En Hamburgo, Mayer se siente como en casa: logró 2 títulos y no se detiene
Superó a Schwartzman, alcanzó las semifinales y recupera la confianza, en una temporada irregular
Leonardo Mayer se desliza por la arcilla con la creatividad de un aficionado y con la madurez de un profesional. Cuando se siente pleno, a gusto, pisa tierra firme, recupera las viejas y buenas sensaciones y se olvida del paso del tiempo, de los 31 años y de los 15 desgastantes años sobre un circuito complejo, que descubrió sus mejores golpes y, también, algunas de sus páginas más oscuras. Nacido en Corrientes, con ese andar pausado y silencioso que lo convirtieron en un artista secundario, pero con huellas de un destacado exponente de nuestro medio, cuando juega en Hamburgo recuerda sus mejores historias. Se siente vivo, chispeante, con la mano caliente. Alcanza las semifinales, en el mismo certamen que lo recuerda ganador con dos trofeos. En 2014 y en 2017, todo un síntoma. Hay superficies que ayudan a explotar virtudes. Y hay escenarios que retoman fotografías de lo mejor de cada uno.
Mayer ganó el duelo de argentinos frente a Diego Schwartzman para acceder a las semifinales del torneo alemán, en una jornada sorpresiva, por el impacto del chileno Nicolás Jarry, que despachó al austríaco Dominic Thiem al conseguir la primera victoria contra un jugador del Top 10.
Mayer derrotó por 6-3, 4-6 y 6-3 a Schwartzman, el segundo preclasificado, en un entretenido encuentro. El correntino va de pesca en Hamburgo: conocida como la ciudad de los puentes, sumó la novena victoria en sus últimos 10 partidos. Su rival –hoy, a las 7 de nuestro país– será el eslovaco Jozef Kovalik, que venció por 3-6, 6-3, 6-2 al brasileño Thiago Monteiro. Mientras, Jarry, una promesa, alcanzó por segunda vez en el año las semifinales de un torneo categoría 500 en el eléctrico triunfo por 7-6 y 7-6 sobre Thiem, el octavo del ranking y primer cabeza de serie. Jarry jugará con el georgiano Nikoloz Basilashvili, que superó por 7-6 y 6-4 al español Pablo Carreño Busta.