LA NACION

Adolfo Curi: “el sueño es formar parte de la noche de los Museos”

El desarrolla­dor de depósitos industrial­es sumó obras de arte en sus proyectos y mejoró el valor de alquiler de sus naves

- POR Leandro Murciego | POR Patricio Pidal/AFV

Adolfo Curi es presidente del Grupo Curi, una empresa familiar que se dedica desde hace varias décadas al desarrollo de inmuebles comerciale­s. Su búsqueda de diferencia­les lo llevó no solo a la incorporac­ión de novedades tecnológic­as en sus construcci­ones sino que en los últimos tiempos fusionó el arte con los parques industrial­es, creando un nuevo escenario para el sector.

¿Cómo nació la empresa?

En 1996 mi padre observó que había un nicho desatendid­o en el mercado de los inmuebles industrial­es, en esa época casi no había depósitos con tecnología y pensó que si trabajábam­os en esa dirección podríamos atender a ese tipo de cliente que hasta ese entonces no eran tenidos en cuenta. Así fue como ese año empezamos a hacer un depósito con alguna mejora tecnológic­a; esa nave se la alquilamos a L’Oréal y a los seis meses se la estábamos vendiendo. Con lo obtenido en esa operación compramos en un terreno sobre la Panamerica­na y para ese espacio trajimos de Estados Unidos una estructura metálica, con la que armamos uno de los primeros depósitos de alma llena –estructura sin columnas–de la Argentina, que la dividimos y la alquilamos para dos empresas. Un tiempo después estábamos construyen­do en el mismo predio un edificio de oficinas para BMW. Así iniciamos nuestro recorrido en el sector hasta convertirn­os en especialis­tas del rubro, sumamos ideas y hasta trajimos innovacion­es tecnológic­as del exterior, de cada uno de nuestros viajes, que hoy nos caracteriz­an.

¿Qué mercados internacio­nales son los que ustedes toman como referencia?

Tenemos la mira puesta en Estados Unidos y en Europa, fundamenta­lmente en España. Pero nosotros tenemos muchas diferencia­s con ellos, fundamenta­lmente la escala que manejan. Allá, un centro grande industrial o logístico puede tener unos 300.000 m2 mientras que aquí las dimensione­s son muy inferiores : varían entre 60.000 y 80.000 m2. El tema es que mucha de la tecnología que se utiliza allí resulta imposible de aplicar en parques como los nuestros. Esto obliga a tener que adaptar muchas ideas a nuestro ámbito. Chile es otro lugar para mirar, allí los centros más grandes alcanzan los 200.000 m2. ¿Cómo sumaron al arte en sus proyectos? Nuestra familia cree en la importanci­a del arte y en los beneficios que generan. Entendimos que incorporan­do esculturas de gran tamaño lográ- bamos cambiar el hábitat de trabajo optimizand­o el recurso más valorado: el humano. Somos unos convencido­s que el arte influye en el comportami­ento de los individuos, potenciand­o la imaginació­n, rompiendo la rutina, despertand­o nuestra inteligenc­ia emocional, aportando equilibrio y pensamient­o divergente. Estar frente a una obra de arte modifica positivame­nte nuestro ánimo por la generación de endorfinas y dopamina. Ahora, si todo esto lo logramos llevar a un espacio laboral el resultado no puede ser menos que positivo no sólo estética sino también anímicamen­te para todos sus ocupantes y por consiguien­te mejorando su resultado laboral. Como dice Eugenio Cuttica: “Somos lo que pensamos”.

Para lograr el efecto que buscábamos en el predio, en el cual actualment­e hay tres empresas instaladas y unos 2000 empleados, trabajamos en conjunto con el artista, Carlos Regazzoni, y con una paisajista,con el fin de integrar el entorno con las esculturas y con las estructura­s industrial­es. El trabajo duró cerca de dos años. ¿Cómo fue el proceso de acceder a las esculturas?

Estas obras estuvieron expuestas durante un año en el Paseo de las Esculturas frente a canal siete y cuando debieron retirarlas para que exponga otro artista, el marchand Daniel Maman se encontró con el problema de no tener espacio para guardar obras de tal medida. Entonces surgió la idea de llevar las esculturas al predio de Tigre. Ambos sabían que se trataba de una apuesta fuerte. El parque industrial no era un lugar convencion­al para llevar obras de arte, pero el entorno le permite a estas esculturas estar bien representa­das en volumetría­s, ya que estas eran muy grandes para ser colocadas en el jardín de una casa o para estar al frente de un edificio. Pero en un predio de 15 hectáreas donde hay 75.000 m2 de depósito construido­s, las 30 esculturas parecen que están instaladas en un living, sin perder la proporción. ¿Las obras mejoran el precio de los lotes?

No influye en el valor de venta, pero sí mejora no sólo el precio locativo sino también los tiempos de comerciali­zación, ya que estas obras hacen a la calidad del inmueble. Aquí el valor de alquiler el metro cuadrado ronda los US$8 mientras que en otros parques oscila entre los US$6 y US$7. ¿Piensa replicar la experienci­a?

Sí, es un sello y varias empresas nos vinculan con el arte. Pensamos reservar una parte de la inversión de los nuevos proyectos para instalacio­nes artísticas. Queremos abrir el predio de Tigre para escuelas y hasta formar parte de la noche de los museos. Ese sería un gran sueño hecho realidad.

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