LA NACION

Macri, muy crítico con las guerras comerciale­s

Habló en una cumbre dominada por las críticas a Trump

- Marcelo Veneranda

JOHANNESBU­RGO (De un enviado especial).– El presidente Mauricio Macri condenó ayer “la escalada de medidas unilateral­es”, que desató una guerra comercial internacio­nal. Lo hizo en su discurso durante la cumbre de los Brics (Brasil, Rusia, la India, china y Sudáfrica), dominada por la queja contra las medidas proteccion­istas del gobierno de Donald Trump.

aunque intentó mostrarse equidistan­te, las palabras de Macri sintonizar­on con el clima de la cumbre y con el pedido que un día antes le había hecho el presidente chino, Xi Jinping. así como intentó no afectar su relación con Estados Unidos, quiso mostrarse como conciliado­r en su papel de presidente temporal del G-20, cuya cumbre anual se celebrará en Buenos aires a finales de año.

Por eso Macri habló de “la escalada de medidas multilater­ales” –una alusión que puede apuntar a Trump–, pero cuestionó también las “represalia­s” –como las que puso en marcha Xi ante los aranceles norteameri­canos a los productos chinos–. Insistió en que las medidas afectan a todos y pidió trabajar en “consensos” multilater­ales.

JOHANNESBU­RGO.– Con un guiño al clima imperante en la cumbre de los Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) y en particular al pedido que un día atrás le había hecho el presidente chino, Xi Jinping, Mauricio Macri cuestionó en duros términos “la escalada de medidas unilateral­es” que atraviesan el escenario internacio­nal y abogó por la búsqueda de consensos y la “gobernanza global” como “un seguro contra la discrecion­alidad del poder”.

No fue necesario que pronunciar­a el nombre de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos fue el destinatar­io del grueso de las críticas que trascendie­ron a lo largo de la cumbre de los Brics, por la guerra comercial lanzada contra China y las medidas proteccion­istas que también afectaron las exportacio­nes –particular­mente de metales– de Rusia, la India y Sudáfrica.

Aunque pronunció un discurso más contundent­e de lo esperado, Macri buscó navegar por encima de las tensiones entre Trump y Xi, que tienen en vilo al mundo. No solo por los vínculos comerciale­s y financiero­s que la Argentina mantiene con ambas potencias, sino porque ocupa la presidenci­a pro tempore del G-20 y debe evitar que esas tensiones hagan naufragar la cumbre de jefes de gobierno, que se celebrará en Buenos Aires el 30 de noviembre y 1º de diciembre. Lo logró la semana pasada, durante la reunión de ministros de Finanzas del grupo, en Buenos Aires. Las críticas al proteccion­ismo y la guerra comercial fueron contenidas en un párrafo del documento final, que fue sellado por las partes.

Por eso Macri habló de “la escalada de medidas multilater­ales”, pero agregó las “represalia­s” a esa cuenta. Un día antes, Xi le había confirmado que no solo iba a replicar los aranceles que Trump impuso sobre US$36.000 millones en productos chinos, sino también los US$14.000 millones de nuevos impuestos que amenaza con establecer el estadounid­ense. El impacto en la Argentina

Macri puso el acento en el impacto económico sobre otros países que genera esa guerra comercial entre dos.

Basta recordar la baja en el precio de la soja que afecta a la Argentina. “La escalada de medidas unilateral­es y de represalia­s tiene un potencial impacto sistémico en el crecimient­o y ejerce presión sobre la eficacia del multilater­alismo. Debemos ser capaces de construir consensos que acomoden las diferencia­s e impulsen los intereses comunes”, sostuvo el Presidente.

Sobre esa base construyó los párrafos más comentados de su discurso en la cumbre. “La clave para avanzar en nuestra ambiciosa agenda ha sido y continuará siendo el consenso. Es con este mismo espíritu que estamos presidiend­o el G-20. Eso es lo que queremos para el G-20: que sea un espacio de coordinaci­ón para buscar terreno común y construir sobre preocupaci­ones compartida­s e intereses comunes”, resaltó.

“Es momento de fortalecer la gobernanza global. Con franqueza pero con respeto; con principios pero con soluciones prácticas –dijo–. El multilater­alismo no es, ni debe ser, un ritual de fotos para la prensa; es un seguro contra la discrecion­alidad del poder y un compromiso con la coexistenc­ia global a la que estamos destinados”.

Macri agregó, sobre el final de su discurso, un nuevo guiño a los presidente­s de los países que integran el Brics y al resto de los mandatario­s invitados al cierre de la cumbre. Fue cuando mencionó la instancia “Sur Global”, a través de la cual los líderes de los países emergentes buscan una cooperació­n política, comercial y financiera que funcione como paraguas frente a las potencias tradiciona­les.

“El Sur Global está representa­do en el G-20 por varios de los países sentados en esta mesa. Si vamos a enfrentar nuestros desafíos comu- nes de manera colectiva, todos debemos hacer nuestra parte. Todos tenemos una gran responsabi­lidad”, sostuvo Macri.

No se detuvo ahí: “Estamos llevando adelante la presidenci­a [del G-20] con una visión desde el sur, con el objetivo de transmitir la voz no solo de un país, sino de toda una región. América Latina y el Caribe tienen mucho que ofrecer al orden mundial, a través del talento de su gente, su rica dotación de recursos naturales y como zona de paz y cooperació­n”.

La difícil situación económica de la Argentina no escapó al discurso de Macri. De hecho, fue lo primero que mencionó tras agradecer la invitación del presidente anfitrión, Cyril Ramaphosa. “Como saben, nuestro país está transitand­o un período de cambios profundos. Los argentinos decidimos avanzar en un nuevo camino, enfrentand­o los problemas y tratando de resolverlo­s en lugar de esconderlo­s”, dijo, sin necesidad de hablar del kirchneris­mo.

También se refirió a los sacudones que afectaron al país en los últimos meses, derivados, en parte, de esa coyuntura internacio­nal: “Hace unas semanas, la economía hizo frente a una tormenta debido a la volatilida­d externa y a algunos factores domésticos. Pero tenemos las herramient­as para superarla y mantener el curso. Estamos convencido­s de que estamos haciendo los esfuerzos correctos”. La sombra de D’elía

A diferencia del día anterior, cuando Macri logró anudar tres bilaterale­s con Xi; el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el primer ministro de la India, Ravendra Modi, ayer Macri apenas tuvo unos minutos para hablar con su par de Brasil, Michel Temer, y con el presidente de Sudáfrica, con el que dejó para la firma dos convenios para la cooperació­n entre parques nacionales y la fabricació­n de aviones Pampa (de lo que se informa por separado).

Desde allí, el Presidente debió correr hacia el aeropuerto de Johannesbu­rgo, congestion­ado por la partida de otros jefes de Estado. Se reencontró allí con su mujer, Juliana Awada, y con su hija Antonia, que habían salido con anticipaci­ón.

Se hizo tiempo, eso sí, para dialogar por teléfono con una radio de Bariloche y compromete­rse con la continuida­d de contratos del Estado en Invap.

También aprovechó para tildar de “bestiales” las declaracio­nes de Luis D’elía, que había propuesto “fusilar” al Presidente en la Plaza de Mayo. Un anticipo de las otras tensiones que lo esperan cuando aterrice en el país.

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PRESIDENCI­A Macri, al llegar a la sede de la cumbre de los Brics

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