El trampolín Boca debutará en la Copa Argentina con dos objetivos de fondo: la Libertadores y el tricampeonato local
Boca se enfrenta por los 32os de final con Alvarado; el torneo más federal no es la prioridad, pero le sirve para ajustar el equipo con miras a la Copa Libertadores; Zárate será titular; Tevez, al banco
No hay dudas de que tanto Independiente como River les metieron presión a los clubes de primera e impusieron una sentencia: con sus victorias 8-0 y 7-0, respectivamente, avisaron que la Copa Argentina es una competición en el que la paridad y el miedo de los “grandes” a recibir una sorpresa ingrata existen, pero también que si se aprieta el acelerador a fondo la diferencia de jerarquía queda muy en evidencia. Boca debutará hoy, a las 19.10, ante Alvarado, de Mar del Plata, no solo en medio de ese panorama, en el que será probado luego de tantas incorporaciones de peso, sino ante la necesidad de ganar para sumar confianza a una semana de jugar ante Libertad, de Paraguay, por Copa Libertadores.
Por eso, Guillermo Barros Schelotto pondrá hoy un equipo casi idéntico al que recibirá a los paraguayos, pues titubear en la previa de un compromiso fundamental no es ideal.
El técnico boquense sufrió dos eliminaciones a manos de Rosario Central en el torneo más federal del país. La del 2016 fue la más dolorosa de todas, ya que Boca no tenía otra alternativa más que ganar el certamen para poder disputar la Libertadores del siguiente año: el por entonces conjunto de Eduardo Coudet lo venció 2-1 en los octavos de final, resultado que terminó de impulsar a Carlos Tevez al fútbol chino por un temporada.
En noviembre del año pasado, los hombres de los mellizos Barros Schelotto tampoco pudieron con el
Canalla, pese a transitar uno de los mejores momentos del ciclo del entrenador del xeneize: el comienzo de su equipo en el torneo doméstico había sido arrollador y en ese contexto se volvía a cruzar con Central, aunque en cuartos de final. Sin embargo, no hubo respuestas y el duelo entre ambos se quedó otra vez en Rosario (1-0).
Para muchos, la Copa Argentina es un torneo de poco valor y, a veces, sirve de premio consuelo ante otros fracasos. Incluso para Boca es el menor de los objetivos que perseguirá en este semestre, en el cual los mayores intereses están sobre la definición de la Copa Libertadores que tanto ansía luego de 11 años de sequía, y el inicio de la Superliga, en la que buscará el tricampeonato doméstico por primera vez. Además, el atractivo mayor por levantarla (el club no la consigue desde 2015) es la clasificación a la competición continental del año que viene, algo que el xeneize ya logró con la última obtención del torneo local. Sin embargo, en Guillermo hay un deseo de ganarla. Más allá de la sentencia que existe, la cual dice que la entidad de la Ribera debe pelear todo lo que tenga enfrente, es una pequeña deuda del entrenador: este certamen siempre le fue adverso, incluso cuando dirigió a Lanús.
La que el Mellizo disputó entre 2014 y 2015 con el granate fue en la que más cerca estuvo: el equipo que hoy dirige (por entonces el técnico era Rodolfo Arruabarrena) le ganó 2-0 en las semifinales con un gran rendimiento de Tevez. Y las dos experiencias anteriores a esa no fueron para nada destacadas: Atlético Rafaela, en la 2012/2013, y Colón de Santa Fe, en la 2013/2014, lo dejaron en el camino en los 16vos de final.
Hay otros dos factores que inciden fuertemente para que los mellizos no la dejen de lado. Por una parte, nada asegura que su equipo tenga éxito en los dos principales objetivos anteriormente mencionados. Está claro que solo ganar la Copa Argentina no conforma a nadie: los hinchas, en sus preferencias, coinciden lógicamente con la escala de prioridades de metas. Pero si las cosas no salen como todos esperan, antes que quedarse con las manos totalmente vacías, es preferible un festejo. Sobre todo porque River cosechó las últimas dos ediciones e irá por la tercera consecutiva, obligado todavía más si no gana la presente Libertadores. Y en el xeneize intentarán cortar con esa racha.
La Copa Argentina es ese torneo que Guillermo también quiere obtener y en el que Boca no quiere encontrar dudas en la antesala de la reanudación de la Copa Libertadores.