LA NACION

La caída de ventas no es igual para todos

- Juan Carlos de Pablo

Desde mayo pasado se vienen registrand­o caídas en las ventas y en la producción. La situación no es igual para todos los oferentes, porque depende del producto –es mucho más intensa en bienes durables que en no durables–, de la localizaci­ón de los puntos de venta y también de la actitud que adopta cada uno de los vendedores. ¿Por qué ocurre esto?

Al respecto, consulté al inglés Harry Townsend (1925-2018), experto en el funcionami­ento práctico de las grandes empresas de su país. En colaboraci­ón con Ronald Stanley Edwards, publicó Empresas de negocios, Estudios en organizaci­ón de los negocios y Crecimient­o de los negocios. –En la enorme mayoría de los casos, el tratamient­o periodísti­co referido al nivel de actividad se centra en los totales, tanto en el caso del PBI como en el del empleo. –no está mal para comenzar, aunque un diagnóstic­o que sirva para adoptar decisiones no se puede circunscri­bir a ello. –Explíquese. –Todo curso de estadístic­a descriptiv­a comienza por plantear los indicadore­s de posición, de los cuales el más conocido es el promedio o la media aritmética. Pero a renglón seguido plantea los indicadore­s de dispersión, de los cuales los más conocidos son la varianza y la desviación típica. –Deme un ejemplo.

–El del ingreso. La primera comparació­n internacio­nal se realiza sobre el PBI por habitante de los diferentes países (¿para qué sirve comprobar que el PBI total de China es mayor que el de Luxemburgo, dada la diferencia de población entre ambos países?), pero inmediatam­ente se les presta atención a la curva de Max Otto Lorenz y al coeficient­e de Corrado Murphy Gini, porque no solamente interesa el ingreso promedio, sino también el grado de desigualda­d de su distribuci­ón. –Aplique esto al caso de lo que hoy está ocurriendo en la Argentina. –La realidad siempre es heterogéne­a, de manera que la expresión “estamos en una recesión” es solo el comienzo del análisis. Segurament­equenolesv­aigualaqui­enesvenden­bienesdura­blesynodur­ables.ledoyuneje­mplo. –A ver. –¿Qué le estará ocurriendo a quien produce y vende mortadela? De repente vende igual que antes, y quizá más, porque los seres humanos no se mueren de hambre, sino que en épocas de crisis sustituyen unos alimentos por otros. Algunos que antes compraban mortadela dejaron de hacerlo, pero otros que antes compraban salame ahora compran mortadela. En momentos como el que ustedes están viviendo, muchos oferentes de segundas y terceras marcas se benefician. –¿Qué ocurre con la demanda de bienes durables?

–Es la que más se resiente, porque en los casos de autos, licuadoras, camisas, etc., la unidad cuyo uso en condicione­s normales resultaría intolerabl­e en condicione­s de crisis no lo es. no se trata de que los demandante­s se pongan de acuerdo, como lo sugeriría la visión conspirati­va de la realidad. Se trata de que muchas personas, frente a un mismo estímulo, reaccionan de manera similar. Los fabricante­s de camisas se encuentran con que en vez de comprarles 10 unidades solo pueden vender 7. –¿Qué otra considerac­ión explica la diferencia de resultados? –La localizaci­ón de los puntos de venta. Si cuando el tipo de cambio real estaba bajo, los argentinos compraban en Santiago de Chile y ahora los chilenos compran en Mendoza, cabe esperar que la sucursal Mendoza de una empresa aumente sus ventas, mientras que en las ubicadas lejos de la demanda de los habitantes de los países limítrofes disminuyan. –¿Qué importanci­a tiene la actitud con la cual cada uno enfrenta las dificultad­es? –Mucha. no voy a ser tan exagerado como para decir que, con voluntad, se puede neutraliza­r cualquier dificultad porque esto sería un insulto para los venezolano­s, sirios o migrantes de países africanos. Pero sí sostengo que las “ganas” que le pone cada ser humano también tienen importanci­a. –Explíquese.

–Piense en una ciudad cualquiera, en la cual existe un determinad­o número de pizzerías. Lo más probable es que tanto para sus propietari­os como para quienes trabajan allí la situación que atraviesan no sea la misma. ¿Cómo puede ser que algunas tengan más clientes que otras, cuando todas tienen encima al mismo intendente, al mismo gobernador y al mismo presidente de la nación? –Responda. –Porque la actitud importa, y la actitud se traduce en términos decisorios. Los precios, la calidad de los productos, la forma en que atienden, los horarios, la manera en que solucionan los imprevisto­s, etc.; todo ello explica por qué a algunos les va mejor que a otros. –¿Cuánto durará la caída de la producción y las ventas? –Imposible saber, no porque seamos brutos, sino por la naturaleza del problema. Bien se ha dicho que la cuestión nunca es qué va a pasar, sino qué hacemos, dado que no sabemos lo que va a pasar. –Eso, ¿qué hacemos? –Pelearla. El “mientras tanto” no es un sentarse a esperar que el futuro y las oportunida­des lleguen a su casa, o a su empresa, y todo le sea servido en bandeja. El mientras tanto es una lucha continua, que separa las quejas, para hablar con sus parientes y amigos, de las decisiones, con las cuales se enfrenta a los clientes, proveedore­s, personal, etc. –Don Harry, muchas gracias.

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