“Ojos abiertos”. Una persecución de película
27 De maYo De 2010. A diferencia de la semana anterior, en la que Néstor Kirchner había considerado que sus colaboradores habían estado “pobres” por el monto recaudado, solo en esta fecha se recaudaron 1.300.000 dólares, si se siguen las descripciones del chofer de Baratta. Ese día, luego de visitar más de un destino en busca del dinero de las empresas contratistas del Estado, el auto iba bien cargado. El consejo previsor del ministro De Vido fue que tuvieran
“los ojos bien abiertos”. Mientras Centeno conducía a Baratta y al funcionario Ezequiel García hacia el encuentro con Hernán Gómez –otro de los involucrados en la trama que trabajaban bajo la órbita del Ministerio de Planificación, que estaba esperándolos con una bolsa “de recaudación antigua”–, a la altura de Retiro, Centeno creyó descubrir que los seguían. ¿Sería cierto? No podían ignorar la alarma, sobre todo después de la advertencia del ministro. Con ritmo de thriller, relata que se trataba de una camioneta Hilux. Baratta, preocupado, le exigió al chofer que acelerara, que perdiera a la camioneta cuanto antes, y sin perder tiempo llamó a Fabián González,
que era entonces el jefe de la custodia de De Vido. Le pasaron los datos del vehículo sospechoso para que lo detuvieran en caso de que los estuviera siguiendo realmente. Cuando llegaron al edificio donde los esperaba Gómez, hicieron el traspaso de bolsos y Baratta aconsejó a Centeno ir a “dar unas vueltas”, para despistar. No querían sorpresas desagradables.
Al parecer, el incidente no pasó a mayores. Las anotaciones minuciosas del chofer Centeno sobre el recorrido por empresas y el circuito de los bolsos cargados de dólares continuaron durante cinco años más, sin que el susto hubiera interferido en el ritmo de la recaudación.