La violencia y las denuncias de fraude agitan las elecciones en Paquistán
Un exjugador de cricket que tiene apoyo militar lideraba anoche el escrutinio en una jornada marcada por un ataque suicida que dejó 31 muertos
ISLAMABAD.– Un sangriento atentado suicida de Estado Islámico (EI) tiñó ayer de violencia las elecciones parlamentarias celebradas en Paquistán, también ensombrecidas por sospechas de injerencia del Ejército y la condena por corrupción de uno de los líderes más populares, Nawaz Sharif, que está arrestado.
Unos 106 millones de electores estaban llamados a las urnas en un país de 207 millones de personas, para elegir diputados para los próximos cinco años. La formación ganadora será llamada a conformar el nuevo gobierno federal.
Los primeros resultados daban anoche como ganador al Paquistán Tehreek-e-Insaf (PTI), del opositor Imran Khan, una exestrella del cricket –el deporte más popular–, que cuenta con el apoyo de los uniformados, en un país cuya historia está marcada por los golpes de Estado militares y los asesinatos de políticos.
Pero Shahbaz Sharif, hermano del líder encarcelado y candidato por la Liga Musulmana de Paquistán (PML), rechazó los resultados. ”Son fraudes tan flagrantes que todo el mundo se puso a llorar. Lo que hicieron hoy regresa a Paquistán 30 años atrás (...) Rechazamos ese resultado”, declaró Sharif.
De todas formas, cualquiera que sea el partido ganador seguramente deberá recurrir a alianzas parlamentarias para formar gobierno, por lo que el resultado final es aún incierto.
Khan hizo campaña con la promesa de construir un “Nuevo Paquistán” y se comprometió a erradicar la corrupción, cuidar el medioambiente y construir un “Estado islámico del bienestar”.
Pero su campaña se vio empañada por las acusaciones de que tiene el apoyo de las poderosas instituciones de seguridad del país. Medios de comunicación y activistas denunciaron incluso un “golpe silencioso” de los generales.
Los militares rechazaron las acusaciones, asegurando no te- ner un “papel directo” en el proceso electoral.
Estas elecciones son solo la segunda transición democrática de un gobierno civil a otro en el país.
La jornada electoral se vio sacudida además por la violencia.
Al menos 31 personas murieron en el ataque suicida reivindicado por los jihadistas en la ciudad de Quetta, en el sudoeste del país. Entre los muertos hubo chicos y policías, según informó Mohamed Jafar, del hospital civil de la ciudad.
En Quetta, el atacante suicida se hizo volar por los aires en medio de una fila de votantes junto a un automóvil de la policía, informó el vocero policial Mohamed Ramzan. El atentado iba dirigido contra un agente de alto rango que debía supervisar las medidas de seguridad del local electoral. El oficial salió ileso, pero dos de sus agentes murieron.
La milicia terrorista de EI reivindicó la autoría del atentado a través de la agencia Amaq, su canal propagandístico.
En la misma ciudad de Quetta, capital de la provincia de Baluchistán, otro suicida asesinó a más de 150 personas en un acto de la campaña previa a los comicios, y más de 180 personas perdieron la vida en ataques en otros actos electorales.
Los comicios se celebraron bajo estrictas medidas de seguridad, con más de 450.000 policías y 370.000 militares desplegados en todo el país, ante las amenazas de violencia por parte tanto de los extremistas talibanes como de EI, que consideran la democracia un sistema de los “infieles occidentales”.
En algunas zonas, los soldados no solo vigilaban las entradas de los locales electorales, sino que estaban desplegados también dentro de los centros de sufragio, supuestamente para aumentar la seguridad de los electores.
Sharif, enfrentado a los militares, es muy popular y lideró las encuestas durante mucho tiempo, pero hace dos semanas fue condenado a diez años de prisión por corrupción. Por eso vivió los comicios bajo arresto, tras ser detenido a su regreso al país desde Londres, junto a su hija Maryam, también condenada. En su reemplazo el candidato de su partido fue su hermano Shahbaz Sharif.
Algunos ven en estas condenas importantes pasos para combatir la corrupción, pero otros creen que son intentos de los militares de mantener el control del país.