LA NACION

Tras los atentados a la Justicia, matan a un testigo en la causa de Los Monos

La víctima, Diego Romero, recibió cinco tiros; fue uno de los primeros en contar cómo funcionaba­n los búnkeres de drogas

- Germán de los Santos

“Se pone en juego la institucio­nalidad. Estos hechos deben tener una respuesta dura, unánime y firme desde el Estado”

ROSARIO.– Uno de los testigos en el juicio contra la banda de Los Monos fue acribillad­o en la puerta de su casa. Dos sicarios en moto le asestaron cinco tiros anteanoche. El asesinato de Diego Romero se sumó a los ataques a balazos ocurridos el mismo día, más temprano, uno contra el Centro de Justicia Penal (CJP), donde se llevará adelante la apelación de las condenas a la banda el martes de la semana próxima, y el otro, contra el edificio donde vivía la jueza Marisol Usandizaga, quien ya sufrió dos atentados con disparos en propiedade­s de su familia en los últimos dos meses.

El crimen de Romero, ocurrido horas después del ataque al edificio judicial, incrementó la preocupaci­ón en Santa Fe. El gobernador Miguel Lifschitz alertó que “se está poniendo en juego la institucio­nalidad” y que estos hechos “deben tener una respuesta dura, unánime y firme de todos los sectores del Estado”.

Romero fue uno de los primeros testigos en la causa 913/12. El 11 de junio de 2013 se presentó en el Juzgado de Instrucció­n Nº 4, a cargo de Juan Carlos Vienna, dio un testimonio detallado de cómo funcionaba la venta de estupefaci­entes en los búnkeres que manejaban los Cantero y develó la trama de seis homicidios que hasta ese momento no tenían ningún imputado.

Romero, que cargaba con un abultado prontuario, cambió de parecer a la hora del juicio. En febrero pasado, cuando debía ratificar lo que había declarado en el expediente, dijo que no tenía nada para decir. No fue el único caso de testigos que se desdijeron a la hora de la verdad. Otras 11 personas se negaron a declarar por falta de garantías.

La ejecución de Romero, que se produjo anteanoche, cerca de las 22.30, se dio en un contexto atravesado por los ataques contra jueces y funcionari­os y edificios tribunalic­ios. El CJP fue blanco durante la madrugada del sábado de un ataque a balazos.

También fue tiroteada en pleno centro, a tres cuadras del Monumento a la Bandera, una propiedad donde vivía la jueza Usandizaga. Allí los atacantes dejaron un mensaje escrito en un cartón con la leyenda: “Con la mafia no se jode”.

Estos dos nuevos atentados se suman a los ocho que sufrieron, desde fines de mayo, los jueces Ismael Manfrín, Juan Carlos Vienna y la propia Usandizaga, y dos policías. Los ataques tienen un denominado­r común: todas las víctimas investigar­on o juzgaron a la banda de Los Monos.

Es el décimo atentado a balazos que se concreta desde el 29 de mayo pasado, cuando comenzaron los ataques contra los magistrado­s. No hay un solo detenido por estos hechos intimidato­rios, que empezaron a repetirse después de que los líderes de la banda de Los Monos fueron condenados por asociación ilícita y homicidios en un juicio llevado adelante en el fuero provincial.

Según las primeras evaluacion­es que hizo la Policía de Investigac­iones (PDI), dos hombres en moto realizaron ocho disparos contra los vidrios del nuevo edificio de la Justicia provincial. El atentado se produjo entre las 3 y las 4 de la madrugada y los disparos impactaron contra los vidrios del edificio.

Está previsto que en el edificio que fue baleado se realicen, a partir del 14 de este mes, las apelacione­s de las condenas que los jefes de la banda recibieron en abril. Ramón Machuca, alias Monchi, fue condenado a 37 años de prisión; su hermanastr­o Ariel Máximo Cantero, alias Guille, a 22 años.

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Marcelo manera El Centro de Justicia Penal de Rosario, objetivo de los últimos ataques

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