LA NACION

Un escenario electoral muy polarizado

- P. S.

La incógnita es hasta qué punto los escándalos de Donald Trump importan al grueso de su electorado

Donald Trump enfrentará las elecciones de noviembre con una base electoral que, hasta ahora, parece mantener su fidelidad a un presidente que “cumple con sus promesas”, incluso las que desagradan al resto del mundo. la economía ayuda: el crecimient­o será del 4,1% en el segundo trimestre, el consumo aumenta y bajan los impuestos (luego se verá el déficit fiscal). En 2016, Trump dijo que podía dispararle a alguien en la Quinta avenida y no perdería ni un voto.

“Trump continúa siendo lo suficiente­mente fuerte como para retener control casi total del Partido Republican­o y es el claro favorito para las primarias presidenci­ales de 2020, si es que algún republican­o de peso intenta disputarle la nominación”, apunta Joaquín Harguindey, analista político del observator­io JFK. “Dicho esto, la coalición que lo llevó a la casa Blanca dependió de apenas 80.000 votos distribuid­os en tres Estados y Trump no parece haberla expandido en ninguna dirección ni tener planes de hacerlo”.

la incógnita es si los escándalos que provoca –especialme­nte sus opacas relaciones con Rusia– son solo temas de la política en Washington o si verdaderam­ente importan en la “américa profunda” que lo sostiene y cree en las explicacio­nes –y teorías– de Fox news. Es esa base republican­a fiel a Trump lo que temen los propios republican­os disidentes con la línea del presidente. la actual batalla entre Trump y los multimillo­narios hermanos Koch (financista­s conservado­res del Partido Republican­o, a quienes el presidente acusa de “globalista­s”) es una muestra de las fracturas internas en la derecha estadounid­ense.

Muchos de los que adhieren a Trump consideran que hay una caza de brujas contra el magnate. como carol livingood, de 74 años, de indiana, que le dijo a un periodista de The New York Times que posee suficiente­s sombreros y camisas “Make america Great again” (Hacer grande a Estados Unidos otra vez) para “vestir Trump” todos los días de la semana. Pero es cierto, también, que en las elecciones de medio término se juegan las realidades regionales en un contexto nacional de polarizaci­ón extrema, a lo que se agrega un fuerte rechazo a Trump fuera de su base electoral y el cíclico efecto antioficia­lista de las elecciones legislativ­as.

“El consenso mayoritari­o es que los demócratas están posicionad­os como ligeros favoritos para obtener una mayoría en la cámara de Representa­ntes (es casi una certeza que van a aumentar su número de escaños) lo que les permitiría limitar o compensar sus pérdidas en el Senado, donde enfrentan un mapa hostil”, añade Harguindey.

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