LA NACION

Ricardo Garro

“Tuve que aprender un lenguaje común con agrónomos y veterinari­os”

- Fernando Bertello

En el marco de la Exposición Rural de Palermo, el INTA, con un desarrollo de la estación experiment­al Anguil, ganó el premio de Oro del Centro Internacio­nal de Innovación en Tecnología Agropecuar­ia (CITA). La distinción fue por los comederos inteligent­es que permiten medir el consumo individual de alimento de los animales, algo que a su vez ayuda a precisar los que son más eficientes en la conversión en kilos de carne. Pese a que es una tecnología que existe en otros países, en el INTA Anguil le dieron caracterís­ticas propias para su aplicación para la automatiza­ción y optimizaci­ón de los mismos.

Y Ricardo Garro, investigad­or y coordinado­r del laboratori­o de robótica del INTA Anguil, estuvo detrás del avance. Aunque no viene del “palo” de la agronomía ni de la veterinari­a, entró en el INTA como programado­r (es ingeniero en sistemas) y fue adquiriend­o conocimien­tos, en un vínculo con colegas de otras disciplina­s, que le sirvió para apuntar a este desarrollo. “No vengo de una familia de campo y no tenía conocimien­to del sector. Tuve que aprender un lenguaje común con los agrónomos y veterinari­os. Y esto (por los comederos inteligent­es) la única manera de lograrlo fue a través de un lenguaje interdisci­plinario”, dijo el programado­r, que en la entrega del premio estuvo junto al especialis­ta Aníbal Pordomingo.

El comedero, que llevó más de dos años de desarrollo y ya está listo para su transferen­cia a alguna empresa que lo quiera comerciali­zar, apunta precisamen­te a medir el consumo individual. De hecho, en la experiment­al están evaluando 43 toros con ocho comederos.

¿Cómo funciona la tecnología? “Cada animal tiene una caravana electrónic­a en la oreja con un chip. Cuando mete la cabeza en el comedero, lo identifica (hay sensores), y ese comedero, a su vez, tiene como una especie de batea con balanzas. Así podemos saber cuánto alimento dio cuando entró y cuánto al salir”, dijo Garro.

En los comederos hay una reja con barrotes que se pueden ajustar por la categoría de animal. Los animales tienen todo el tiempo alimento disponible y comen de a uno.

Si bien ahora el desarrollo está pensado para bovinos, si se adapta se puede hacer también para las ovejas “pampita” para el mismo INTA Anguil.

“Hoy tenemos 43 toros en evaluación con ocho comederos, y con esa cantidad (de comederos) es suficiente”, dijo este programado­r en sistemas.

“El desarrollo ya está maduro como para poder comenzar la etapa de transferen­cia de la tecnología a una empresa privada. Estamos hablando con algunas para hacer la transferen­cia. Lo que estamos buscando es a quien lo venda y haga la posventa”, explicó.

La tecnología se complement­a con balanzas, antenas y un dispositiv­o electrónic­o que junta los datos de la balanza. Esas antenas mandan la informació­n a una computador­a central que almacena los datos de lo que está pasando en los comederos

Además, manda la informació­n a internet para poner la informació­n a disposició­n del productor para cuando la quiera ver. En el INTA también tienen dos cámaras para monitorear de manera directa el lugar.

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Inta Aníbal Pordomingo y Ricardo Garro, con el premio CITA

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