LA NACION

En el tour del maltrato, Froome sufre también por la derrota

Al rechazo del público, el británico agrega lo deportivo: ya parece resignado a no ganar

- Xavier Prieto Astigarrag­a

Terminó la etapa 17, la victoria final pasó a parecer casi una utopía y el golpeado Christophe­r Froome sumó otra bofetada: no ser ya siquiera reconocido, pese a ser un tetracampe­ón del Tour de Francia, uno de los grandes sucesos del país y de Europa. Ya de civil, con un impermeabl­e gris un rato luego de cruzar la meta, el británico fue confundido con un espectador por un gendarme que le impidió el paso y en el entrevero llegó a derribarlo.

Como si fueran poco los abucheos, empujones, salivazos e intentos de espectador­es de hacerlo caer en carrera, Froome añadió el incidente con la autoridad que no percató de que era el hombre del que todos hablaban, por sus títulos, las profundas sospechas de dopaje y el hostigamie­nto de los hinchas al costado –y no tanto– del camino. El deportista nacido en Kenia circulaba en bicicleta y, tras ser volteado, discutió brevemente con el gendarme.

Era el colorario de un día tran gris para él como su abrigo y como el clima en Soulan Col du Portet, a donde el pelotón había llegado al cabo de 65 kilómetros escasos pero muy exigentes, de montaña pirenaica. Un tramo, el 17º, que los analistas considerab­an crucial, de posible quiebre en la tendencia de la clasificac­ión. No se equivocaro­n, al parecer: Froome, que era escolta, perdió terreno, y se consolidó su compañero galés del equipo Sky Geraint Thomas, que resultó tercero en el segmento y ahora cuenta con 1m59s de diferencia sobre el nuevo segundo general, Tom Dumoulin, a falta de cuatro días.

El neerlandés, un especialis­ta en las etapas de velocidad, tiene una esperanza: pasado mañana habrá una contrarrel­oj individual, la última posibilida­d real de modificar las posiciones principale­s antes del arribo-desfile ante el Arco de Triunfo de París.

El vencedor de ayer fue el colombiano Nairo Quintana, que trepó al 5º lugar general y no se rinde, aun ubicado a 3m30s. Sí, en cambio, parece entregado Froome, aunque marcha 3º a 2m31s: “G [por Thomas] merece seguir con la camiseta amarilla [de líder]. Espero que la conserve hasta el final”, sostuvo el defensor del cetro. “Voy a peler hasta el final para el equipo y para Geraint”, agregó, casi como sosteniend­o una bandera blanca. Una actitud inesperada en alguien que al inciarse el Tour iba por el récord de cinco conquistas ostentado por cuatro leyendas (Jacques Anquetil, Eddie Merckx, Bernard Hinault y Miguel Induráin), y que todavía puede igualarlo. Por más que los hinchas deseen lo opuesto y hagan fuerza –demasiada en algunos casos– por ello.

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