Educación y equidad
Es de suma importancia el artículo firmado por el doctor Alberto C. Taquini (h.), que sin embargo nos da pie para volver a destacar la ausencia, aquí y en buena parte del mundo, de una mirada y de propuestas para la educación de los más pequeños y, especialmente, de los más pobres. La educación es un derecho humano. En los primeros 10 años de vida, junto con la adecuada nutrición, es el número 1, ya que ambos factores condicionan su futuro como personas. Si no concentramos los mayores esfuerzos del sistema educativo en ellos, habrá un progreso restringido a una franja, y nulo para la mayoría. No tendremos ni cambio cultural ni erradicación de la pobreza. El dominio de la palabra es lo que más distingue ya desde sus inicios a los individuos, porque sin un vocabulario mínimo no existe la posibilidad de pensar y, en consecuencia, de comprender y desarrollar un pensamiento crítico e independiente. Previamente a la alfabetización digital, debe asegurarse la alfabetización a secas. ¿Cómo se comunican, comprenden e integran los millones de chicos y jóvenes que hoy en día dominan menos de 300 de las 80.000 palabras del diccionario de la Real Academia, o digamos de las 6000/8000 de una vida “normal”?
Refiriéndose a esta problemática, la gran pensadora Hannah Arendt escribió en 1954: “El hecho significativo es que, a causa de ciertas teorías, buenas o malas, se rechazaron todas las normas de la sensatez humana”. Entonces, si diéramos un vuelco en el enfoque de la educación empezando desde el nacimiento, no habría separación de elite y masas, de “alta” y “baja” cultura, solo una infinita gradación de seres humanos, todos merecedores de “respeto” como tales y todos participando en mayor o menor grado en la cultura de la primera sociedad educada que el mundo haya visto, según imploró hace seis décadas el gran educador Alec Peterson.
¡Que la sociedad argentina también lo implore! Obviamente sin menospreciar propuestas como la que realizó el doctor Taquini. Carlos Tonelli DNI 18.796.008