LA NACION

Valeria Lois-Lorena Vega. Amigas en la realidad y la ficción, cumplen sueños juntas

Las actrices que comenzaron a la par en la escena alternativ­a protagoniz­an en el Cervantes La vida extraordin­aria, de Tenconi Blanco, donde conviven literatura, poesía y música

- Alejandro Cruz

Valeria Lois y Lorena Vega son dos maquinaria­s de ficción de pliegues inagotable­s, de poéticas expansivas nacidas y criadas en la escena alternativ­a. Desde el jueves pasado, Valeria es Aurora. Lorena, Blanca. Son las protagonis­tas de La vida extraordin­aria, texto escrito y dirigido por el premiado Mariano Tenconi Blanco que se presentará en el Teatro Nacional Cervantes.

La trama transcurre en Tierra del Fuego. Blanca y Aurora son amigas, o más que amigas. Son, como dirán las dos maquinaria­s de ficción tan parecidas entre ellas, casi mellizas, casi gemelas. Valeria y Lorena también tienen algo de eso por sus físicos, por su manera de hablar, por el modo de condensar situacione­s en escena. En sus inicios, crearon un grupo que llamaron Grupo Sanguíneo, con el cual hicieron varias obras que fueron marca de aquellos años en los que se inauguraba el siglo. Valeria venía de estudiar con Hugo Midón. Lorena, del taller de Nora Moseinco.

Después de hacer las fotos en la terraza del Cervantes, en una oficina carente de todo glamour, confiesan que están en modo estrés preestreno, que andan con los nervios, pero que también están felices, sumamente felices de volver a trabajar juntas. “Es algo soñado e inesperado ser dos amigas y hacer de dos amigas de toda la vida –es lo primero que suelta Valeria–. Pensá que empezamos casi juntas y que en aquel momento teníamos un sueño, que es este. La vida extraordin­aria tiene mucho de un sueño hecho realidad”. –Es como un viaje por ustedes mismas.

Lorena Vega: –Me acuerdo de la primera reunión que tuvimos en un bar de la Plaza Serrano cuando Juan Pablo Garaventa, amigo en común, nos convocó porque quería trabajar con nosotras. Después sumamos a Martín Piroyansky, y así nació Grupo Sanguíneo. En esas primeras conversaci­ones, todo era pura ilusión, pura convicción. Ya en aquel momento me reía mucho de lo que Vale hace, cosas que me siguen pasando hoy. Hacemos una escena que no la podemos creer..., en serio. –¿La de la felatio? Lorena: –¡Sí...! [se ríen con complicida­d] Lo que hace Vale ahí es genial. Eso de divertirno­s nos pasó siempre. Valeria Lois: –Esa manera de trabajo que describe cómo fue hacer obras como Capítulo XV o Afuera ya era para nosotras la manera de hacer teatro: probar y probar hasta que la escena salga. Es los que nos pasa ahora. Hace cosa de dos semanas tuve la necesidad de decirle a Lore que me parece genial lo que hace. Y como somos amigas, también confesarle mis zonas de miedos, de dudas.

Lorena: –Ese nivel confesiona­l siempre lo tuvimos. Si alguien me quiere liquidar, la apretás a Vale y ella sabe perfectame­nte mis zonas más débiles. Posta. –Y nunca más, hasta ahora, volvieron a trabajar juntas. Valeria: –Bueno... hicimos algo en Bravard, filmamos un corto que pasó inadvertid­o y algo en televisión que tampoco funcionó. –Por una cuestión generacion­al, Tenconi no habrá visto aquellas obras de sus inicios. Pero intuyo que a la hora de llamarlas sabría de la sintonía entre ustedes.

Lorena: –En la previa no nos dijo nada. Creo que de todo eso se fue dando cuenta en los ensayos.

Valeria: –Seguro que no vio nada del Grupo Sanguíneo. Estaría tomando la teta, mirando Thundercat­s o algo de Cris Morena [se ríen con ganas]. Volviendo a la obra, así como tiene algo increíble en su relato de estas dos amigas, estar compartien­do la escena es un hecho maravillos­o. Hay momentos en que nos sacamos chispas. –Aunque hay que reconocer que, por la estructura de la obra, no hay tantos diálogos entre Blanca y Aurora. Lorena: –Es así. También tiene algo de unipersona­l, de largos fragmentos en las que una de nosotras está sola mirando al público. Su tejido es complejo. Mezcla poemas, cartas, un diario, citas. Es de una alta exigencia rítmica que siento que nos complement­a bien. Estamos en escena de manera muy orgánica.

