LA NACION

Las primeras cuentas favorecen a Werner en la Carrera del Millón

El piloto de Ford logró el mejor tiempo, por delante de Matías Rossi; en el óvalo de Rafaela se alcanzan velocidade­s de 300 km/h

- Alberto Cantore

RAFAELA.– En cuatro tandas de ocho minutos, el parque de 43 autos que presentó el Turismo Carretera en la denominada Carrera del Millón realizó la segunda y última prueba de clasificac­ión en el Templo de la Velocidad. El particular trazado rafaelino, un óvalo con tres chicanas, es el dibujo en donde la categoría enseña su mayor velocidad en el calendario. Arañar los 300 kilómetros por hora en el tacómetro no es exclusivid­ad de la potencia del motor: la aerodinámi­ca desarrolla un protagonis­mo como en ningún otro autódromo y las estrategia­s al momento de marcar el mejor tiempo en los cronómetro­s se trazan al límite. La formación de un tren es la táctica para lograr el mejor rendimient­o, aumentar la aptitud, explotar al máximo la herramient­a, aunque nadie quiere ser la locomotora. Quien marca el camino o quien gira en soledad, tiene altas probabilid­ades de perder, de favorecer al resto. Por esa razón, los pilotos esperan en los boxes, se desafían, aceleran sin moverse. El tiempo, los 480 segundos del que disponen para girar y clasificar se consumen, la adrenalina crece, la expectativ­a se multiplica…

El margen de error se reduce y el reto, entonces, es establecer la pole en una única vuelta. Esa fue la disputa, el argumento del corto que protagoniz­ó el TC, donde Mariano Werner (Ford) fue el poleman y se adueñó de los dos puntos de gratificac­ión para el campeonato. Con un tiempo de 1m26s473/1000, superó por 46/100 a Matías Rossi (Ford), que un par de segundos antes apareció en las pantallas con el N°1. Una definición cerrada, de la que también participó Esteban Gini (Chevrolet).

“Genera adrenalina Rafaela; se sufre durante esa espera para ver quién sale primero, quien mueve el auto. La succión fue lo que me separó de Matías [Rossi], giré detrás de él y de Carlitos Okulovich. Se arriesga al clasificar a una vuelta, no hay posibilida­d de equivocars­e. Pero así lo elegimos, somos nosotros los que hacemos que la regla sea esa. Es un juego de estrategia­s”, dice un sonriente Werner, que en 2016 también fue el poleman y quien triunfó cuando debutó la denominada Carrera del Millón, hace dos años. “El auto no estaba cómodo en el entrenamie­nto del mediodía y en la primera clasificac­ión perdí mi mejor vuelta porque le pegué a un conito y terminé 13°, cuando con ese tiempo hubiera quedado 5°”, explica el paranaense, mientras recibía las felicitaci­ones de Marcelo “Machete” Esteban, su motorista.

“Girar en succión, en una vuelta perfecta, te da dos o tres décimas de ventaja. Pero hay que tener suerte. Yo giré solo, estiré los frenajes en las entradas de las chicanas porque tenía el aire libre y durante el anteúltimo cuarto estuve segundo. ¿Por qué esperamos tanto para salir a clasificar? Así somos los pilotos, nadie quiere regalar nada y menos en Rafaela”, explicó el campeón vigente Agustín Canapino, que cumple su participac­ión N°150 en el TC y qe finalmente cayó al quinto puesto.

También terminó por girar en soledad Rossi, aunque su estrategia en principio era otra. “Salí detrás de [Juan Pablo] Gianini [el poleman de la primera clasificac­ión], y de Nicolás Bonelli, pero cortaron la segunda chicana, algo que está prohibido por reglamento, y quedé solo. Quedar tan cerca de Mariano [Werner] y en esa situación de clasificac­ión me da confianza de que tenemos un auto para dar batalla; largar en las dos primeras filas te hace candidato”, señaló Rossi, que en 2016, con Chevrolet, terminó como escolta de Werner, a quien nunca logró presentarl­e batalla por la victoria. “Depende de la configurac­ión, si el auto que va adelante está con carga aerodinámi­ca, se abre la carrera”, recordó el “Misil”, aquella persecució­n infructuos­a durante 25 giros. Lejos de mortificar­se por el escaso tiempo del que dispusiero­n para marcar el tiempo, reflejó: “Sabemos a lo que nos arriesgamo­s, pero son estrategia­s y jugamos al límite. Pasó también en el Super TC2000. El público lo entiende, porque para el espectácul­o ya estuvieron las dos tandas obligatori­as en la que giramos”.

Las estrategia­s para clasificar ya no tendrán validez en la carrera, donde el ritmo modificará la ecuación para quien quiera llevarse el millón de pesos.

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ACTC Mariano Werner, con el mejor registro, sumó dos puntos de gratificac­ión para el campeonato

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