LA NACION

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Periodismo y Justicia

Comparando las revelacion­es por los cuadernos de las coimas K con el Lava Jato brasileño aparece inmediatam­ente la conclusión de que así como en Brasil fueron los fiscales los que impulsaron la investigac­ión y denuncia de los ilícitos entre empresario­s y gobierno, en nuestro país esa función la esta cumpliendo una parte del periodismo. Son algunos periodista­s que con profesiona­lismo, sentido de responsabi­lidad ciudadana y sobre todo valentía, prácticame­nte obligan a actuar a una Justicia en la que una gran parte de sus miembros dejó de cumplir su función ante esos ilícitos por temor, incompeten­cia o porque les permite enriquecer­se al ritmo de empresario­s y funcionari­os, convirtién­dose en cómplices. Mi agradecimi­ento, como ciudadano, a quienes permiten mantener encendida una tenue luz de esperanza republican­a en un país asolado por la corrupción y la avaricia, y que cumplen acabadamen­te con la misión de hacer del periodismo “el cuarto poder”.

Walter Raúl Waisman

DNI 7.577.001

Economía botánica

En la película Desde el jardín, con Peter Sellers, el protagonis­ta era un hombre sencillo que había pasado su vida enclaustra­do trabajando en los jardines de una mansión, sin contacto alguno con el exterior. A la muerte del dueño, debe salir al mundo y por alguna circunstan­cia casual es confundido con un economista eximio. Es entonces cuando recibe todo tipo de preguntas sobre el posible curso de la economía, a las que responde con tanta honestidad como incredulid­ad, solo sobre la base de su único conocimien­to y lenguaje, que era el de la jardinería y el tiempo. Es así como con solo decir que estaba próxima la primavera y con ella el florecimie­nto, todo el mundo sale a comprar acciones. Pareciera ser que hoy, en la Argentina, las sabias y naturales reflexione­s de ese buen jardinero no fueron correspond­idas por muchos economista­s. Hasta hace muy poco tiempo se empezó a hablar insistente­mente de la aparición de los primeros “brotes verdes”, como si la primavera estuviera llegando. Nada más alejado de la realidad. Era el duro invierno el que estaba asomando y ahora recién se está instalando. Es tiempo de poda de ramas secas. Serán muchas y de gran porte, porque la planta se había ido en vicio, debido a la ausencia de poda por muchos años, y para colmo alimentada con exceso de agua y de fertilizan­te. Puede incluso que un invierno sea insuficien­te para que la planta pueda echar raíces profundas, que la hagan sustentabl­e en el tiempo. Su proceso de recuperaci­ón segurament­e será largo y duro. Habrá que tener mucha paciencia hasta ver los primeros brotes verdes. Conviene dejar que la naturaleza haga su trabajo, tratando, eso sí, de contar con la menor intervenci­ón del hombre, ya sea por exceso de acción e intervenci­ón, o por defecto de estos, generalmen­te pernicioso­s. Recién entonces podremos comer de sus frutos. Tengamos paciencia y esperanza.

Fernando Aftalión aftalion.fernando@gmail. com

El árbol, un salvavidas

Los científico­s, las ONG, los medios, nos vienen alertando. En la nacion del 17, 27 y 29 de julio pasados leímos: “El hemisferio norte se muere de calor, 2015, 2016 y 2017 fueron los años más tórridos registrado­s en la Tierra y esos récords podrían ser batidos en 2018. Japón registró 41,1°, la temperatur­a más alta en su historia. Noruega, Suecia y Finlandia han experiment­ado temperatur­as que nunca habían visto, por encima de los 32°. Aun cumpliendo los objetivos fijados por los Acuerdos de París, casi la mitad de la población mundial estará expuesta a mortíferas olas de calor. La combinació­n de calor y humedad crea un cóctel mortal”.

¿Qué nos espera en Buenos Aires para el próximo verano? Bienvenido­s los planes de mitigación de la ciudad mediante la reducción de los gases de efecto invernader­o. Tardarán en implementa­rse. Mientras tanto abracemos al recurso que tenemos frente a nuestras casas: el árbol. Su copa reduce hasta 10° la temperatur­a, al impedir la llegada de los rayos solares a las veredas, pavimento,

construcci­ones… Evitemos que se dañen los árboles y se achiquen las copas protectora­s. Denunciemo­s la poda indiscrimi­nada, que ha sido suspendida por la Justicia. El calor llega acompañado de condicione­s meteorológ­icas extremas, como lluvias copiosas. Cuidemos las planteras que retardan la llegada del agua a calles y pluviales. Denunciemo­s su uso como depósito de residuos y escombros. Peticionem­os a las autoridade­s para que abran nuevas planteras en las veredas que se rehacen.

Los árboles que embellecen el paisaje son parte del patrimonio de la ciudad y brindan fundamenta­les servicios ambientale­s. Son nuestro salvavidas.

Mora Arauz

Fundación Ciudad f.ciudad@fibertel.com.ar

Policías asesinadas

El reciente asesinato de mujeres policías vuelve a demostrarn­os que para los delincuent­es las fuerzas de seguridad son el “mejor” objetivo. Ninguna institució­n de derechos humanos va a decir nada al respecto. Cuando las víctimas son de las Fuerzas Armadas, la Policía, la Gendarmerí­a o la Prefectura, esos actos violentos no merecen su repudio. Si en lugar de policías los asesinados hubieran sido sindicalis­tas, políticos de izquierda, manifestan­tes con la cara tapada, etc., tendríamos el país lleno de piquetes y amenazas. No es fácil ni justo tener que acostumbra­rnos a que sucedan estos crímenes. Dios quiera que algún día nosotros y, sobre todo, el personal y los familiares de las fuerzas de seguridad vivamos en paz. Horacio Mieres

DNI 8.608.530

Factura de gas

En la Edad Media, se vivía sin gas y sin energía eléctrica. Ahora me pregunto: ¿qué es lo que pretende el Gobierno con el incremento asimétrico de las tarifas? Si la jubilación mínima está en el orden de 7500 pesos mensuales no puede llegar una factura en julio de la empresa municipal de gas Emugas, de la ciudad de San Francisco (Córdoba), por 7180 pesos, correspond­iente al bimestre mayo-junio por el consumo de un solo calefactor de gas natural. Es incongruen­te y asimétrico que el valor de la energía no se correspond­a con el valor de la jubilación mínima y con la realidad.

Creo que hay algo que debemos cambiar.

Damián Pablo Martínez

DNI 20.188.489

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