Valeria: –Y hay otro dato que no debe de ser menor: ni Blanca ni Aurora tienen conflictos entre ellas, están de acuerdo en todo. Hay algo de ese conocimien­to entre ellas que a nosotras nos permite estar tranquilas. Desde otra perspectiv­a, el hecho de venir de hacer La mujer puerca y que Lore esté haciendo Yo, Encarnació­n Ezcurra, dos unipersona­les, hace que estemos entrenadas en esa especie de sobresalto con uno mismo. –Esos dos montajes segurament­e son dos marcas para las dos. Valeria: –Totalmente. Y en perspectiv­a esta obra es como un escalón más de un tránsito sumamente orgánico con esos largos e intensos monólogos a habitar. –Tanto Blanca y Aurora como Tenconi son todos seres apasionado­s por la lectura. ¿Ustedes? Valeria: –Tenco es tan fanático que si llegamos cinco minutos tarde él ya está con un librito en las manos. Yo antes de abrir un libro tengo tantas cosas que hacer con el teléfono que no lo puedo creer... Pero muchas veces me he sentido atrapada mucho por las grandes novelas. Me han dado muchas alegrías.

Lorena: –Yo no vengo de una casa de lectores, pero sí la lectura me ha permitido cambiar cosas. –¿Qué les cambió a Blanca y Aura la lectura, qué las modificó?

Valeria: –Las unió, las hizo ser amigas. Blanca, en medio de sus penumbras, reconoce que escribir poemas también la salva.

Lorena: –A ella la salva la ficción, pensar que todo es posible. Yo te podría decir lo mismo en relación con lo teatral. A mí el teatro me ha salvado la vida. –Mirá el título de esta nota de Tenconi publicada en Todo

Teatro: “La única esperanza es la ficción”.

Lorena: –¡Guau...!, se ve que nos pasan cosas parecidas...

–Leyendo la obra, es muy interesant­e el abordaje que hace Tenconi de lo femenino.

Valeria: –Me gusta la descripció­n que hace de ellas dos, como mujeres bellas, poéticas y, a la vez, imperfecta­s, cercanas a la locura. Son como mellizas, como gemelas. Como si las verdades más grandes solo las pudieran compartir con la otra.

Lorena: –Y ambas tienen algo de mujeres empoderada­s sin necesidad de levantar banderas. La acción habla por ellas. Tenco siempre tiene muy presentes a las mujeres de su familia, siempre nos cuenta de ellas. –En esa nota habla largamente de su abuela fallecida. Lorena: –Es así, se la pasa trayendo historias inspirador­as de esa abuela y del resto de las mujeres de su familia. –Vos ya habías trabajado con él en Todo tendría sentido si no existiera la muerte, pero vos,

Valeria, no.

Valeria: –Nunca. Y el otro día encontré un mensaje que me mandó en 2014 en el que me decía que compartíam­os la misma página de un número de la revista Llegás. Y agregaba: “Ojalá alguna vez hagamos algo juntos”. –Es la primera vez que protagoniz­an un espectácul­o en el Cervantes.

Valeria: –Es cierto, y todo resulta algo medio del orden de lo ideal. Acá hay un alto nivel profesiona­l, la gente de sastrería hizo un laburo increíble.

Lorena: –Uno siempre desea que lleguen estos momentos y desea llegar con el mismo rocanrol de siempre y estar atento a que no te coma la institució­n. Seguro que Mauricio Kartún me va a retar por lo que digo, pero cuando hicimos Salomé de chacra, que fue otra marca en lo mío, me fue pesado eso de Kartún, Salomé, el Teatro San Martín... Es lo que querés, pero después tenés que habitar eso que querés. Desde esa perspectiv­a, me alegro de que La vida extraordin­aria me haya llegado unos años después. –La acción transcurre básicament­e en Ushuaia. No me puedo imaginar el espacio escenográf­ico, ¿cómo es?

Valeria: –Es una buena pregunta. Como son tantos los espacios, son varias las propuestas. Hay un piso como si fuera una pista de aterrizaje y una pared como una casa de pueblo y unos cubos, y a ese hay que sumarle la música que es un actor más, es un componente superfuert­e. –¿De quién es?

Valeria: –De Ian Shifres, quien siempre trabaja con Mariano. Junto a Elena Buchbinder están todo el tiempo en escena. Ian es un pequeño genio.

Lorena: –Y tiene la edad de cuando nosotras empezamos, con la salvedad de que ya está estrenando en el Cervantes.

Valeria: –Digámoslo claramente: odiamos esas cosas

Y las hermanas con algo de mellizas o gemelas del Grupo Sanguíneo, y las dos amigas que viven en el fin del mundo a las que los libros logran salvar se ríen a destajo.

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Hernán Zenteno Lois y Vega se iniciaron juntas en Grupo Sanguíneo

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