. teatro: Chacarerean, Nicaragua 5565. funciones: hoy, mañana y el viernes, a las 17. duración: 60 minutos.
Qué placer más inmenso que leer con nuestros hijos aquellos libros que marcaron nuestra infancia. Y celebrar, además, que los grandes cuentos resisten, sin dudas, el paso del tiempo. Qué placer gigante encontrar en sus medias lenguas aquellas oraciones que nos quedaron grabadas a los más grandes tiempo atrás. Esto sucede en Chiribitiles, el nuevo espectáculo del grupo Valor Vereda, que ya tiene once años de recorrido sostenido en el arte para los más pequeños, con distintas propuestas, pero siempre en una dirección: recuperar el juego, hacer partícipes a los niños desde la imaginación, desde la música y desde la narración. Y con estos vectores llega este nuevo espectáculo, que tiene canciones, historias y creatividad, pero con un valor agregado: recuperar aquellos cuentos perdidos, alzar esas historias a viva voz y tender un puente entre las distintas infancias de padres e hijos para que el disfrute sea total.
La historia de este proyecto tiene su génesis quizá –porque si se trata de arte siempre se puede ir un poco más atrás todavía– en 1976. Año en el que distintos ilustradores y escritores argentinos le dieron forma a una colección absolutamente novedosa:
Los cuentos del Chiribitil. Su formato grande, con el nombre del ilustrador en la tapa y su venta en quioscos de revistas a un precio accesible y de tirada masiva (50.000 ejemplares) hicieron que la colección sea un verdadero
hito en la literatura infantil. Muchos de estos cuentos fueron desaparecieron con el correr de los años. Algunos por la censura militar, otros por el paso del tiempo. Atentos a esto, los integrantes de Valor Vereda se propusieron revalorizarlos y sumar la teatralidad y la música a esas narraciones preciosas conocidas por muchos: Así nacieron Nicolodo, El pajarito remendado, Los
zapatos voladores, por citar solo algunos de esos cuentos fantásticos actualizados.
Las canciones creadas a partir de quince de estos libros se van haciendo presentes una a una con la simpatía y el talento de Elisa López Oroño y Diego Mazurok que, además, cuentan las historias y hasta se atreven a leer en escena demostrando que una buena narración oral es potente si se lo hace con dedicación y pericia. Acompañados por dos músicos que intervienen con dulzura –Lautaro Matute y Agustín Lumerman–, los cuentos del Chiribitil sirven como trampolín a distintas creaciones. Algunas frases son tomadas como estribillos de las canciones, de otros cuentos se extrajo la temática y en otros casos, incluso, fueron un puntapié para viajar a otros rumbos. Pero siempre está presente el juego, el baile y los colores alegres en los vestuarios y en la puesta que dialoga con la misión. De punta a punta del escenario una soga de la que irán colgando las distintos libros a medida que vayan siendo narrados. Y entonces el puente está trazado.