LA NACION

Hubo acuerdo con De Goycoechea y esperan más arrepentid­os

Tres empresario­s abrieron diálogos para colaborar con la investigac­ión judicial y evitar la prisión

- Iván Ruiz

Un efecto dominó, como ocurrió en el Lava Jato brasileño, puede desencaden­arse después del acuerdo que cerrará el lunes la Justicia con el empresario Juan Carlos De Goycoechea, extitular de Isolux-corsán, una compañía española que ganó millonario­s contratos de obra pública con el kirchneris­mo.

El acuerdo para que el empresario colabore con la investigac­ión judicial como arrepentid­o fue homologado ayer por el juez federal Claudio Bonadio, informaron fuentes oficiales. Su primera declaració­n del viernes ante el magistrado generó expectativ­a: De Goycoechea reconoció que pagó sobornos al kirchneris­mo y aseguró que lo “apretaban” para financiar campañas electorale­s.

La confirmaci­ón del primer empresario arrepentid­o ya disparó una ola de negociacio­nes bajo un extremo hermetismo. Otros tres empresario­s imputados por los cuadernos de las coimas iniciaron conversaci­ones en distintos ámbitos para seguir los mismos pasos que De Goycoechea, informaron a la nacion fuentes oficiales.

Las consultas fueron iniciadas por dos empresario­s que continúan detenidos, pero también por otro imputado que, ante el temor de correr la misma suerte de sus colegas, estaría dispuesto a colaborar para evitar un desenlace similar, pudo averiguar este diario. Los empresario­s que continúan detenidos son Gerardo Ferreyra y Jorge Neira (Electroing­eniería), Carlos Wagner (Esuco) Armando Loson (Grupo Albanesi), Carlos Mundin (BTU), Javier Sánchez Caballero (Iecsa) y Claudio Glazman (Sociedad Latinoamer­icana de Inversione­s). El último fue Francisco Valenti, director del Grupo Pescarmona, que fue detenido ayer.

La experienci­a de De Goycoechea puede volver a darles el lunes un espaldaraz­o a los empresario­s que analizan la posibilida­d de arrepentir­se. El fiscal Carlos Stornelli pedirá que sea liberado después de firmar oficialmen­te el acuerdo de colaboraci­ón, informaron fuentes judiciales.

“Cuando tenés una empresa de esta magnitud, con miles de empleados, contratos y hasta deudas con un banco público sos rehén de ciertas situacione­s”, justificó ayer un empresario de primer línea, casi como un anticipo de lo que podría ser el argumento de los hombres de negocios a la hora de enfrentar a la Justicia.

Arrepentid­os

Las mismas razones que esgrimió De Goycoechea el viernes ante el juez Bonadio. Admitió haber pagado sobornos durante la gestión de los Kirchner, pero dijo que sus interlocut­ores en la Casa Rosada lo presionaro­n para desembolsa­r US$6 millones, según los cuadernos de las coimas, aunque el empresario sostuvo que fue una cifra menor. “Sabés qué difícil es estar en tu casa cómodo y calentito y que de repente te saquen a la fuerza y te lleven a un lugar oscuro y frío. ¿Sabés cómo se siente?”, resumió un abogado que representa a uno de los detenidos que –reconoció– casi no habla desde el desenlace del caso.

Como ocurrió a De Goycoechea, que esquiaba en La Hoya, Esquel, con su familia cuando se enteró del pedido de detención por el pago de sobornos. Algo similar ocurrió con Valenti, que volvía de Asia en la lujosa Emirates Airlines, cuando fue detenido en Ezeiza.

La situación de Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta, también puede ser otro buen ejemplo de colaboraci­ón. El primer arrepentid­o del caso se adhirió al programa de protección de testigos. Fue reubicado por el Ministerio de Justicia con parte de su familia, mantiene seguridad permanente y está en trámite una nueva identidad.

Los próximos días serán determinan­tes porque el juez Bonadio les tomará indagatori­a a estos empresario­s acusados de integrar una asociación ilícita. Muchos de ellos permanecen todavía en libertad, pero su declaració­n ante la Justicia será determinan­te para saber si saldrán esposados de los tribunales de Comodoro Py.

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