Después del poder. A qué se dedicaban los exfuncionarios

Tras el gobierno kirchnerista, los presuntos valijeros crearon empresas de limpieza, agrícolas y consultoras; un colaborador recaló con Javier Fernández

La venta de artículos de limpieza a granel, una consultora reconvertida y una firma agropecuaria. Esos fueron algunos de los destinos que tuvieron los exfuncionarios y valijeros del Ministerio de Planificación tras el fin de la era kirchnerista. En otros casos, los colaboradores de Julio De Vido –hoy presos– recalaron en otros cargos de la administración pública. Uno, incluso, muy cerca de Javier Fernández, el veterano operador judicial que fue citado a indagatoria en la causa de los cuadernos.

Roberto Baratta, exnúmero dos del Ministerio de Planificación y el capitán de los periplos en busca de dólares, se quedó muy cerca de De Vido cuando ambos bajaron al llano. Terminada la gestión, el diálogo entre ambos continuó cotidiano.

Con un pasado de taxista, tras dejar la función pública Baratta siguió ligado a una empresa familiar de radiotaxis y se dedicó a la consultoría aduanera para empresas pesqueras. Tras una estadía de cinco meses en prisión, Baratta quedó en libertad en marzo de este año. Los cuadernos de su chofer, Oscar Centeno, lo devolvieron ahora a la cárcel.

Su secretario personal, Nelson Lazarte pudo sostenerse en la administración pública. Acompañante de Baratta en la supuesta recolección de coimas, apenas puso un pie afuera del Ministerio de Planificación puso el otro en la cúpula del Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT), otra obra emblemática de la corrupción del exgobierno.

Lazarte fue nombrado con un sueldo de unos $30.000 hasta que fue despedido por el actual interventor de YCRT, Omar Zeidán, en marzo de 2016.

El ladero de Baratta, sin embargo, volvió a acomodarse. De acuerdo a los registros oficiales, en julio de 2017 comenzó a trabajar en la Auditoría General de la Nación (AGN). Según confirmaron a la nacion tres fuentes al tanto de la contratación, Lazarte se desempeñó –hasta que quedó detenido– en el despacho del auditor Javier Fernández, histórico operador en los tribunales que, mencionado en un registro de Centeno, terminó citado a indagatoria en la causa de los cuadernos.

Pasajero frecuente del Toyota Corolla que conducía Centeno en 2010, Fabián Ezequiel García Ramón –exdirector de Promoción de Energías Renovables– fundó una consultora junto a su esposa y profesora de Educación Física Loreley Anderegeen. La bautizaron Andergar SA, como una combinación de los apellidos de la pareja, y fijaron el domicilio de la firma en su casa, en el barrio Ombúes de Hudson.

Para cuando salió del Gobierno, Andergar SA había cambiado su objeto social para realizar actividades “comerciales, industriales, inmobiliarias y financieras”.

Vendedor de materiales eléctricos en San Nicolás, la familia de García Ramón expandió sus negocios durante el kirchnerismo. Su padre fundó una empresa agrícola, Val San SRL y en 2016, el exfuncionario se sumó al emprendimiento.

Hernán Camilo Gómez, exasesor del Ministerio de Planificación, creó una firma de insumos de limpieza para el abastecimiento de empresas, Pacheco Cleaning Group. Colocó como socia a su esposa, una maestra de Boulogne.

“Pacheco Cleaning Group es una empresa con amplia cobertura en insumos para limpieza orientada al abastecimiento a granel”, describe un directorio online que brinda un teléfono de contacto equivocado. La empresa declara como dirección el domicilio de Gómez.

Abogado y exdirector de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Planificación Federal, Rafael Llorens volvió a la actividad jurídica y asesoró a De Vido. Mantuvo una empresa ganadera y un emprendimiento de transporte de pasajeros. Su apellido volvió a sonar cuando su primo, Mariano Llorens, fue nombrado en la Cámara Federal de Comodoro Py, los mismos tribunales donde debió desfilar esta semana como detenido.

Martín Larraburu siguió en política. Acompañó al exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina al Senado, donde llegó a integrar la planta permanente.