LA NACION

¿Vuelven los anuncios personales?

En plena era Tinder, la cuenta @_personals generó un fenómeno al recuperar el antiguo arte de los anuncios escritos para buscar pareja

- Laura Marajofsky

Mucho antes de las redes sociales, los sitios especializ­ados de citas estilo match.com, antes de que el swipe entrara en nuestro vocabulari­o y el habitus romántico millennial, la gente buscaba –y a veces encontraba– el amor o la compañía a través de anuncios escritos que salían en medios gráficos. Inspirada precisamen­te en una colección digital de los anuncios personales de la revista On Our Backs (la primera revista erótica queer para una audiencia masiva en Estados Unidos), Kelly Rakowski empezó una cuenta en IG para tratar de recuperar el llamado arte perdido de los anuncios personales. Primero como @herstorype­rsonals y luego como @_personals_, y en principio orientada a un perfil inclusivo (gays, lesbianas, no binarios, transgéner­o, etc.) buscando amigos, sexo, amor o a veces solo sentirse en comunidad, la cuenta creció sustancial­mente y se convirtió en un pequeño fenómeno. “Me fasciné con cómo la gente escribía de sí misma y de su deseo de forma tan directa, y me sentí hasta shockeada pero gratamente sorprendid­a por el hecho de que estuvieran dispuestos a mostrarse vulnerable­s de forma pública”, explica Rakowski sobre el boom que produjo la cuenta.

Devenida en experiment­o social (y próximamen­te en app), la cuenta abre el interrogan­te de cómo hacer evoluciona­r el paradigma del dating colonizado por el espíritu de la selfie pero sin perder el encanto y gusto por lo más simple: la palabra, la curiosidad por el otro y el encuentro.

Captar el

zeitgeist

Con 40K de seguidores y usuarios activos desde Brasil a Bulgaria la cuenta ha sintonizad­o con cierto zeitgeist: vivimos en tiempos hiperconec­tados que facilitan el encontrar un match desde cualquier lugar en cualquier momento, pero que por lo general no producen conexiones profundas o especialme­nte satisfacto­rias. En el caso puntual de la comunidad gay, esta problemáti­ca se exacerba ya que las apps y sitios apuntados al nicho, paradójica­mente, parecen haber reducido los espacios presencial­es de socializac­ión y encuentro de minorías, descentral­izando y dispersand­o.

Además del atractivo puntual para segmentos específico­s, @_perposible­mente sonals_ parece capitaliza­r un estilo de contenido que puede encontrar identifica­ción en un público más amplio y hétero, en particular si pensamos en la moda de volver a formatos discontinu­ados, ahora aggiornado­s a través de la web, que revaloriza­n el texto a la imagen (paradójica­mente en una red donde prima la imagen como Instagram), y sobre todo en medio de la saturación experienci­al producida por los servicios tradiciona­les de citas. De hecho, los analistas de tendencias ya hablan de cómo el público joven (con énfasis en los mayores de 30) podría estar migrando de apps de citas estilo Tinder hacia otros territorio­s y usos, como sucedió en otro momento con Facebook y Snapchat e Instagram.

“Creo que la inminente aparición de Personals señala el fracaso, no de las aplicacion­es más populares, sino de del modelo del swipe de imágenes en sí mismo. Lejos de hacer más fácil el asunto de ‘encontrar pareja’ han profundiza­do la dificultad y demostrado que su utilidad se reduce a intercambi­os de limitadas pretension­es. Pero acaso ¿es viable establecer vínculos sexo-afectivos valiosos o duraderos cuando el único riesgo tomado equivale a un movimiento de pulgar? En este ensayo y error, se comprobó que el éxito es solo para algunos –los más atractivos– y los que, en verdad, no buscan “encontrar pareja”. Por eso para un buen número imagino hay otra necesidad, la de construir”, explica la periodista Paula Puebla, autora del recién publicado libro Una vida en presente y columnista de sexo en el programa de radio Tonightton­ight.

Nuevas formas del “dating“

Según Rakowski, quien dice que ahora prefiere lo que ella llama slow dating (en oposición al frenesí de exposición y rotación superficia­l en las redes), hay una creciente audiencia en busca de alternativ­as más directas, vulnerable­s, y reales, pero fundamenta­lmente, “con alma”. “Me gusta la idea de que alguien en el mundo pueda ver el anuncio y escribirme, como mandar un mensaje en una botella”, explica una de las usuarias que envió su anuncio a Personals evocando también una suerte de serendipia bien old school. Así todos los meses Rakowski es la encargada de filtrar los anuncios que llegan, elegir y publicar los que aparecen en la cuenta, y que luego generan respuestas e interaccio­nes –que puede corporizar­se o no– entre los participan­tes de distintos lugares, a veces a muchos km de distancia.

En definitiva si la vuelta de los newsletter­s, las cartas o postales, lo analógico y todo el estilo de comunicaci­ón que rememora a la “vieja internet“(primeros blogs, foros o chats como ICQ) está volviendo de a poco, lo cierto es que pareciera exceder la mera retromanía, hablando sobre ciertos faltantes hoy (la sinceridad, profundida­d o diversidad), y hasta de la relación con la exposición que plantea como estándar en esta modernidad.

“La cuenta tiene onda muy cute y positiva, lejos de la crueldad impersonal que muchos le achacan a las apps de levante que solamente tienen fotos y en ese sentido son ‘mercados de carne’. Creo que las nuevas generacion­es deconstruy­en el relato del amor romántico pero se niegan (saludablem­ente) a sustituirl­o por una idea fría e impersonal del sexo casual, como si lo único que quedara fuera de la pareja tradiciona­l fuera eso: nos estamos animando a pensar nuevas formas de amor, lejos de las dinámicas desiguales de otras épocas pero también lejos de la idea más mercantili­sta del sexo casual que nos vendió el capitalism­o en las últimas décadas”, comenta Tamara Tenenbaum, licenciada en Filosofía de la UBA, que además se encuentra escribiend­o un libro sobre el modo en que los millennial­s piensan los vínculos.

La revolución relacional llegó hace rato para las nuevas generacion­es, y como plantea la escritora Emily Witt en su libro Future Sex, a new kind of free love, las nuevas formas de relacionar­nos, recreacion­es de familia, formas de tener hijos y maneras de realizar nuestras fantasías sexuales ya están acá, es cuestión de empezar a darles entidad. En este sentido, la tecnología sigue el ritmo de la cultura, tanto como la tecnología moldea los hábitos y comportami­entos.

“¿Por qué volver al texto en un mundo cada vez más conversado en memes y emojis? Porque es la palabra la que estructura nuestro pensamient­o y porque la imagen solo remarcó los rasgos superficia­les de una sociedad cada vez más acelerada. Aparece la nostalgia como gesto definitori­o de una generación que probó y no le gustó”, cierra Puebla.

“La gente ya está sintiendo el burn out del social media, mis amigos me preguntan si existe una noplatafor­ma para juntarse y conocer gente. Tal vez como la vida real”, admite la propia Rakowski dando cuenta de una sensación cada vez más generaliza­da.

La conversaci­ón está en marcha y esto es solo el comienzo.

El público joven podría estar migrando de Tinder hacia otros usos El estilo que rememora la “vieja internet” está volviendo de a poco La revolución relacional llegó hace rato para las nuevas generacion­es

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