Un desafío histórico que se modifica según el ámbito
Racing y River se preparan para el gran reto por el torneo continental; los millonarios se imponen en historial local, pero la Academia es una especialista en los mano a mano
El primer River vs. Racing de la historia se jugó hace más de 102 años, en la Dársena Sur del Puerto de Buenos Aires. Racing ganó 3 a 1. Se sabe: aquel cruce no marcó el historial. Desde ese partido de 1906 hasta este 2018, los de Núñez crearon una paternidad: 203 juegos con 96 victorias de River, 57 de Racing y 50 empates. Pero el historial tiene un asterisco: en el ámbito internacional el choque se vuelve más parejo, al punto que las definiciones directas siempre se las llevó la Academia y el millonario nunca pudo ganarle por la Copa Libertadores.
No bien el sorteo determinó que River debía jugar los octavos de final ante Racing, en Núñez se generaron dos marcadas líneas de pensamiento. La primera está ligada al duro escollo de afrontar un mano a mano frente a un equipo argentino, algo que el cuerpo técnico prefería evitar aunque eso implicase un nuevo viaje al exterior. La segunda, más optimista, es una idea que resuena y se repite con fuerza en las horas previas repletas de ansiedad: “Gallardo tiene la chance de levantar otro pagaré de la historia del club”.
Ganar por primera vez la Copa Sudamericana y la Recopa Sudamericana –en dos oportunidades–, conquistar la Copa Libertadores tras 19 años para volver a Japón, derrotar a Boca –dos veces– en un duelo eliminatorio internacional, vencer a Cruzeiro, la gran bestia negra, en Brasil y hasta ganarle a Boca por primera vez una final –la Supercopa Argentina 2017–. Todos hechos históricos y en su gran mayoría inéditos. Todas deudas saldadas en la historia de River de la mano del Muñeco.
El duelo copero que se inicia el jueves volverá a tener esa particularidad. Ese intenso sabor a posible revancha, a oportunidad única. Una razón más para seguir intensificando las ganas, el deseo, la motivación después de cuatro años con ocho títulos en once finales jugadas: el millonario está ante las puertas de dejar en el pasado las heridas que Racing le supo causar en las competencias sudamericanas.
Además de estar frente a la chance de marcar un nuevo hecho histórico, para Gallardo también será un duelo particular: en el último duelo por la Copa de 1997, a la que River ingresó directamente en octavos por ser el último campeón, el Muñeco marcó uno de los tres tantos de River en el Cilindro pero luego vio la roja en la noche de la eliminación en el Monumental.
River le lleva 48 partidos de ventaja a la Academia en primera división desde el profesionalismo, la diferencia más abultada entre los grandes: de los 173 partidos, suma 89 victorias, 43 empates y 41 caírie das. Pero en los enfrentamientos internacionales la historia cambia. Más allá de que disputaron 14 partidos, con cuatro victorias por lado y seis empates, las definiciones directas siempre se inclinaron hacia el Sur: los de Avellaneda se impusieron en las semifinales de la Supercopa 1988 (2-1 de local y 1-1 de visitante), en los octavos de final de la Libertadores 1997 (3-3 y 1-1 con victoria en los penales en el Monumental) y en los octavos de final de la Sudamericana 2002 (1-0 en el Cilindro y 0-0 en Núñez), además de ganar dos partidos y empatar otros dos entre la primera y segunda fase de la Libertadores 1967, la única que alzó. Así, el millonario nunca pudo ganarle en la Libertadores (dos empates y cuatro derrotas) y solo festejó en enfrentamientos por fase de grupos: se impuso en los dos duelos de la Supercopa 1997 (3-2 y 3-2) y la Mercosur 1999 (4-0 de local y 1-0 de visitante).
Del otro lado
En la mitad celeste y blanca de Avellaneda sobrevuela un leve optimismo desde que el sorteo mostró el cruce ante River. Las primeras muestras llegaron por las redes sociales: Ricardo Centurión, marcado por su paso por Boca, festejó la noticia y la cuenta oficial del club rememoró aquel triunfo por penales de 1997. Rubén Capria, que marcó su penal en aquella se- en el Monumental, también lo recuerda: “Fue un cruce muy lindo. Éramos dos equipos que íbamos al frente, creo que ahora se puede repetir algo de eso. River tenía un equipazo. Y nosotros también: nunca campeonamos, pero fuimos segundos en el 95, terceros en el 98 y llegamos a semis de Copa en el 97”. El Mago le resta importancia a la paternidad invertida en los cruces coperos: “Nunca le di bola a eso. El fútbol son sucesos independientes. Por ahí un poquito te puede condicionar, pero más te condicionaba el equipazo que tenía River”.
Como atajo a la ilusión, en la Academia se agarran de un dato: las dos veces que levantó un título continental (Libertadores 1967, Supercopa 88) apareció River en el camino. En 1967, el cruce fue por la fase de grupos: 0 a 0 en el Monumental y 3 a 1 en el Cilindro. En 1988 fue por las semifinales: con un cabezazo agónico de Néstor Fabbri, Racing pasó a la final. En un principio, lo único que había causado cierta preocupación era el antecedente reciente de la derrota por 2 a 0 en Avellaneda, con Franco Armani como la gran figura. El casildense es el verdugo de Eduardo Coudet, aunque en la última conferencia de prensa el entrenador quiso dar por finalizada esa novela: “A Armani ya lo llevamos al Mundial. Ahora ya está. La historia es otra y vamos a querer escribirla de otra manera”.