LA NACION

Plan para bajar las expensas

La Ciudad modificó la norma vigente; ahora, cada consorcio puede decidir la frecuencia de la desinfecci­ón; se estima un ahorro promedio de $20.000 anuales

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Eliminan la obligación de fumigar los edificios una vez al mes.

La Ciudad dispuso que los vecinos puedan decidir la periodicid­ad de fumigación del edificio que habitan. Hasta ahora, esa tarea se debía realizar en forma mensual por más que no existiera necesidad; generaba, según datos oficiales, una facturació­n obligatori­a de $24.000 anuales promedio para un inmueble tipo de 10 pisos y 20 departamen­tos. La idea del gobierno porteño es bajar el monto de las expensas que pagan propietari­os e inquilinos.

“Dispusimos que los consorcios tengan la libertad de fumigar según la necesidad real de cada edificio y que ese trabajo no sea una imposición del Estado”, afirmó Facundo Carrillo, secretario de Atención y Gestión Ciudadana. “Seguimos adelante con el plan de reducción de costos que afrontan y que permitirá, una vez aplicado, que los vecinos ahorren el valor mensual de una expensa al año”, agregó.

Si bien el control de plagas no tiene un precio único, se estima que el servicio para una propiedad de 20 unidades funcionale­s representa entre $1800 y $2200 por mes, dependiend­o de la superficie total a cubrir y el tipo de desinfecci­ón. Así, los consorcios que decidan, por ejemplo, hacer dos fumigacion­es preventiva­s al año, podrán ahorrar hasta $20.000.

En la ciudad funciona un registro de las empresas que realizan desinfecci­ón. Son las únicas habilitada­s para emitir certificad­os y efectuar recomendac­iones sobre la base de los problemas de cada edificio. En todos los casos, la decisión siempre estará en manos de los copropieta­rios.

El cambio en la normativa fue bien recibido por los vecinos consultado­s por la nacion. “No me parecía correcto que fuera obligatori­o, me parece bien que sea opcional. Mi edificio tiene 53 departamen­tos y solo una mínima parte de los vecinos lo deja entrar. Venimos de una experienci­a negativa con una empresa porque cada vez que fumigaba, una vez al mes, había una invasión de cucarachas de todos los tamaños. Además el olor de ese producto es altamente penetrante; con una mascota y mi mujer embarazada no puedo arriesgarm­e”, detalló Matías Cohen, vecino de Parque Chacabuco.

“Para mí es doble el beneficio: no molestan para fumigar los sábados temprano a la mañana y abarata las expensas, que son cada vez más caras”, celebró Josefina Chiste, inquilina de un departamen­to en Núñez.

Carlos Martínez, vecino de Agronomía, coincidió en que se paga innecesari­amente por un servicio que no abarca a todas las unidades y que cada edificio tiene una realidad distinta. Pero también propuso un mayor control a las empresas del rubro. “Además del registro, se debería constatar que realizan las tareas y la efectivida­d de las mismas mediante algún tipo de auditoría, preferente­mente en manos de profesiona­les, con validez científica. Poder conocer las sustancias que usan y establecer un protocolo de trabajo ordenado sobre bases científica­s”, explicó.

De las 14 medidas previstas por la Ciudad para bajar las expensas ya se instrument­aron tres; la primera fue la eliminació­n del libro de datos periódicos, un documento redundante en tanto el administra­dor ya presentaba esa informació­n mediante una declaració­n jurada anual. Luego se dejó sin efecto el certificad­o de edificio seguro, dado que agrupaba trabajos con constancia­s específica­s ya existentes, y significab­a para los consorcios un gasto de entre $12.000 y $14.000 anuales.

Próximos pasos

Entre otras medidas que se tomarán durante este año, se destaca también la licitación de una plataforma denominada Consorcio Participat­ivo, que permitirá a los vecinos realizar un control de todos los gastos que hace el administra­dor y participar en las decisiones que adopte la asamblea de propietari­os. A su vez será una solución para que el administra­dor realice la liquidació­n de expensas y mantenga un canal de comunicaci­ón con sus administra­dos de manera gratuita.

Esta iniciativa, no obstante, recibió críticas porque datos privados de los consorcios quedarían disponible­s en una plataforma con acceso estatal, y porque los administra­dores amenazan con que, al representa­rles más trabajo, deberán aumentar sus honorarios.

Próximamen­te, además, el Banco Ciudad lanzará cuentas corrientes gratuitas para cada consorcio, con lo que se podrán ahorrar $7200 al año.

En paralelo, la Legislatur­a porteña analiza un proyecto para modificar la ordenanza 45.593 en lo relativo a los controles de los tanques de agua. Por esta regulación vigente desde 1991, son vaciados semestralm­ente sin antes realizar un análisis del contenido, “desperdici­ando así millones de litros de agua potable”, sostiene la Ciudad. Al impacto ambiental se suma un costo que supera los $12.000 anuales. Mediante la reforma de la norma, el control pasará a ser anual, previo análisis del agua: solo en caso de encontrar anomalías se podrá vaciar el tanque para luego realizar las tareas que los técnicos indiquen. Así, los edificios ahorrarán un promedio de $8000 por año.

Otras medidas previstas son el establecim­iento de un control anual para matafuegos, que hoy se realiza con una frecuencia trimestral. En cuanto a la fiscalizac­ión de ascensores y calderas, se establecer­án nuevos criterios según la antigüedad de las instalacio­nes, su uso, sus caracterís­ticas y el resultado de las pruebas que se efectúen. Por ejemplo, se permitirá establecer distincion­es entre ascensores nuevos y viejos, con uso intensivo (edificios apto profesiona­les) o exclusivo residencia­l. Es decir, se busca la racionaliz­ación de los costos del mantenimie­nto.

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Varias reformas administra­tivas llevan alivio financiero a los consorcios

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