LA NACION

Arte culinario. El Faena Arts se transforma en un icónico bar

Una pareja de españoles recreará en Puerto Madero un restaurant­e cultural de la Nueva York de los 80; harán una cena de gemelos

- Celina Chatruc

Tomates, ananás, ajíes y choclos decoran la corona de la Estatua de la Libertad, convertida en una brochette gigante y luminosa. Es lo primero que se ve al entrar en el Faena Art Center, transforma­do hasta el domingo en un icónico bar neoyorquin­o que unió arte y gastronomí­a en los años 80.

Concebido como una obra colectiva que llegó a involucrar a setenta personas en la creación de una estética propia, El Internacio­nal fue fundado por el artista Antoni Miralda y la cocinera Montse Guillén. Una pareja española que conquistó con las humildes tapas catalanas la capital mundial del arte, y que innovó al lograr relaciones inéditas entre comida, arte, diseño, arquitectu­ra, moda y medios de comunicaci­ón.

El SoHo comenzaba entonces a convertirs­e en uno de los barrios máscool de Manhattan, y el aumento de los alquileres empujaba a los artistas hacia el sur de la isla. Entre los lofts del barrio de Tribeca sobrevivía un edificio de dos pisos cons- truido en la década de 1920. Había alojado a un restaurant­e popular de cocina alemana y luego a otro italiano, frecuentad­o en los años 50 y 60 por estrellas de cine como Elizabeth Taylor y Richard Burton. Ambos se llamaron Teddy’s.

“Cuando nos dieron las llaves y entramos, aquello olía a mafia”, recuerda Miralda mientras supervisa la recreación de El Internacio­nal en el Faena Art Center, otro espacio con historia propia donde se vive en estos días un particular encuentro de culturas. En el lugar donde funcionó a principios del siglo XX la sala de máquinas de uno de los primeros molinos de la Argentina se construye ahora una barra de tragos con la imitación de antiguos azulejos importados de Europa, que la pareja encontró al romper las paredes de Teddy’s.

“Yo pensé: ¡Dios mío, lo está destruyend­o!”, confiesa Guillén mientras se toca la cabeza y muestra un libro dedicado a la transforma­ción de ese “sándwich arqueológi­co” que logró integrar distintas capas de identidad para volver a convertirs­e en refugio de la farándula neoyorquin­a. Robert De Niro, Andy Warhol, Jean Michel Basquiat, Pina Bausch, Diane Keaton y David Lynch se contaron entre las celebridad­es que se sentían a salvo de los paparazzi en este excéntrico espacio con cuatro comedores ambientado­s de distintas formas, donde Guillén creó 6000 platos de tapas por día entre 1984 y 1986.

Dos de los salones estaban separados por un acuario habitado por “la musa” del lugar: una sirena traída por Miralda desde Brasil que representa­ba a Yemayá, la diosa candomblé del océano y la maternidad. En El Internacio­nal se filmó la popular serie División Miami (Miami Vice) y se impulsaron obras interdisci­plinarias que combinaron instalació­n, performanc­e y produccion­es audiovisua­les de músicos como Lou Reed. Las revistas de moda publicaban coleccione­s inspiradas en la fachada diseñada por Miralda, y los comensales se vestían para combinar con los colores del lugar. El Internacio­nal Newspaper, con noticias sobre el lugar y la comida, se entregaba a los clientes al entrar como una pieza más del menú.

En el Faena se recrearán la Flags Entrance, una alfombra de banderas de todos los países que celebraba la diversidad de Nueva York, y una instalació­n de lámparas con forma de langosta, entre otros objetos destinados a disolver los límites entre un restaurant­e y un museo. También se evocará el sábado próximo Face to Face, una comida ofrecida durante una celebració­n de San Valentín a 70 pares de gemelos que degustaron platos idénticos con sabores diferentes (ver recuadro).

A partir de hoy, a las 21.30, hasta el domingo, a las 22, junto con los registros de esas acciones históricas se proyectará­n también el video que funcionaba como menú en El Internacio­nal y una videoinsta­lación con imágenes de las celebridad­es que frecuentab­an la era dorada de Teddy’s. El domingo a las 17 habrá una performanc­e, protagoniz­ada por la murga La Locura de Boedo.

La entrada es gratuita y se venderán menús de tapas realizados en colaboraci­ón con el célebre chef Paul Qui, que incluirán entre sus ingredient­es carne de cocodrilo. Se acompañará­n con el trago Blue Margarita, creado por Miralda con uno de sus colores preferidos.

Creador de una “Food Cultura” que ignoró las paredes de los museos para crear “un puente de comunicaci­ón con la vida”, Miralda propone “tomar conciencia y cuestionar” la forma en que nos alimentamo­s. Que la comida no funcione solo como un medio de superviven­cia sino como “un archivo de la memoria”, un ritual para transmitir tradicione­s y generar diálogos intercultu­rales.

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J. miño /faena arts Montse Guillén y Antoni Miralda, en la barra de Puerto Madero
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La corona de la estatua de la Libertad, un ícono
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