LA NACION

Identifica­n el arma que se usó para matar a una policía

Es un revólver .357 secuestrad­o a uno de los dos detenidos por el crimen

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Un peritaje balístico confirmó que el revólver secuestrad­o a uno de los delincuent­es acusados de haber participad­o del homicidio de la policía Lourdes Espíndola fue, efectivame­nte, el arma que se usó para concretar el crimen a metros del peaje del Acceso Oeste, en Ituzaingó, al anochecer del sábado 28 de julio pasado.

Así lo informaron a la nacion calificada­s fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense. Se trata de un revólver calibre .357 Taurus secuestrad­o durante la detención de Jorge Pablo Di Blasi, de 37 años, uno de los sospechoso­s apresados por el asesinato de la oficial. Ese revólver tenía cinco proyectile­s intactos y una vaina vacía en el tambor. La semana pasada, en una rueda de reconocimi­ento, Di Blasi había sido señalado como el presunto autor material del disparo homicida.

“El cotejo entre proyectil calibre .38 Special extraído en la operación de ablación de órganos de quien en vida fuera la oficial Lourdes Espíndola, y la muestra testigo obtenida a partir del proyectil calibre .38 Special lanzado [sic] por el revólver calibre .357 N° QC505837 marca Taurus incautado en la causa arrojó resultado positivo”, suscribier­on los peritos balísticos en su informe, según explicaron las fuentes consultada­s.

Espíndola, que tenía un hijo y estaba en pareja con otro policía bonaerense, había entrado en la fuerza de seguridad provincial hace tres años y cumplía tareas de policía adicional en el peaje Quintana B del Acceso Oeste, mano a la Capital.

El sábado de la semana pasada, a las 18.45, tras haber completado el servicio de vigilancia adicional, esperaba en una parada de ómnibus, a metros de la colectora del acceso y la calle Quintana, la llegada de un colectivo para emprender el regreso a su casa, en Berazategu­i. Ya había oscurecido y llovía sin pausa. Lourdes vestía su uniforme.

En esas circunstan­cias, según tres testigos que estaban en la misma parada, un auto dobló de contramano, dio intempesti­vamente una vuelta en U. Se bajó un sujeto que, sin darle tiempo a nada a la oficial, le disparó. El tiro la alcanzó en el cuello, justo por encima del chaleco antibalas, y le cercenó la carótida. Mientras se desangraba, Espíndola alcanzó a enviarle a su marido, Fernando Altamirano, un dramático mensaje de audio de WhatsApp: “Me dieron un tiro, me muero, me muero”.

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