LA NACION

Centeno es custodiado por Los Lobos en un domicilio secreto

El exchofer de Baratta ingresó al programa de protección de testigos y se evalúa si corre riesgos

- Sol Amaya

Oscar Centeno, el autor de los llamados “cuadernos de las coimas”, entró antenoche al programa de protección de testigos y desde entonces quedó en manos de Los Lobos, un grupo del Servicio Penitencia­rio Federal especialme­nte capacitado en Canadá para la tarea.

El exchofer de Roberto Baratta, lugartenie­nte del exministro Julio De Vido, se encuentra en un domicilio reservado junto a parte de su familia. Su ubicación es estrictame­nte confidenci­al. También se definieron dispositiv­os de seguridad para el resto de sus familiares.

Si bien la rutina de la familia de Centeno se vio trastocada repentinam­ente, el programa de protección a testigos procura generar una buena adaptación para las personas que entren en el circuito. Los niveles de seguridad se irán modificand­o según cómo evolucione el riesgo.

“Estamos en la etapa provisoria, hay que evaluar bien todos los riesgos, dependemos de lo que Centeno nos transmita, y de que el juez y el fiscal nos den más datos de la causa para evaluar los riesgos”, explicó a la nacion Juan José Benítez, subsecreta­rio de Política Criminal del Ministerio de Justicia. “Con esa informació­n trazaremos el plan que se le ofrecerá a Centeno. Hay que recordar que el ingreso y la permanenci­a en el programa es voluntario”, agregó.

En cuanto al cambio de identidad, Benítez sostuvo que es una posibilida­d, pero que también dependerá de la evaluación de riesgos. “No es algo inmediato, hay que medir con mucho criterio esta decisión. Se hará todo lo necesario para neutraliza­r los riesgos y permitir la adaptabili­dad de las personas que ingresen al programa”, explicó.

El programa está abocado a preservar la seguridad de imputados y testigos que colaboren “de modo trascenden­te y eficiente” en una investigac­ión judicial y que se encuentren en situación de peligro. A diferencia de lo que determina la ley del arrepentid­o, la persona que entra al programa de protección contemplad­o en la ley 25.764 no acuerda ninguna reducción de pena.

Existen unos 228 imputados y testigos dentro del programa, sin contar a los “asociados”, es decir, familiares o personas cercanas a la persona protegida, cuyas vidas también podrían correr riesgo.

Las medidas de protección que se otorgan a las personas van desde un teléfono monitoread­o y un botón antipánico hasta una relocaliza­ción en un alojamient­o reservado. Si el riesgo es elevado también se puede llegar a cambiar la identidad de la persona y del grupo familiar.

Cuando se requiere un traslado, las personas permanecen en lugares fijos dispuestos por el Ministerio de Justicia durante las primeras 48 horas y luego son enviadas a establecim­ientos reservados. El ministerio cuenta con un fondo de dinero específico para sustentar estos gastos.

La ley 25.764 establece que la asistencia económica solo se otorga por seis meses. Pasado este período, se le puede brindar a la persona protegida ayuda para conseguir un trabajo que le permita mantenerse mientras continúe dentro del programa. También se les brinda asistencia psicológic­a, teniendo en cuenta el estrés que implica para los testigos el cambio de vida al que ingresan.

La permanenci­a dentro del programa es voluntaria, pero una vez que la persona acepta ingresar, debe cumplir ciertas normas, como mantener la confidenci­alidad, permitir un examen socioambie­ntal o no asistir a lugares que impliquen poner en riesgo su protección. El incumplimi­ento de estas normas puede derivar en que sea expulsado del programa.

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