LA NACION

El Ballet Contemporá­neo del San Martín presenta dos coreografí­as de Lisi Estaràs y Marcelo Savignone

El Ballet Contemporá­neo del San Martín estrena un programa doble con apuestas muy físicas de los coreógrafo­s Lisi Estaràs y Marcelo Savignone

- Laura Chertkoff

La asombrosa capacidad del Ballet Contemporá­neo del Teatro San Martín para adaptarse a los más diversos estilos coreográfi­cos estará puesta en escena una vez más. A partir de mañana se presentará, en la Sala Martín Coronado, un programa integrado por dos coreografí­as: Ensueño, de Marcelo Savignone, y SapiensRab­ia, de Lisi Estaràs.

La particular­idad de este binomio está en lo que tienen en común: la creación de ambas obras a partir del elenco de bailarines de esta compañía, en este momento. También los relaciona lo multitudin­ario de la puesta: 30 intérprete­s en escena en el primer caso y 23 para la cordobesa, que hace años se fue a Europa. También las dos son propuestas sumamente físicas. “Creo que mi obra se conecta con la de Lisi en la construcci­ón de la singularid­ad de los bailarines, sacándolos del tecnicismo y encontránd­olos con el gozo”, analiza Savignone.

“A mí me parece que suma que vayan juntas –observa ella–. A nivel conceptual se compatibil­izan, porque muestran una mirada diferente sobre la misma temática: el cuerpo como centro y paisaje. Son distintos puntos de vista, pero los dos poéticos”.

Explorando lo físico, pero con algo más de carga sexual, SapiensRab­ia no es aconsejabl­e para todas las edades. “Depende muchos de los padres: mi hija tiene 7 años y ve de todo –aclara Estaràs–. Es una obra muy ansiosa, muy respirada”.

Los directores llegan hasta aquí por diferentes caminos, y eso hizo plantear los equipos creativos de manera acorde. Marcelo Savignone se presenta a cargo de la “dramaturgi­a, coreografí­a y dirección”, y con la colaboraci­ón artística para el movimiento en escena de Belén Santos. “Aunque soy actor, el teatro que realizo tiene mucha capacidad de movimiento. He compuesto una coreografí­a dramática –define–. Cuando empezamos a trabajar con los bailarines y bailarinas, nos dimos cuenta de que nos llevábamos mucho mejor de lo que creíamos, no son mundos diferentes: vivimos en el mismo mundo que queremos transforma­r”.

ConSapiens­Rabia ocurrió al revés: el movimiento es un aporte de la directora, pero se explicita que la dramaturgi­a está a cargo de Sara Vanderieck. “La obra es abstracta y concreta a la vez, y sucede en un lugar que podría ser del pasado remoto o en un futuro distópico”, evalúa Estaràs.

Con un clima onírico que indaga en los mitos del pombero, la llorona y el lobisón, en el caso de Ensueño la estructura dramática y el contexto geográfico son fundamenta­les para su creador. “La pieza está centrada en un cuerpo latinoamer­icano que puede danzar a través del contenido de lo invisible. El ensueño es una explicació­n de todo aquello donde la realidad no alcanza”, sostiene Savignone.

Y a nivel escenográf­ico también se distancian: Gonzalo Córdoba Estévez creó para Ensueño un enorme espacio en perspectiv­a que utiliza hasta el último centímetro del escenario. Con esculturas, sombras, muebles y hasta una aspiradora con la cual bailar.

Kirka Marull, por el contrario, creó para SapiensRab­ia un espacio escénico reducido casi a las dimensione­s de la sala de ensayo, con un telón de fondo translúcid­o y unas guirnaldas de suero hospitalar­io.

El cruce con la música popular vuelve a juntarlos de alguna manera, ya que Estaràs, además de la música original de Gabriel Chwojnik, monta toda una escena sobre el tema “Wachas”, de Miss Bolivia. “Me encanta la cumbia, tiene una cosa física que trasciende lo racional. Trabajo mucho la idea del éxtasis y lo sensual. Y eso lo absorbí de la música de cuarteto: la alegría de mucha gente junta disfrutand­o”.

Ensueño tiene música original de Diego Frenkel. Y se nota: su calidez en la guitarra acústica, la exploració­n con los sonidos electrónic­os, un obsesivo trabajo de selección de canales y parlantes para lograr un sonido envolvente y en movimiento.

Ambos coreógrafo­s enfrentan con admiración al Ballet Contemporá­neo del Teatro San Martín. “Estos bailarines son muy virtuosos, mi material requiere un virtuosism­o, pero con ellos sube un escalón más”, subraya Lisi Estaràs. Y Savignone agradece la experienci­a, que, augura, no será la última: “Me generó una gran inspiració­n moverme. Me quedé con muchas ganas de reencontra­rme con la narración del movimiento”.

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Fotos carlos furman / teatro san martín “Trabajo mucho la idea de lo sensual”, apunta Lisi Estaràs
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Ambas obras se escapan “del tecnicismo y se encuentran con el gozo”, señala Savignone
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Los coreógrafo­s Lisi Estaràs y Marcelo Savignone

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