Un resultado que se suma a una cadena de evidencias en el Planeta Rojo
La exploración de Marte lleva más de medio siglo. Comenzó en los años sesenta con la sonda Mariner 4 y en esa década surgieron los primeros indicios de que el planeta esconde masas de agua líquida debajo de su superficie. La presión atmosférica impide que sean superficiales, pero la evidencia nos dice que el planeta albergó ríos y lagos hace miles de millones de años.
Ahora, este nuevo descubrimiento en lo que sería la “Antártida” de Marte se suma a una cadena de hallazgos anteriores, que se remontan a los últimos 20 años. El primero lo aportó la nave Mars Global Surveyor, que detectó posibles indicios de agua en forma líquida en la subsuperficie.
Tiempo después, la Mars Odyssey detectó la presencia de agua y hielo subterráneas. Y hace unos pocos años, el Orbitador de Reconocimiento de Marte (MRO, por su nombre en inglés) captó imágenes de líneas en la superficie marciana que se habrían formado con el paso de agua con sales disueltas.
Ahora,sesospechaquepartedel agua líquida estaría a 1500 metros o más de profundidad debajo de capas de hielo. Los modelos científicos que se aplicaron en el análisis de los nuevos datos nos dicen que ese agua está a 60°C bajo cero, lo que parece una contradicción. El agua con sales disueltas –en Marte se identificó sodio, magnesio, calcio y hasta percloratos– tiene un punto de congelación menor que el agua pura. Por lo que aun a 60°C bajo cero, el agua sería líquida.
La detección, esta vez, se hizo con el explorador europeo Mars Express, que desde 2003 está orbitando el Planeta Rojo. Fue mediante el sistema de radares que pueden “penetrar” a hasta 5000 metros de profundidad.
Pero ¿por qué Marte atrae tanta atención? Porque es un planeta históricamente muy interesante, sobre todo por sus implicancias biológicas. Hay buenos indicios de que fue habitable alguna vez. Pudo tener vida hace 4000 millones de años. Hoy es un gran desierto helado, pero con características viables para la vida, como el agua líquida, la materia orgánica, las sales minerales y el calor interno del planeta. El ambiente subterráneo sería potencialmente “biológico”.