Cuando el fin de la lealtad se vuelve una bomba de tiempo
Dwashington urante años, Michael Cohen fue uno de los hombres de mayor confianza del presidente Donald Trump. Era su abogado personal, la persona que le resolvía problemas que nadie más podía resolver, y que conocía su vida y los rincones más recónditos de su imperio como ningún otro.
“Soy el tipo que recibiría una bala por el presidente”, le dijo Cohen a Vanity Fair, hace poco menos de un año. “Nunca lo dejaría”, reforzó. La lealtad, a veces, es efímera.
Acorralado por la Justicia, Cohen, que llegó a llamar a Trump un “mentor” y un “patriarca”, terminó de despegarse del círculo del mandatario y escaló como nunca un enfrentamiento que ya es una de las mayores amenazas para la presidencia del magnate.
El encargado de confirmar la metamorfosis de Cohen fue su abogado, Lanny Davis. El lugar elegido para entregar el mensaje fue nada menos que la cadena CNN, uno de los principales “enemigos” en la prensa de la Casa Blanca. Y la carta que jugaron Cohen y sus abogados es digna de Hollywood: difundieron la grabación de una conversación entre Trump y Cohen, con la amenaza de que no es la única.
Davis no ahorró munición: el abogado del abogado dijo que Trump era un “mentiroso”, lo acusó de recurrir a maniobras similares a las de la mafia y los narcos, y lo puso a la par del expresidente Richard Nixon, cuya presidencia terminó en llamas por el escándalo Watergate. Cohen, dijo Davis, era otra persona: había dado vuelta una página en su vida, y quería decir toda la verdad sobre su antiguo cliente.
“Sabemos que Trump mintió”, dijo Davis, al difundir la cinta que Cohen grabó que reproduce una conversación que mantuvo con Trump sobre un pago para tapar uno de sus supuestos amoríos. “Donald Trump no tolera la verdad”, disparó.
La conversación toca un pago de 150.000 dólares que recibió la exmodelo de Playboy Karen McDougal en el verano boreal de 2016, en plena campaña presidencial, de parte una editorial por un contrato que incluía los derechos para publicar la historia sobre su supuesto romance con el presidente. La editorial, American Media, “enterró” la historia. El presidente y CEO, David Pecker, es amigo y aliado de Trump. La historia del pago fue revelada por The Wall Street Journal días antes de la elección presidencial.
El presidente y su equipo siempre negaron el amorío, o conocimiento alguno sobre el pago. La grabación sugiere que ese relato es falso. Davis dijo que Cohen, que se encuentra bajo investigación federal, tiene más grabaciones. “¿Qué tipo de abogado graba a un cliente? ¡Muy triste!”, respondió Trump, en Twitter. “¿Es esta la primera vez, nunca se supo antes? ¿Por qué la cinta fue tan abruptamente detenida mientras presumiblemente yo decía cosas positivas? Escuché que hay otros clientes y muchos periodistas grabados, ¿puede ser así? ¡Muy mal!”, agregó el mandatario. La cinta sobre la conversación deja espacio a la ambigüedad, y el principal abogado de Trump, Rudolph Giuliani, ha insistido en que ninguna de las revelaciones es concluyente, y todo está abierto a interpretación.
Todo el escándalo deja dos ramificaciones. Primero: puede abrir un nuevo frente judicial para Trump porque el pago pudo haber violado las reglas sobre el financiamiento de las campañas. Cohen ya está bajo investigación federal por eso. Segundo: las últimas movidas de Cohen sugieren, como nunca, que el exabogado de la Organización Trump está más que dispuesto a cooperar con los investigadores federales para salvarse. Y eso le puede dar munición al fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller. Cohen participó de la campaña presidencial de Trump.
¿Qué más sabe Cohen? ¿Qué información puede darle a los investigadores federales? Ambas preguntas parecen mortificar a Trump, quien desde que quedó enredado en la Justicia ha subido el tono de sus ataques a la investigación de Mueller.
“El señor Trump es más que un simple jefe para aquellos de nosotros que hemos tenido la suerte de estar cerca de él, tanto profesional como personalmente”, dijo Cohen, en una entrevista con The New York Times, publicada a fines de 2016. “Es más como un patriarca, un mentor. Estas cualidades lo hacen muy entrañable para mí, y por eso soy tan ferozmente leal a él y me comprometo a protegerlo a toda costa”, agregó. Los tiempos han cambiado.
¿Qué más sabe Cohen? ¿Qué información puede darle a los investigadores federales? Ambas preguntas mortifican a Trump